Felisa descubrió que su nieta había sido violada; su madre se la arrebató y desconoce su paradero

Felisa tuvo muchas trabas para denunciar, primero por ser de Toluca, pues le dijeron que la FGE sólo atendía a poblanos

Alba Espejel / El Sol de Puebla

  · miércoles 13 de noviembre de 2024

Felisa notó rara a su nieta y cuando entró a bañarse vio que sus partes íntimas estaban lastimadas. Foto: Alba Espejel / El Sol de Puebla

Felisa notó rara a su nieta y cuando entró a bañarse vio que sus partes íntimas estaban lastimadas. La llevó a la Fiscalía de Género, le hicieron las pruebas correspondientes y la menor confesó que había sido violada por su padrastro. Al principio le dieron la custodia a la abuela, pero después, la mamá de la niña se la arrebató y hoy desconoce su paradero.

Felisa Ángeles Torres con apoyo de la Colectiva Mujeres por el Derecho al Cuidado y una Vida Libre de Violencia, dieron a conocer su caso para que la Fiscalía General del Estado (FGE) y el Gobierno de Puebla, la ayuden a rastrear a la menor, pues teme por su seguridad.

➡️ Únete al canal de El Sol de Puebla en WhatsApp para no perderte la información más importante

¿Qué fue lo que ocurrió?, Felisa es originaria de Toluca y visitó Puebla para pasar unos días con su hija y su nieta, sin embargo, al llegar se dio cuenta que su hija tenía una relación con un hombre de profesión hojalatero y que pasaba gran parte de su tiempo en este lugar. Al principio no vio banderas rojas, pero con el tiempo no le dio buena espina.

Juan Francisco N. es sentenciado por abusar sexualmente de dos menores. Foto: FGE Puebla

Su hija le dijo que cuando no podía cuidar a la niña de 7 años, le pagaba 100 pesos a su pareja sentimental y la iba a dejar al taller de hojalatería ubicado en Cuautlancingo, situación que a la abuela no le gustó. Además, este hombre “se paseaba” dentro de la casa en ropa interior y cuando la abuela lo vio, ofreció una disculpa, pero este acto le hizo pensar que era una actitud cotidiana.

En una ocasión, la abuela y la niña se quedaron solas en la casa y notó que su nieta tenía un olor peculiar, por lo que pidió que se fuera a duchar. Cuando la niña ingresó al baño, notó que estaba lastimada en toda la parte inferior de su cuerpo y al revisarla, encontró liquido muy parecido al semen.

La llevó a la Fiscalía de Género, le hicieron las pruebas correspondientes y durante este proceso la niña aceptó que su padrastro, Armando N., la violó sexualmente y no sólo en su casa, sino en su taller de hojalatería.

Felisa tuvo muchas trabas para denunciar, primero por ser de Toluca, pues le dijeron que dicho organismo sólo atendía a poblanos y luego porque supuestamente los hechos habían ocurrido en Cuautlancingo, no en la capital. Esto, aunque el organismo es estatal, no municipal.

Después de estar conviviendo, un sujeto aprovechó cuando su amiga acudió al baño para amagarla y violarla. Foto: Fiscalía Puebla

Pese a todas las trabas sin sentido, emitieron la denuncia y en un primer momento permitieron que la niña se fuera con su abuela. Ella decidió llevársela a Toluca para que pudiera superar el trauma, pero a los pocos días, el hijo de Felisa fue atropellado y murió, lo que vino a desencadenar otras problemáticas.

Al funeral llegó la mamá de la niña y le dijo que se la iba a llevar a Puebla, ya que el presunto agresor nunca fue llamado a comparecer ni fue detenido por la Fiscalía a pesar de que las pruebas acreditaron la agresión. Incluso, la mujer aseguró que ya lo había dejado y que tenía una nueva pareja.

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo

Felisa se regresó a Puebla al mismo tiempo que su hija, así como su nieta y acudieron de nueva cuenta a la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Violencia de Género contra las Mujeres, en donde le dijeron que la menor se iría con su madre. La abogada Aurora Altieri Sánchez fue quien permitió que se llevaran a la niña pese que pidió a gritos que no lo hicieran.

La abuela pidió apoyo del DIF, pero le dijeron que no podían hacer nada y hoy, desconoce el paradero de la menor, pues en donde solían vivir ya no se encuentran. Felisa sólo quiere que la ayuden a dar con el paradero y que le aseguren que la niña ya no será violentada.