Las mujeres suelen unirse para ser amigas, para ser cómplices, pero también para ayudarse a crecer. Y esto mismo está ocurriendo en Puebla, concretamente en el gremio mezcalero, donde varias mujeres se han organizado para dejar atrás los estereotipos que decían que sólo los hombres podían ser parte de este gremio. Hoy en día, se han unido para alzar la voz y decirle al mundo que el género femenino no está peleado con los destilados.
Cada mujer es distinta, cada mujer tiene su propia historia y Edna Viveros es prueba de que el mezcal no solo se bebe, sino que también se vive. Ella es la mente creativa detrás de “su bebé”: Agevesos; una marca poblana de destilados de agave que tiene detrás un proceso de elaboración artesanal.
“El mezcal ha sido parte de mi vida desde mi nacimiento. Mi madre es del estado de Veracruz y teníamos una rama de familia oaxaqueña que elaboraba mezcal. Entonces en todos nuestros eventos importantes hemos tenido el mezcal en nuestras vidas”, comparte.
Cuando sus hijos crecieron fue el momento indicado para emprender y entonces retomó la idea de no sólo disfrutar del mezcal comprándolo, sino que decidió integrar conocimientos del agave con sus recetas familiares para crear su propia marca. “Tengo seis años en el mercado, somos una marca registrada, estamos en varios restaurantes de la ciudad de Puebla y en Atlixco. Estamos trabajando y respetando la elaboración del mezcal, producimos solo en épocas de secas y de acuerdo con la ley somos un agave artesanal”, explica.
Edna ha enfrentado varios retos, pero uno de ellos, el que parecería que ya algo inexistente por burdo, es el de ser mujer. Frecuentemente escucha frases como “los hombres del maguey” o “los maestros mezcaleros”, pero muy pocas veces en el proceso de mezcales o en el destilado de agave oye referencias a una mujer.
Posicionarse fue más difícil, por su género, pero en el trayecto conoció a la Asociación Mujeres del Mezcal y Maguey en México, cuyas integrantes la apoyaron en el camino del emprendimiento y actualmente es ella quien preside el capítulo Puebla de esta organización. Son 36 mujeres en Puebla, abarcan varias regiones del territorio y Edna ha recibido varias solicitantes de la mixteca baja para unirse.
En su opinión, las mujeres son clave para esta bebida ancestral, pues las esposas de los maestros mezcaleros son las que frecuentemente ayudan en la tapada y en la destapada, son quienes cargan las piñas, cuidan la destilación y, en suma, son quienes tienen que llevar “el itacate” a los hombres que van a cortar los magueyes.
“Todavía no tenemos equidad y eso lo sabemos todas. En el mundo del mezcal menos. Siempre ha sido un mundo de hombres, por siglos, es un trabajo (en el) que hay que superar muchos obstáculos, que hay que tener voluntad y paciencia (…) las mujeres siempre han tenido un papel fundamental en la evolución y desarrollo de esta industria, pero no han sido reconocidas”, subraya.
“YA NO QUEREMOS ESTAR SOLO EN LA COCINA”
Irene Seviila es otra de las mujeres que desde niña vio al mezcal como parte de su vida. Gracias a este producto, toda su familia pudo salir adelante. Agradece que su padre haya tenido la voluntad de enseñarle este trabajo a pesar de que antes era exclusivo para hombres.
“Mi papá toda su vida se ha dedicado a esto. Él nos sacó adelante vendiendo mezcal. Entonces de ahí viene el gusto. Mi padre me dio la oportunidad de aprender porque en tiempos pasados solo les enseñaban a los hombres, pero ahorita las mujeres se han unido y los hombres poco a poco lo han ido aceptando. Podemos hacerlo y podemos hacerlo bien”, asegura.
Irene hace todas las tareas que conlleva el proceso de elaboración, desde levantarse a las 2 de la mañana para limpiar botes hasta ir al cerro para buscar la piña correcta. El resultado de toda su pasión ha dado frutos con el mezcal “Las perlas”. Con este producto lleva dos años en el mercado y reconoce que pudo concretar su marca gracias al apoyo de otras mujeres, quienes le fueron aconsejando para que ella lanzara su propia línea.
“Es muy importante crecer como mujeres y últimamente las mujeres en la industria del mezcal nos hemos encontrado y unido. Hemos dicho algo que todas tenemos en común: ya no queremos estar solo en la cocina; ya estamos en el área del proceso de la destilación, ya metemos las manos”, expone.
EL PADRE ORGULLOSO DE IRENE
Eulogio Sevilla es el padre de Irene. Desde niño se dedicó al trabajo del mezcal y sigue haciéndolo a través de un proceso artesanal en donde ocupan cuero de res para el bagazo del maguey, lo cual le da un sabor diferente al líquido. El señor sabe de pies a cabeza el glosario del mezcal, conoce la diferencia de los agaves y los tiempos necesarios para que “agarre un buen sabor”.
Él le enseñó todo lo que sabe a su hija, pese a que estaba mal visto que una mujer aprendiera, pero don Eulogio fue contra viento y marea puesto que deseaba que toda su familia se involucrara en la producción del maguey, como a él le enseñó su padre y a su padre su abuelo.
Comenzó con lo básico: trocear las piñas, cocerlas, enjuagarlas, y como fue creciendo, a petición de ella, le dio “tareas de un hombre”, como exprimir las piñas, extraerle los azucares y apoyar en el hoyo para que pudieran ser fermentadas.
Su casa huele a cabezas de agave y desde que entras al inmueble hay fotos de sus antepasadas. Su sueño es que cuando muera también ahí estén sus fotos y sus nietos lo recuerden como un maestro mezcalero y que ellos sigan llevando en alto el trabajo de aquello que denomina “oro líquido”.
