Cuatro velas, tres moradas y una rosa, en un enramado verde, conforman la Corona de Adviento. Una de estas ceras fue encendida el domingo 2 de diciembre en la Catedral de Puebla, lo que enmarca el inicio del tiempo de preparación para “el nacimiento de Jesús” y un periodo para reflexionar los cambios que necesita la sociedad.
Se trata de la cuenta regresiva para la Navidad conformada por cuatro domingos de adviento antes del 25 de diciembre. En cada uno de ellos, se enciende una de estas velas, y la primera de ellas representa, también, el inicio de un nuevo año litúrgico.
Cumpliendo con las tradiciones cristianas el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, fue el encargado de prender la cera, con lo que aseguró que se espera la llegada de Jesús y representa precisamente esperanza para la humanidad, mismo momento en el que criticó el actuar de la sociedad con tanta violencia.
Durante la homilía el líder de la grey católica señaló que matar, robar, mentir, deshonrar, codiciar y despreciar así como la tierra erosionada, los bosques devastados, las plantas estériles, los mares contaminados, los ecosistemas alterados y el medio ambiente trastornado son “reflejo de un corazón vació y marchito” y la consecuencia del actuar humano alejado de Dios.
“Lo que hoy estamos viviendo, por ejemplo, la inseguridad tan terrible, el desprecio a la vida. Se matan solo por matar, es reflejo, repito de que un corazón vacío, marchito”, lamentó.
El líder de la grey católica expuso que el adviento es una oportunidad para hacer un alto en la vida y reflexionar si se desea seguir así o un cambio.
“El circulo verde significa la eternidad del tiempo. Dios es el señor de la historia, el señor de nuestra historia, el señor de nuestra vida. Dios, en esa eternidad, va haciendo la vida y la historia de cada uno de nosotros”, expresó
La Corona de Adviento se debe colocar en un lugar especial del hogar. El color morado, de las ceras, a representar el espíritu de vigilia, penitencia y sacrificio para prepararse adecuadamente para la llegada de Cristo, mientras que la rosa representa el gozo que se siente ante la llegada del hijo de Dios y se enciende el tercer domingo de adviento.