La Fundación Jenkins formalizó una denuncia por los actos que se cometieron el pasado 29 de junio en la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), haciendo saber a un juez federal que un nuevo patronato tomó el control del campus a pesar de que existía una orden para impedirlo.
Virgilio Rincón Salas, representante legal de la Fundación Mary Street Jenkins señaló que se trata de un recurso previsto en la ley de amparo para informar al juez que ocurrieron actos ilegales en la universidad, radicada en Cholula.
"Ya fuimos con los jueces federales y les dijimos: Tu orden de suspensión fue desobedecida. Eso se llama denuncia por violación de suspensión provisional y está prevista en la ley de amparo", explicó.
Señaló que a la par estarán planteando nuevas demandas constitucionales y buscarán la protección respectiva para anular los actos cometidos por el patronato designado por la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla.
Rincón Salas admitió que un juez de la Ciudad de México otorgó una orden para que se entregarán las instituciones al nuevo patronato, sin embargo dijo que lo hizo a solicitud de los supuestos nuevos patronos, todos designados por el órgano descentralizado del gobierno estatal.
Añadió que tanto la fundación Udlap como la Mary Street Jenkins no están domiciliadas en Puebla sino en Jalisco, por lo que la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla incurrió en un acto ilícito porque no tiene facultad para cambiar al patronato.
"La junta de gobierno no tiene jurisdicción sobre la fundación Universidad de las Américas Puebla porque está domiciliada en la ciudad de Guadalajara, la autoridad reguladora de la fundación de la UDLAP es la del Estado de Jalisco no la del Estado de Puebla", explicó.
Cuestionado sobre si habrá demandas para dicho ente de gobierno, expresó que por ahora lo que interesa es que se reconozcan los actos ilícitos cometidos y se devuelva al patronato, reconocido por la autoridad federal y presidido por Margarita Jenkins de Landa, el control del campus.
