En el corazón del Centro Histórico de la ciudad de Puebla, donde el color y la cultura se entrelazan con cada paso, Itzel Pamela Águila Mejía, una artista urbana de 32 años, se ha hecho un nombre como icono del arte y la tradición.
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Con 14 años de experiencia en el arte urbano, esta talentosa diseñadora de modas no solo pinta su piel para transformarse en una estatua viviente, sino que también elabora historias llenas de magia y simbolismo que resuenan con el espíritu mexicano, especialmente en esta temporada del Día de Muertos.
Este 2024, Itzel hará homenaje a la famosa Catrina del mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, creado por el maestro Diego Rivera. Vistiendo un elegante atuendo que evocará la opulencia de la Catrina, quien toma de la mano a Rivera en su versión infantil en la pintura.
Con esta caracterización, Itzel Pamela, busca conectar con una de las tradiciones más evocadoras de México. "La Catrina es un reflejo de nuestra cultura y una manera de recordarnos que la muerte es parte de la vida, pero con un toque de humor y celebración", comenta con una sonrisa mientras se prepara para su transformación.
Originaria de la Ciudad de México, Itzel encontró en Puebla su hogar y su fuente de inspiración. Al principio, su familia se mostraba renuente a su elección de dedicarse al arte urbano, temiendo que su labor no fuera respetada.
Sin embargo, con el tiempo, han llegado a aplaudir su trabajo y reconocen el impacto positivo que ha tenido en la comunidad. “Es emocionante ver cómo mi familia ha cambiado de opinión y ahora se siente orgullosa de lo que hago”, dice con gratitud.
Entre sus muchas creaciones, la “muñequita de porcelana” con tonos pasteles es sin duda su personaje más icónico entre los pobladores. No obstante, su repertorio también incluye a mujeres emblemáticas de la historia como Sor Juana Inés de la Cruz y Leona Vicario.
Su habilidad para narrar historias a través del arte, el maquinilla y su actuación, la han convertido en una figura querida y respetada por los poblanos que visitan el núcleo de la ciudad.
Una de las anécdotas que más recuerda fue el día en que una joven le dejó un mensaje en la vasija donde recibe sus recompensas. "Te regalo mi vestido de novia, háblame", decía la nota.
Al comunicarse, descubrió que la mujer quería donar su vestido de matrimonio para que Itzel lo convirtiera en arte. “Fue un deleite intervenir esa prenda tan significativa y transformarla en algo lleno de vida”, narra Itzel con una chispa de emoción.
Este Día de Muertos, Itzel no solo se siente orgullosa de representar a la Catrina, sino que también celebra su identidad como mexicana, pero en esta ocasión, no solo se quedó en la capital, sino que visitó a los campos de cempasúchil de Atlixco para presumir su creación.
“Esta temporada nos da identidad, nos enriquece culturalmente y nos llena de magia, así como color”, expresa con fervor. La Catrina, en su visión, no solo es un símbolo de la muerte, sino un personaje cotidiano que nos recuerda que debemos familiarizarnos con nuestro propia destino.
Con un espíritu lleno de esperanza, Itzel incentiva a aquellos que desean dedicarse al maquillaje y al arte urbano a que nunca se rindan. “Es fundamental vivir nuestro sueño, ser pacientes y apoyarnos mutuamente entre artistas locales. Solo así, el arte y la comunidad se beneficiarán”, concluyó con una amable sonrisa.
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Itzel Pamela Águila Mejía es, sin duda, una embajadora de la cultura mexicana, conectando a los poblanos con sus profundas raíces de una manera que mezcla creatividad, tradición y un toque de magia.
