Al declarar finalizado el proceso electoral ordinario 2017-2018, el presidente de la junta local del Instituto Nacional Electoral (INE) en Puebla, Marcos Rodríguez del Castillo, consideró que los hechos violentos del 1 de julio no deben quedar impunes. A la par, reconoció que en próximas elecciones podría haber protocolos preventivos de actos como los que ocurrieron en Puebla.
Dijo que en lo que corresponde a la autoridad comicial, durante los próximos 3 años tendrá que hacer un trabajo para recobrar la confianza de los ciudadanos, toda vez que en la elección más reciente en Puebla hubo robo de urnas, disparos al aire en las casillas y personas lesionadas.
Antes de este proceso electoral, refirió del Castillo, se carecían de protocolos para resguardo de la elección, por lo que habrán de analizarse e implementarse. No descartó que estos impliquen la presencia de la policía o el Ejército Mexicano.
El consejero presidente recordó que se presentaron ante las diferentes autoridades judiciales en materia electoral un total de 26 denuncias, derivadas de los incidentes reportados en las casillas tanto por capacitadores asistentes electorales como por la ciudadanía.
En su pronunciamiento ante el pleno el consejero presidente dijo que no puede ser omiso ante la violencia en el pasado proceso electoral, que no debe repetirse.
PROCESO ESTUVO BAÑADO DE SANGRE
El consejero Gerardo Sánchez Yáñez tachó al procedimiento electoral en Puebla como “bañado de sangre” por los sucesos de dominio común.
Describió la elección como “agridulce”, pues si bien se logró el 68 por ciento de participación electoral, también hubo agresiones, robo de urnas e intimidación a los votantes, hechos que consideró reprobables y que no deben repetirse, pues no ocurrieron en ningún otro estado.
Al respecto, los consejeros Jordán Miranda, Claudia Maribel González, Lucía Manzano y Alfredo Domínguez también dieron sus posturas por la violencia insólita y pidieron que no queden irresueltos todos los incidentes, entre los que destacan que 62 paquetes electorales no llegaron a las instalaciones del INE por hechos relacionados con la violencia, mientras uno más no se contabilizó porque fue robado previo a la votación.