Un sistema educativo rígido, apático a las emociones e interacciones humanas, y desinteresado en la innovación tecnológica, es como Fernando Valenzuela Migoya, especialista en educación digital, evalúa los modelos de aprendizaje predominantes en México. Advierte que de seguir apartando las herramientas digitales de las aulas, las consecuencias académicas empeorarán en el futuro.
Valenzuela Migoya lidera el proyecto LINNEA. Se trata de una iniciativa global que funge como incubadora de proyectos de innovación tecnológica, enfocados en potencializar la experiencia educativa de docentes y alumnos de todos los niveles.
En su ponencia “Nuevo Modelo Educativo”, misma que forma parte del programa de conferencias del Festival de las Ideas 2022, realizado en el Auditorio Metropolitano de Puebla, Valenzuela Migoya puntualizó que la educación tiene que ser prioridad para los gobiernos en todos los sentidos posibles.
Ante ello, hizo hincapié en que la inversión pública debe ser mayor para ese fin y a su vez, se deben reorientar los recursos para favorecer la inmersión tecnológica en los colegios de todos los niveles académicos, tanto públicos como privados.
Explicó que a dos años de la pandemia de Covid-19, uno de los sectores más afectados durante el confinamiento a nivel mundial, fue el de la enseñanza. En México, al igual que en otros países, esto ocurrió en gran medida por la migración digital casi obligatoria, que millones de estudiantes tuvieron que afrontar para continuar sus estudios y evitar un rezago.
No obstante, la sorpresa para muchos fue que no existía una preparación presupuestal para afrontar la compra de equipamiento tecnológico, para cubrir la demanda de estudiantes, sobre todo en instituciones públicas, estableció.
En ese sentido, refirió que “es momento de hacer una transformación profunda” y repensar los modelos educativos, no sólo para fomentar la integración digital, sino también para centrar los procesos en las personas y abonar también en los procesos anímicos de los aprendientes. Respecto a este último punto, resaltó que las necesidades emocionales de los alumnos, incluso de los docentes suelen ser minimizadas y escasamente solucionados.
“Es un mundo de caos, de incertidumbre, la única salida es ser más humanos, más emocionales, más conscientes”, aseguró.
En otro orden de ideas, refirió que la ruta de enseñanza actual en México está enfocada casi siempre en personas jóvenes. Sin embargo, expuso que existen miles de personas adultas y adultas mayores que buscan integrarse a alguna institución educativa, con el objetivo de incrementar sus conocimientos. En ese tenor, señaló que es el mismo sistema el que aleja a esas personas de concretar sus deseos de aprender. Insistió en que al hacer un modelo educativo menos ortodoxo y más flexible con las personas, las enseñanzas serán más útiles para la vida real.
Finalmente, resaltó que no son sólo los gobiernos quienes se muestran desinteresados por la innovación educativa en el país, pues indicó que son los padres de familia y tutores quienes tienen que exigir mejores estrategias para sus hijos.