El exdiputado local José Juan Espinosa Torres reapareció en el Congreso del Estado de Puebla, para tener un encuentro con sus “amigos legisladores” y solicitará una reunión con el presidente, Eduardo Castillo López. El ex funcionario aprovechó para declarar que fue un perseguido político, pero que no guardará rencores.
En una breve entrevista, el ex alcalde de San Pedro Cholula, no quiso hablar sobre su estancia en el extranjero, dijo que su visita a la sede legislativa fue únicamente para saludar a sus amigos, entre ellos, Eduardo Alcántara, quien permanecerá en el registro nacional de violentadores de género por tres años y el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Eduardo Castillo López.
“Tres años no estuve en Puebla (…) yo no tuve un auto exilio, fue un exilio, una persecución, lo he venido platicando con alguno de ustedes, pero ahorita lo importante es volver a encontrarme con amigos, familiares y en su momento si ustedes me dan la oportunidad podrá platicar más a detalle de lo que fueron estos tres años”, declaró.
Al preguntarle si se verá participación de él en algún partido político para el siguiente año, respondió que “no es el momento” y no es de los perfiles que viola la ley electoral. “Seré muy respetuoso como siempre lo he sido”, expuso.
No obstante, al preguntarle si se agregará a las filas del Partido Acción Nacional (PAN), respondió que él nació en la izquierda, pero que hoy se está preguntando cuál es la visión que necesita a ciudadanía para mejorar. “Vengo muy contento, muy fortalecido y sin rencores”, concluyó.
Fue en octubre del 2020 cuando la Auditoría Superior del Estado (ASE) informó que presentó ante la Fiscalía General del Estado, dos denuncias en contra de José Juan Espinosa Torres, por presuntos delitos cometidos durante su gestión como presidente municipal de San Pedro Cholula en los periodos fiscales de 2015, 2016 y 2017.
Posteriormente, desapareció del mapa local y se fue a vivir presuntamente a Houston, Texas, según dijo la senadora y madre de sus hijos, Nancy de la Sierra Arámburo, quien aseguró que no era culpable de lo que le imputaba y que no estaba escondido ni prófugo de la justicia, sino atendiendo un problema de salud.