Instalaciones precarias y poca higiene, medicamentos caducos, falta de personal de seguridad, así como de psicólogos y de trabajo social son algunas deficiencias que existen en las cárceles de Puebla.
Así lo expone el Diagnóstico Estatal de Supervisión Penitenciaria 2022 de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) del Estado de Puebla, donde la entidad poblana reprobó con una calificación de 5.7 puntos donde 10 es el máximo.
De los 20 Centros de Reinserción Social (Ceresos) evaluados, 12 resultaron reprobados al tener una calificación de 0 a 5.9 puntos, mientras que los ocho restantes alcanzaron un puntaje de 6 a 7.9.
Los reclusorios evaluados fueron el Centro de Reinserción de Acatlán de Osorio, Chignahuapan, San Pedro Cholula, Ciudad Serdán, Huauchinango, Huejotzingo, Libres, Puebla, Tecali de Herrera, Tecamachalco, Tehuacán, Tepeaca, Tepexi de Rodríguez, Tetela de Ocampo, Teziutlán, Tlatlauquitepec, Xicotepec de Juárez, Zacapoaxtla, Zacatlán y el Centro de Internamiento Especializado para Adolescentes.
60% de los centros penitenciarios reprobados
De acuerdo con el documento público, los centros penitenciarios de Acatlán de Osorio, Chignahuapan, Huauchiango, Huejotzingo, Libres, Puebla, Tecali de Herrera, Tecamachalco, Tepeaca, Tepexi de Rodríguez, Xicotepec de Juárez, Zacatlán tienen una calificación reprobatoria debido a las deficiencias que existen en sus instalaciones y que repercuten en la vida de las personas privadas de su libertad.
En el caso de Zacatlán, que alcanzó 4.0 puntos, se indica que el consultorio médico tiene problemas de higiene, en los sanitarios los lavabos no tienen llave para el uso de agua y la cocina carece de ventilación e iluminación. Tampoco cuenta con personal de trabajo social para atender a las personas privadas de la libertad ingresadas.
“El personal penitenciario que atendió a los VAs, señaló que actualmente no se cuentan con los recursos económicos para la implementación de entrevistas de trabajo social, a las PPLs ingresadas”, se lee en el documento.
En cuanto al Cereso de Chignahuapan, cuyo puntaje fue de 4.3, en el documento se señala que de forma intermitente escasea el medicamento y el agua potable para beber. A nivel higiene, el área de la cocina tiene las principales deficiencias.
Tampoco hay responsables de trabajo social y pedagogía, por lo que la CDH considera que impactará de forma negativa en la reinserción social de la población penitenciaria.
El diagnóstico también exhibe que a los internos les aqueja la falta de recursos económicos pues son restringidos, reducidos y/o retardados, “lo que propicia deficiencias en la atención de la población penitenciaria, al no contar con el numerario suficiente para adquirir los productos requeridos”.
De la penitenciaria de Huejotzingo, que obtuvo una calificación de 5.8 puntos, el diagnóstico destaca carencias en materia de infraestructura pues los muros, pisos y techos presentan daños, pintura levantada y manchas de humedad.
También hay deficiencias en las instalaciones eléctricas, así como daños en los teléfonos públicos para el uso de las personas privadas de la libertad. En tanto que, en el área de salud, el medicamento está caduco y el que requiere refrigeración está en un refrigerador descompuesto.
Es importante mencionar que el centro penitenciario de Puebla obtuvo una calificación reprobatoria de 5.8 puntos y entre sus principales deficiencias está un sistema de videovigilancia poco útil. También destaca la presencia de insectos, falta de ventilación e iluminación y la existencia de malos olores en los dormitorios.
Hay que recordar que a principios de este año el penal de San Miguel acaparó la atención a nivel nacional debido al hallazgo del cuerpo de “bebé Tadeo” en un contenedor dentro del centro penitenciario, pues previamente fue exhumado en la alcaldía de Iztapalapa, en Ciudad de México sin el consentimiento de sus padres.
CIEPA, Tetela de Ocampo, San Pedro Cholula y Zacapoaxtla con el puntaje más alto
De los 8 centros penitenciarios que alcanzaron entre 6 y 7.9 pintos en una escala de cero a 10, el CIEPA, el de Tetela de Ocampo, San Pedro Cholula y Zacapoaxtla obtuvieron el puntaje más alto.
Respecto al Centro de Internamiento Especializado para Adolescentes, alcanzó una calificación de 7.3 y tiene como observación la falta de psiquiatra, así como ausencia de personal en las áreas técnicas, esto durante la vista del personal de la Comisión de Derechos Humanos.
Respecto a la penitenciaria de Tetela de Ocampo, con un puntaje de 6.7, no hay medicamentos para la población penitenciaria, los sanitarios no tienen puertas para garantizar privacidad y no hay luminaria.
Tampoco pueden acceder al área de biblioteca ya que, quien desea hacerlo, debe solicitarlo y el comité técnico interinstitucional (CTI) sesionar y autorizar el ingreso.
En el reclusorio de San Pedro Cholula, con una calificación 6.6, el diagnóstico destaca el hacinamiento, así como deficiencia en los servicios y atención a la población penitenciaria de mujeres, pues tienen que compartir áreas comunes con hombres.
“Con el espacio destinado para HPLs, aparentemente se restringe el contacto entre hombres y mujeres, sin embargo, el uso común de los espacios no deja de representar riesgos para la totalidad de la población”, señala el documento.
Al igual que la cárcel antes mencionada, en el de Zacapoaxtla, que tuvo una puntuación de 6.3, también se comparten espacios entre hombres y mujeres y, a decir de la CDH, esto puede impactar de forma negativa en su reinserción social; asimismo se exhibe que hay áreas sin iluminación.
Lo rescatable, según el diagnóstico
Aunque hay deficiencias, la CDH destaca buenas prácticas en algunos reclusorios, como en el centro de Tecamachalco la edificación de un área exclusivo para mujeres, con la intención de dignificar su estancia.
De igual manera, resalta las labores en la cárcel de Zacapoaxtla donde se privilegia la asignación de personas con discapacidad, adultas mayores y movilidad reducida en los dormitorios de fácil acceso, recomendación del órgano defensor de los derechos humanos en el diagnóstico del año pasado.
En el caso de Ciudad Serdán enfatiza las buenas condiciones de uso y conservación en la mayoría de las instalaciones, aunque no especifica cuáles. Mientras que en el centro penitenciario de Huauchinango destaca las buenas condiciones de la biblioteca y aulas de clase.