/ jueves 6 de abril de 2023

Fisioterapia, carrera en auge entre los jóvenes poblanos

Desde la apertura de la carrera de Fisioterapia se convirtió en una de las profesiones más demandas en las universidades de Puebla

El estado de Puebla es sede del primer programa universitario de Fisioterapia del país. Desde el 2001, cuando la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) abrió por primera vez sus puertas a los aspirantes de esta licenciatura, la carrera se posicionó entre las cinco con mayor demanda de ingreso en esa casa de estudios, lo que se ha replicado desde entonces y hasta ahora en las instituciones de educación superior que ofrecen esta especialidad.

“Una especialidad médica a bajo costo”, es como se conoce a esta carrera, que otorga conocimientos para prevenir, recuperar y tratar las lesiones del cuerpo mediante diversas técnicas. Permite abundar además en todos los conocimientos físicos. Por ello, un egresado en fisioterapia domina áreas de fisiología, bioquímica, inmunología, física, anatomía y más, coinciden autoridades académicas de instituciones de la BUAP, la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), la Universidad del Valle de Puebla y el Instituto Profesional en Terapias y Humanidades (IPETH).

Los costos de esta licenciatura, tanto en instituciones públicas como privadas, son bajos, en comparación con otras carreras del área de la salud, afirma Karla Rojas, coordinadora de Fisioterapia en la UVP. Durante el primer año, el gasto promedio que un alumno realiza en materiales básicos de aprendizaje (estetoscopio, cinta métrica y manómetro) es de 500 pesos. En tanto, el costo de las colegiaturas por semestre, en una universidad particular, oscila en 24 mil pesos.

Al terminar los cuatro o cinco años de estudios (de acuerdo a la universidad), un egresado que busca montar su propia clínica de fisioterapia debe invertir al menos ocho mil pesos para la adquisición de equipos y maquinaria, una cifra baja comparada con el gasto que realizan otros especialistas cuando emprenden su propio negocio, por ejemplo, Odontología, que supera los 100 mil pesos de inversión.

Además, los egresados pueden laborar en el sector de salud público o privado, e incluso, dedicarse a la docencia o investigación. “La principal herramienta del fisioterapeuta son sus manos”, expone la gerente de Educación Continua del IPETH. Por ello, en cada proceso de admisión, al menos tres mil aspirantes buscan estudiar esta licenciatura en las distintas universidades del estado que la ofrecen dentro de sus programas de estudio.

La entidad poblana tiene la mayor oferta de programas de fisioterapia del país, registrando cerca de 30, mientras que otros estados poseen hasta cinco de ellos, subraya el coordinador de esta licenciatura en la UPAEP.

Respecto a la deserción escolar anual, gracias a los costos accesibles, el bajo número de herramientas requeridas y los programas de estudio que ofrecen las universidades en la capital, el porcentaje es limitado, situado por debajo del 10 por ciento.

Alta demanda

En Puebla existen cerca de doce mil estudiantes activos en esta licenciatura, distribuidos en al menos 30 escuelas de nivel superior que ofrecen este programa en el estado. Por ello, esta carrera está posicionada entre las cinco con mayor demanda de ingreso a nivel estatal, detalla Jaime Rebollo Vázquez, coordinador de Fisioterapia en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

En el caso particular de la máxima casa de estudios, la primera institución del país en egresar especialistas de esta área, únicamente 200 alumnos pueden ingresar cada año, sin embargo, hasta tres mil 500 aspirantes buscan un lugar para estudiar esta carrera en cada periodo de admisión, quienes al no quedar seleccionados se integran a los programas de otras universidades, explica Rebollo Vázquez.

“Fisioterapia se convirtió en una oferta innovadora y atractiva para los chicos, aunque este programa ya existía, pero dentro de hospitales, y fue hasta el 2001 que la BUAP abrió sus puertas que creció la demanda, por ahí del 2005 ya teníamos tres mil aspirantes y solo 120 lugares”, señala.

