En días pasados, dos incendios forestales de gran intensidad se registraron en la comunidad de Zitlalcuautla, del municipio de Tetela de Ocampo, así como en las faldas del pico de Orizaba en la localidad de Atzizintla, dejando como saldo cientos de hectáreas de bosque afectadas.
Una de las constantes en estos siniestros son las altas temperaturas aunadas en muchas ocasiones a la irresponsabilidad de algunas personas que los provocan por descuido al realizar labores de quema de pastizales que terminan por salirse de control, por lo que una vez que comienza la deflagración esta se extiende rápidamente alcanzado árboles y pinos que forman parte de la flora de las regiones.
Por ello los primeros respondientes son los propios pobladores de la zona que arriban para intentar aminorar los efectos de los incendios, pero en muchas ocasiones son rebasados por la magnitud de los mismos, ya que están limitados en herramientas que permitan darle fin al siniestro.
En tanto, cuando toman conocimiento las autoridades federales y estales como la Conafor y la Secretaria del Medio Ambiente Estatal y hacen presencia en los incendios, estos normalmente ya avanzaron rápidamente destruyendo una parte de la flora de la región.