Un poblano que se jubile en 2018 con 65 años tras haber ganado durante cuatro décadas el salario promedio de la entidad federativa recibirá como pensión 8 mil 424.57 pesos, tres veces más que un ‘millennial’ en iguales condiciones laborales.
La Ley del Seguro Social de 1973 es, a diferencia del régimen de 1997 que creó las Afores, más generosa con los jubilados. Un ‘millennial’ poblano, que desde los 25 años gana el salario promedio en la entidad federativa ante el IMSS de 9 mil 363 pesos, disfrutará en 40 años una pensión –sin ahorro voluntario, con una Afore de rendimiento de 4 por ciento antes de comisiones, 80 por ciento de densidad de cotización y carrera salarial plana- de 2 mil 857 pesos.
En cambio, un poblano de 65 años, con cuatro décadas trabajadas tras iniciar su carrera en 1978 y, también, con un salario constante de 9 mil 363 pesos mensuales y 80 por ciento de densidad de cotización, gozará de una pensión de, según información del IMSS, 8 mil 424.57 pesos.
“El cálculo ha sido realizado considerando una ayuda asistencial equivalente al 15 por ciento con base en el Art. 164 fracción IV de la Ley del Seguro Social de 1973”, aclaró el IMSS. “Cada año en el mes de noviembre, se paga un importe equivalente a un mes de pensión por concepto de aguinaldo”.
Esta estimación, que utiliza la edad de retiro, el promedio salarial de los últimos cinco años y las semanas cotizadas, no regresará. “Ya no volveremos a tener esas pensiones”, advirtió Anselmo Chávez Capó, profesor investigador de la Facultad de Administración Financiera y Bursátil de la Universidad Popular Autónoma del estado de Puebla (UPAEP).
El cambio de legislación en las pensiones obedeció, explicó ayer el académico en entrevista vía telefónica con El Sol de Puebla, a un “agotamiento del sistema”. Antes, la Ley del Seguro Social de 1973 buscaba, desde la perspectiva del Estado del bienestar, el “acceso a una pensión remuneradora”. “Un monto que le permitiera –al trabajador- subsanar un nivel de vida muy parecido al que había mantenido durante su vida profesional”, afirmó.
La esperanza de vida creció, recordó Chávez Capó, casi tres lustros en prácticamente medio siglo, de 63 años en 1970 a 77.8 años en la actualidad. Esta mayor esperanza de vida alarga, en consecuencia, las pensiones, mantenidas por los trabajadores, y, en consecuencia, aumenta el gasto público. “El problema que tenemos es que la gente no tiene capacidad para sostener a la parte de arriba”, apuntó sobre la pirámide demográfica. “El sistema no puede aguantar”.
Para evitar “la quiebra técnica del seguro social” y otorgar una “bolsa de oxígeno” al Estado surge las Afore -Administradora de Fondos para el Retiro-, en las que el trabajador es responsable, junto con el patrón y, otra vez, el Estado, de su pensión, eso sí, mucho más reducida.