El coordinador de la BUAP presume a esta carrera como de las mejores a nivel nacional y con mayor crecimiento. Desglosa que hasta 2004 aceptaban a 40 alumnos, posteriormente, en 2006, a 60; en 2007, a 80, y desde el 2008 a la fecha se ha mantenido en 200, cupo que no amplían por la infraestructura y el cuerpo docente que conforma la institución.

Algo similar ocurre en las demás instituciones de nivel superior que ofrecen esta carrera en Puebla, que, aunque son privadas, llenan el promedio de ingreso anual. Ejemplo de ello es la UVP, donde Fisioterapia se convirtió en la segunda carrera con mayor demanda, ingresando a alrededor de 90 alumnos anualmente.

Este fenómeno también se refleja en la UPAEP, donde este programa es el quinto con mayor demanda, por debajo de Medicina, Enfermería, Odontología y Nutrición. Al año ingresan aproximadamente 33 alumnos. “La realidad es que ha crecido mucho, en Puebla se concentra el mayor número de programas de todo el país, es un crecimiento exponencial y notorio en los últimos siete años”, presume Ricardo Robert Cervantes, director de la Facultad de Fisioterapia de esta institución privada.

Robert Cervantes asume que esta demanda se debe al incremento de necesidades en temas de salud en el país, así como el interés de laborar de manera independiente al salir de la universidad, facilidad que otorga el perfil de egreso de este programa.

Por su parte, Andrea López, gerente de Educación Continua del Instituto Profesional en Terapias y Humanidades (IPETH), atribuye esta demanda a los bajos costos de la licenciatura y su oferta laboral, pues un egresado puede trabajar en su propio emprendimiento, en clínicas privadas o del sector público, o como asistentes de grandes atletas.


Sobre la deserción escolar

Además de ser una de las carreras con mayor demanda también es de las que mantiene los niveles más bajos de deserción escolar, coinciden los representantes de dichas universidades.

En el caso específico de la máxima casa de estudios, en promedio el cinco o seis por ciento abandona sus estudios durante su primer año en la carrera, es decir, de los 200 aspirantes seleccionados, alrededor de 12 personas desisten de esta profesión.

“Realmente es muy difícil entrar a la BUAP, entonces el que viene no lo hace por promociones o descuentos en la inscripción, lo hace por verdadera convicción. (…) quienes abandonan es porque piensan que vienen a ser masajistas o que es muy fácil, y cuando ven que son las mismas materias que lleva Medicina, con otro enfoque, empieza la deserción entre el primer y el segundo semestre”, puntualiza.

En tanto, la UPAEP, que recibe anualmente a aproximadamente 33 estudiantes, registra en promedio una deserción escolar de uno o dos alumnos durante sus primeros semestres, sin embargo, según explica Robert Cervantes, en los últimos años tuvieron tres periodos sin abandono.

“En nuestro caso es muy poco, y se da por diferentes motivos, esto nos habla de que nosotros como universidad y como programa nos enfocamos en darle ese seguimiento al alumno cuando presenta dificultades académicas”, resalta.

Por lo anterior, cuando la universidad detecta que un estudiante de nuevo ingreso tiene dificultades en su aprendizaje, le otorgan un tutor para que lo acompañe en ese proceso y pueda recuperar las enseñanzas. En tanto, si se trata de un obstáculo económico, la UPAEP pone a su alcance un programa de becas para evitar el abandono de sus estudios.

En contraste, de estas universidades, la UVP es la que registra mayor índice de deserción escolar en Puebla, con un 18 por ciento de abandono, detalla Karla Rojas, lo cual se debe a tres razones principales: embarazos durante la carrera, necesidades laborales (deben dejar sus estudios para generar ingresos económicos) y cambio de residencia.

Factores como el bajo costo y el poco uso de materiales lleva a que la carrera tenga bajo nivel de deserción. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla


Egresados y su campo de trabajo

La principal ventaja de un egresado de esta licenciatura, por encima de otras carreras, es que no necesita la admisión de alguna empresa para comenzar a trabajar formalmente en su área laboral, pues durante la universidad adquiere las herramientas suficientes para montar su propio consultorio a bajo costo, coinciden los entrevistados.

