Era mediodía cuando un hombre ingresó a la tienda de Gilberto Waldo, habitante de la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas, y cerró la cortina detrás suyo. Pensó que todo había acabado hasta que el intruso le gritó que lo ayudara, porque segundos después un grupo de ciudadanos abrió la puerta y se lo llevó para golpearlo hasta dejarlo malherido debido a que minutos antes había robado.
Sin embargo, ese acontecimiento hizo que Waldo decidiera bajar el telón de su negocio alrededor de las 18:00 horas o cuando empieza a oscurecer, porque los asaltos, robos y demás delitos -como violaciones- son hechos frecuentes, mismos que han provocado que desde hace dos años los ciudadanos se organicen para detener y linchar a los que atrapen en el acto.
Carmen González tiene una miscelánea, la cual se encuentra a un costado del zócalo de esa junta auxiliar. A ella nada de lo que cuentan los vecinos le ha tocado vivir porque cree que le ha beneficiado estar frente a la presidencia; sin embargo, sabe que el origen de los problemas son los altos índices de drogadicción que aquejan, sobre todo, a los jóvenes, además de que los migrantes también contribuyen con el entorno violento.
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“Nada más vienen, dejan su relajo y se van”, comentó la mujer respecto a los indocumentados que llegan a la Romero Vargas. Sabe que no debe caminar por las calles que se encuentran cerca de la vía porque ahí es donde se encuentran personas desconocidas. Casi cada que pasa el tren, las personas se bajan de su trayecto a buscar comida. “A la buena o a la mala”, expuso la mujer.
Su vida sencilla le ha valido no meterse en problemas, aunque la inseguridad es un asunto que ha perdurado durante muchos años, y tampoco se salvó de algunos hurtos, por lo que ahora la mujer y su familia tienen la costumbre de quitarle la batería a sus vehículos porque años antes este era uno de los robos de lo más común. Hoy incluso se dan violaciones adentro de las viviendas, aunque las personas se encuentren en el interior de las mismas.
De eso hablaban Araceli y José Eduardo Romero, pues ayer mismo a las 06:00 horas del día una habitante de la junta auxiliar había sido asaltada dentro de su casa. Los vecinos, dijeron, reconocieron una camioneta blindada, que han visto en otras ocasiones, y el método que usan es tocar la puerta e ingresar con violencia, por eso los ciudadanos han tenido que organizarse.
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De acuerdo con José Eduardo, esto ocurrió hace dos años, cuando los asaltos no paraban. Los vecinos decidieron hacer justicia por mano propia porque no existe seguridad para ellos. Uno de tantos, que quiso evitar decir su nombre, aseguró que Hugo López, el actual alcalde auxiliar, no lo desmintió porque dijo que la única patrulla que tiene la demarcación está abocada a cuidar solamente el parque. “Entonces puede haber una pelea en la otra esquina y la policía no interviene”, se quejó ante la situación de abandono.
EL ZÓCALO
En la explanada del zócalo se encuentra un busto de Ignacio Romero Vargas, personaje que participó en hechos importantes durante el mandato de Porfirio Díaz, mismos que se resumen en el pequeño texto del monumento que resalta entre el concreto.
La presidencia auxiliar también fue remodelada, situación que los vecinos identifican como positiva, aunque ello no ha disminuido los niveles de inseguridad y de drogadicción con los que los pobladores han tenido que lidiar durante años.
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Sobre los candidatos, los entrevistados señalaron que todos buscan lo mismo. Hay incluso uno, destacó Araceli, que no ha vivido en la junta auxiliar porque viene de Estados Unidos; sin embargo, quiere ser presidente, pero es prepotente y desconoce las necesidades de la comunidad.
“Ya sabe para qué quieren ser presidentes, para seguir robando”, comentó Waldo y señaló que otro de los candidatos no tiene trabajo, pero busca vivir por lo menos tres años tranquilamente con el dinero que le facilitará ser dirigente de la Romero Vargas.