Es sorprendente la creación de artesanos (alfareros, sombrereros, dibujantes, costureras, jarcieros, carpinteros, joyeros, etc.) quienes elaboran recuerdos tras la llegada de las fiestas, donde se conmemora a los héroes que nos dieron patria y libertad, durante la ceremonia del “Grito de Dolores” que dio el cura Miguel Hidalgo y Costilla, la noche del 15 de septiembre de 1810.
A unos días de la noche del 15 de septiembre, las calles de Puebla están llenas de luz y colores con motivos patrios, con la bandera verde, blanco y rojo. Las hay de todos los tamaños: pequeñas y grandes, incluso para adornar el auto; sombreros, jarros, bigotes, papel picado de colores, serpentina, confeti, cornetas, sarapes, corbatas y el famoso “piqué”, chile que fue souvenir en una competencia mundial.
También se puede ver a la gente, damas con trajes de china poblana, listones tricolores, huaraches y el simbólico reboso, hombres vestidos de charro y uniformes al estilo Aldama.
Nosotros, reporteros gráficos, nos damos un agasajo tomando fotos de los puestos con motivos festivos para el “Grito de Independencia”, aparte de los alimentos tradicionales de estas fechas, como lo son el pozole, las tostadas, chanclas, molotes, mole de panza, incluso, chiles en nogada, mole, sin faltar las chalupas que le han dado fama al estado de Puebla.
Es notorio que la mayoría de los hogares y edificios públicos, autobuses y autos particulares porten los productos elaborados por manos orfebres, muy al estilo mexicano.
Así celebramos los poblanos las fiestas patrias y ayudamos a que nuestros artesanos y vendedores ganen un poco de dinero, tan necesario en esta pandemia. Por eso nuestro grito de alegría seguirá siendo: ¡Viva México! y ¡Viva Puebla!