Por esta razón, específicamente en la BUAP, un poco menos del cinco por ciento de egresados se dedican a un trabajo diferente de lo que estudiaron, explica Jaime Rebollo, quien asegura que la mayor parte de especialistas que surgen de la universidad tiene la preparación suficiente para emprender sus propios consultorios. Además, gracias a sus prácticas profesionales, adquieren poco a poco una cartera de clientes.

“La mayoría ha puesto sus consultorios, por otra parte, un 30 por ciento de egresados se dedica a la docencia o investigación, que es otra rama de la Fisioterapia que venimos desarrollando”, dice.

En tanto, alrededor del 10 por ciento de egresados logra alcanzar puestos directivos en centros educativos de nivel superior en el estado y al interior del país, y otro 10 por ciento ingresa a una maestría tras el término de la carrera.

Algo similar sucede en la UPAEP, donde un poco menos del 10 por ciento de egresados en Fisioterapia se dedica laboralmente a otra área, y el 90 por ciento de ellos decide poner su propia clínica o brinda consultas a domicilio.

“El alumno cuando egresa es capaz de extender su conocimiento, sabe cómo dosificar de manera precisa e individualizada el tratamiento del paciente, aunque su especialidad se basa en técnicas manuales”, comenta el director de la licenciatura.

Aunque la UVP muestra los índices de deserción más altos, el campo de trabajo es un tema favorable para sus egresados, pues según indica la coordinadora del programa, ellos logran incorporarse a la vida laboral en menos de seis meses, cuando en otras carreras ese plazo llega a ser de hasta un año.

“Trabajamos una formación para que el alumno sea emprendedor, esta licenciatura ofrece la facilidad de que no necesiten estar en una empresa para que puedan ejercer, ellos mismos generan su empleo”, precisa.

“El fisioterapeuta, no nada más incurre en lesiones, sino también en prevención y el proceso de recuperación física, puede intervenir en lesiones traumatológicas, ortopédicas, deportivas, neurológicas a nivel del sistema respiratorio, del sistema cardiopulmonar, déficit o a nivel motriz o físico (…) una vez que culminan la licenciatura ellos saben que pueden trabajar en hospitales públicos o privados, en centros públicos de rehabilitación física y sobre con sus propias clínicas o la atención privada a pacientes”, presume la representante de la IPETH.


El estado de Puebla es sede del primer programa universitario de Fisioterapia del país. Desde el 2001, cuando la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) abrió por primera vez sus puertas a los aspirantes de esta licenciatura, la carrera se posicionó entre las cinco con mayor demanda de ingreso en esa casa de estudios, lo que se ha replicado desde entonces y hasta ahora en las instituciones de educación superior que ofrecen esta especialidad.

“Una especialidad médica a bajo costo”, es como se conoce a esta carrera, que otorga conocimientos para prevenir, recuperar y tratar las lesiones del cuerpo mediante diversas técnicas. Permite abundar además en todos los conocimientos físicos. Por ello, un egresado en fisioterapia domina áreas de fisiología, bioquímica, inmunología, física, anatomía y más, coinciden autoridades académicas de instituciones de la BUAP, la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), la Universidad del Valle de Puebla y el Instituto Profesional en Terapias y Humanidades (IPETH).

Los costos de esta licenciatura, tanto en instituciones públicas como privadas, son bajos, en comparación con otras carreras del área de la salud, afirma Karla Rojas, coordinadora de Fisioterapia en la UVP. Durante el primer año, el gasto promedio que un alumno realiza en materiales básicos de aprendizaje (estetoscopio, cinta métrica y manómetro) es de 500 pesos. En tanto, el costo de las colegiaturas por semestre, en una universidad particular, oscila en 24 mil pesos.

Al terminar los cuatro o cinco años de estudios (de acuerdo a la universidad), un egresado que busca montar su propia clínica de fisioterapia debe invertir al menos ocho mil pesos para la adquisición de equipos y maquinaria, una cifra baja comparada con el gasto que realizan otros especialistas cuando emprenden su propio negocio, por ejemplo, Odontología, que supera los 100 mil pesos de inversión.

