Perder el miedo a intentar es la mejor enseñanza que María de Lourdes Bachbush Gutiérrez da a los alumnos, pues ella misma se convirtió en emprendedora hace 27 años al decidirse a fundar el Colegio ADA (hoy Colegio Hikma) bajo un modelo distinto al sistema tradicional de enseñanza y orientado a que los alumnos disfrutaran los conocimientos adquiridos.
Con formación en Psicología Clínica en la Universidad de las Américas Puebla (Udlap), la profesora hace el recuento de cómo fundó el colegio con su compañera María Eugenia Corona, bajo un sistema que ellas denominan “activo”, el cual consiste en no solo dar conocimiento a los alumnos, sino en despertar en ellos la curiosidad, hacer que desarrollen sus habilidades, enseñarles a ser críticos, propositivos y creativos.
Este modelo –describe la entrevistada- no solo se basa en adquirir conceptos, sino en aplicarlos y resolver problemas de la vida cotidiana, buscando que el aprendiz disfrute las herramientas que se le enseñan.
La docente y directora general de la institución tiene 55 años de edad, de los cuales, 27 han sido dedicados al colegio que empezó con 7 alumnos y ahora, ha crecido hasta llegar a más de un centenar.
¿POR QUÉ CONFORMARSE, SI SE PUEDE MEJORAR?
En la biblioteca de la escuela, y como marco al Día de la Mujer, que recién se conmemoró en el mundo, la maestra relata que desde niña, “daba clases” a sus primos, y en la educación básica, trataba de auxiliar a sus compañeros de escuela en los conocimientos que se le facilitaban.
Con esa vocación, y el interés por el pensamiento humano, inició la licenciatura en 1980 y la concluyó en 1985.
Tras sus estudios universitarios, empezó su experiencia laboral en escuelas privadas, tanto en primarias, como secundarias y bachilleratos. Solo que había un problema: el sistema tradicional no le era satisfactorio porque la enseñanza solo se basaba en dar conocimientos, sin que el alumno pudiera comprender para qué serviría todo aquello en la vida común, y sin que lo disfrutara.
“Me di cuenta que el sistema tenía que cambiar”, dice la profesora. Por ello, en 1990 ideó que ya no quería más trabajos iguales, e inauguró el colegio donde instauró la nueva forma de enseñanza que quería para los alumnos.
METODOLOGÍA AVALADA POR LA SEP
La metodología activa que ha implementado María de Lourdes, no era aplicada hace algunos años ni por el sistema público de educación, ni por el privado.
Ella logró que la Secretaría de Educación Pública (SEP) le diera los permisos para aplicar este sistema en la escuela, y con el paso de los años, el sistema público ha ido descubriendo que justamente esa forma de enseñanza es hacia donde se dirige la educación.
No recuerda cuántos recursos ha invertido para el mantenimiento de la escuela, aunque dice que ha estado convencida de que es necesario fomentar que los menores tengan a la mano, trabajo colaborativo, con asesorías y acompañamiento, además de aprender de una forma lúdica.
Como muestra del trabajo de los docentes en la escuela, los estudiantes no están sentados uno tras otro, como en las aulas convencionales, sino que hacen equipos en todos los grados, para interactuar de una mejor manera entre ellos y con el docente.
ENCARGARSE DE UNA ESCUELA NO FUE DESVENTAJA EN SU VIDA PERSONAL
La maestra señala que estar a cargo del colegio, no le impidió seguir su vida personal con normalidad, pues su hija estudió allí mismo en la institución.
Dice que, como varias mujeres, durante la fundación del colegio, tuvo complicaciones para hacer las tareas del hogar y las académicas, pero no fue impedimento para hacer ambas.
PREVENIR LA INSEGURIDAD DESDE EL SALÓN
Bachbush Gutiérrez explica que el colegio es inclusivo y apoya a los estudiantes de maternal, preescolar y primaria –que son los niveles que se tienen-, con asesorías y acompañamiento.
La maestra no ha abandonado su vocación de impartir clases, pues tiene a cargo la enseñanza de Matemáticas para el cuarto grado, e incluso, está al frente de un taller de cuento, en el que puede combinar sus conocimientos en Psicología, mediante el análisis de las creaciones literarias de los alumnos.
Especifica que el modelo activo implica además, que los menores tengan autocontrol. Se les enseñan los límites y consecuencias de sus acciones, y que la violencia no es la forma de solucionar los problemas del mundo, sino el diálogo.
Señala que este modelo, debería estar presente en la vida de todos los alumnos de la primera infancia, sean de educación pública o privada, pues nadie garantiza que los ciudadanos formados con él, puedan preservar los valores y la enseñanza, pero sí tendrán bases que los hagan personas reflexivas y empáticas.