La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) detectó que el Cereso de Puebla no cumple con la “sana distancia” debido a la sobrepoblación y hacinamiento en algunos espacios, además el personal médico no cuenta con los insumos necesarios para hacer frente a la pandemia y en las visitas no se aplican pruebas para la detección de Covid-19.
Las autoridades estatales tienen cierta resistencia, obstaculización y retraso en el otorgamiento, acceso y transparencia de la información para la implementación del Mecanismo Nacional de Monitoreo por Covid-19 en centros penitenciarios.
Es decir, las autoridades no proporcionan datos importantes como los grupos de edad, sexo y/o padecimientos asociados de las personas privadas de la libertad identificadas como casos sospechosos, confirmados, recuperados o fallecidos por esta enfermedad.
Así lo expone el informe especial de Covid-19 en centros penitenciarios, elaborado por la Tercera Visitaduría General de la CNDH, la cual detectó que el Centro de Reinserción Social de Puebla, también conocido como penal de San Miguel, cuenta con un protocolo de actuación para atender la emergencia sanitaria, colocación de información y pláticas relacionadas con el virus, filtro de detección de síntomas y distribución de gel antibacterial.
Sanitización de productos que ingresan al lugar, uso de cubrebocas, adecuación de espacios para recibir nuevos ingresos y aislar sospechosos, y se restringió la visita familiar e íntima.
NO APLICAN PRUEBAS COVID-19
Sin embargo, la Tercera Visitaduría de la CNDH encontró que el penal de San Miguel no cumple con la medida sanitaria de “sana distancia”, no verifica la aplicación de medidas generales de limpieza en las diversas áreas del centro ni con los privados de la libertad.
No se toma la temperatura corporal a los visitantes ni se aplican pruebas para detectar Covid-19, el personal médico no cuenta con insumos necesarios para hacer frente a la pandemia, además, este no tiene conocimiento de los protocolos de actuación del lugar.
En la repartición de alimentos los reclusos se conglomeran en diferentes puntos del centro sin respetar la sana distancia. Además, la CNDH observó desorganización en el resguardo y cuidado de los casos positivos y que los pacientes no contaban con insumos de protección.
Al 31 de mayo realizó 26 visitas de observación en 17 entidades del país con la finalidad de verificar las medidas de prevención, atención y mitigación de riesgo, así como el trato que reciben las personas privadas de la libertad, autoridades, familiares y visitas en general.
En la inspección que realizó al Cereso de Puebla observó que un grupo de 19 personas positivas a coronavirus, alojadas en el área de ingreso, se encontraban hacinadas, deambulando libremente por ese espacio y teniendo contacto con otros reos que les llevan insumos y productos, por lo que recomendó medidas para prevenir un contagio masivo.
Al momento de la visita encontró que la mayoría del personal de salud había tomado el curso “capacitación de laboratorio y toma de muestras para la aplicación de pruebas Covid-19”, impartido por la Unidad de Inteligencia Epidemiológica de la Secretaría de Salud.