Además, los egresados pueden laborar en el sector de salud público o privado, e incluso, dedicarse a la docencia o investigación. “La principal herramienta del fisioterapeuta son sus manos”, expone la gerente de Educación Continua del IPETH. Por ello, en cada proceso de admisión, al menos tres mil aspirantes buscan estudiar esta licenciatura en las distintas universidades del estado que la ofrecen dentro de sus programas de estudio.

La entidad poblana tiene la mayor oferta de programas de fisioterapia del país, registrando cerca de 30, mientras que otros estados poseen hasta cinco de ellos, subraya el coordinador de esta licenciatura en la UPAEP.

Respecto a la deserción escolar anual, gracias a los costos accesibles, el bajo número de herramientas requeridas y los programas de estudio que ofrecen las universidades en la capital, el porcentaje es limitado, situado por debajo del 10 por ciento.

Alta demanda

En Puebla existen cerca de doce mil estudiantes activos en esta licenciatura, distribuidos en al menos 30 escuelas de nivel superior que ofrecen este programa en el estado. Por ello, esta carrera está posicionada entre las cinco con mayor demanda de ingreso a nivel estatal, detalla Jaime Rebollo Vázquez, coordinador de Fisioterapia en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

En el caso particular de la máxima casa de estudios, la primera institución del país en egresar especialistas de esta área, únicamente 200 alumnos pueden ingresar cada año, sin embargo, hasta tres mil 500 aspirantes buscan un lugar para estudiar esta carrera en cada periodo de admisión, quienes al no quedar seleccionados se integran a los programas de otras universidades, explica Rebollo Vázquez.

“Fisioterapia se convirtió en una oferta innovadora y atractiva para los chicos, aunque este programa ya existía, pero dentro de hospitales, y fue hasta el 2001 que la BUAP abrió sus puertas que creció la demanda, por ahí del 2005 ya teníamos tres mil aspirantes y solo 120 lugares”, señala.

El coordinador de la BUAP presume a esta carrera como de las mejores a nivel nacional y con mayor crecimiento. Desglosa que hasta 2004 aceptaban a 40 alumnos, posteriormente, en 2006, a 60; en 2007, a 80, y desde el 2008 a la fecha se ha mantenido en 200, cupo que no amplían por la infraestructura y el cuerpo docente que conforma la institución.

Algo similar ocurre en las demás instituciones de nivel superior que ofrecen esta carrera en Puebla, que, aunque son privadas, llenan el promedio de ingreso anual. Ejemplo de ello es la UVP, donde Fisioterapia se convirtió en la segunda carrera con mayor demanda, ingresando a alrededor de 90 alumnos anualmente.

Este fenómeno también se refleja en la UPAEP, donde este programa es el quinto con mayor demanda, por debajo de Medicina, Enfermería, Odontología y Nutrición. Al año ingresan aproximadamente 33 alumnos. “La realidad es que ha crecido mucho, en Puebla se concentra el mayor número de programas de todo el país, es un crecimiento exponencial y notorio en los últimos siete años”, presume Ricardo Robert Cervantes, director de la Facultad de Fisioterapia de esta institución privada.

Robert Cervantes asume que esta demanda se debe al incremento de necesidades en temas de salud en el país, así como el interés de laborar de manera independiente al salir de la universidad, facilidad que otorga el perfil de egreso de este programa.

Por su parte, Andrea López, gerente de Educación Continua del Instituto Profesional en Terapias y Humanidades (IPETH), atribuye esta demanda a los bajos costos de la licenciatura y su oferta laboral, pues un egresado puede trabajar en su propio emprendimiento, en clínicas privadas o del sector público, o como asistentes de grandes atletas.


Sobre la deserción escolar

Además de ser una de las carreras con mayor demanda también es de las que mantiene los niveles más bajos de deserción escolar, coinciden los representantes de dichas universidades.

En el caso específico de la máxima casa de estudios, en promedio el cinco o seis por ciento abandona sus estudios durante su primer año en la carrera, es decir, de los 200 aspirantes seleccionados, alrededor de 12 personas desisten de esta profesión.

“Realmente es muy difícil entrar a la BUAP, entonces el que viene no lo hace por promociones o descuentos en la inscripción, lo hace por verdadera convicción. (…) quienes abandonan es porque piensan que vienen a ser masajistas o que es muy fácil, y cuando ven que son las mismas materias que lleva Medicina, con otro enfoque, empieza la deserción entre el primer y el segundo semestre”, puntualiza.

En tanto, la UPAEP, que recibe anualmente a aproximadamente 33 estudiantes, registra en promedio una deserción escolar de uno o dos alumnos durante sus primeros semestres, sin embargo, según explica Robert Cervantes, en los últimos años tuvieron tres periodos sin abandono.

“En nuestro caso es muy poco, y se da por diferentes motivos, esto nos habla de que nosotros como universidad y como programa nos enfocamos en darle ese seguimiento al alumno cuando presenta dificultades académicas”, resalta.

Por lo anterior, cuando la universidad detecta que un estudiante de nuevo ingreso tiene dificultades en su aprendizaje, le otorgan un tutor para que lo acompañe en ese proceso y pueda recuperar las enseñanzas. En tanto, si se trata de un obstáculo económico, la UPAEP pone a su alcance un programa de becas para evitar el abandono de sus estudios.

En contraste, de estas universidades, la UVP es la que registra mayor índice de deserción escolar en Puebla, con un 18 por ciento de abandono, detalla Karla Rojas, lo cual se debe a tres razones principales: embarazos durante la carrera, necesidades laborales (deben dejar sus estudios para generar ingresos económicos) y cambio de residencia.

Factores como el bajo costo y el poco uso de materiales lleva a que la carrera tenga bajo nivel de deserción. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla


Egresados y su campo de trabajo

La principal ventaja de un egresado de esta licenciatura, por encima de otras carreras, es que no necesita la admisión de alguna empresa para comenzar a trabajar formalmente en su área laboral, pues durante la universidad adquiere las herramientas suficientes para montar su propio consultorio a bajo costo, coinciden los entrevistados.

Por esta razón, específicamente en la BUAP, un poco menos del cinco por ciento de egresados se dedican a un trabajo diferente de lo que estudiaron, explica Jaime Rebollo, quien asegura que la mayor parte de especialistas que surgen de la universidad tiene la preparación suficiente para emprender sus propios consultorios. Además, gracias a sus prácticas profesionales, adquieren poco a poco una cartera de clientes.

“La mayoría ha puesto sus consultorios, por otra parte, un 30 por ciento de egresados se dedica a la docencia o investigación, que es otra rama de la Fisioterapia que venimos desarrollando”, dice.

En tanto, alrededor del 10 por ciento de egresados logra alcanzar puestos directivos en centros educativos de nivel superior en el estado y al interior del país, y otro 10 por ciento ingresa a una maestría tras el término de la carrera.

Algo similar sucede en la UPAEP, donde un poco menos del 10 por ciento de egresados en Fisioterapia se dedica laboralmente a otra área, y el 90 por ciento de ellos decide poner su propia clínica o brinda consultas a domicilio.

“El alumno cuando egresa es capaz de extender su conocimiento, sabe cómo dosificar de manera precisa e individualizada el tratamiento del paciente, aunque su especialidad se basa en técnicas manuales”, comenta el director de la licenciatura.

Aunque la UVP muestra los índices de deserción más altos, el campo de trabajo es un tema favorable para sus egresados, pues según indica la coordinadora del programa, ellos logran incorporarse a la vida laboral en menos de seis meses, cuando en otras carreras ese plazo llega a ser de hasta un año.

“Trabajamos una formación para que el alumno sea emprendedor, esta licenciatura ofrece la facilidad de que no necesiten estar en una empresa para que puedan ejercer, ellos mismos generan su empleo”, precisa.

“El fisioterapeuta, no nada más incurre en lesiones, sino también en prevención y el proceso de recuperación física, puede intervenir en lesiones traumatológicas, ortopédicas, deportivas, neurológicas a nivel del sistema respiratorio, del sistema cardiopulmonar, déficit o a nivel motriz o físico (…) una vez que culminan la licenciatura ellos saben que pueden trabajar en hospitales públicos o privados, en centros públicos de rehabilitación física y sobre con sus propias clínicas o la atención privada a pacientes”, presume la representante de la IPETH.


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