Los arrendatarios han sido los más afectados durante la pandemia, pues al quedarse sin empleo, suspender por un tiempo sus actividades económicas o los recortes a su sueldo es lo que ha generado que la gran mayoría de quienes rentan se vean obligados a pedir prórrogas en las cuotas de pago del lugar, pues “apenas juntan para sobrevivir”.
María N, tiene 43 años y es madre de seis pequeños, debido a la pandemia su esposo solo trabaja unas cuantas horas, sin embargo han buscado la manera de generar ingresos para sobrevivir ante la cruda situación económica que ha dejado la emergencia sanitaria, pues la vecindad donde viven no perdona los pagos de la renta.
Ellos son originarios de Oaxaca, vinieron a Puebla a buscar un mejor futuro, y hoy venden elotes y esquites en las calles de la entidad poblana para poder llevar "un plato de frijoles a la mesa", ya que María asegura que como padres deben buscar la manera de darles techo y comida a sus hijos.
A pesar de que las cuotas del lugar donde rentan no son muy altas, con lo que su marido gana y las ventas de elotes solo llegan a juntar 100 pesos al día, lo cual es muy poco para pagar 1400 pesos de renta, pues a pesar de la contingencia el dueño no bajó las cuotas.
María relata que ya debe varios meses de renta, pero que "no queda de otra, más que amarrarse la boca para darles de comer a sus hijos en lugar de ellos".
En una situación similar vive doña Micaela Rodríguez, todos los días se levanta temprano para poner su puesto de dulces en la zona norte de la ciudad de Puebla, pues tras la pandemia, su manera de llevar ingresos a casa quedó suspendida, ella se dedica a vender comida en reuniones o fiestas, las cuales fueron canceladas por la emergencia sanitaria.
A la edad de 63 años, busca salir adelante, ya que debe alrededor de 5 meses de renta y su único sustento es la pensión de su difunto esposo y lo que ella gana con la venta de dulces y refrescos que ofrece frente a su domicilio.
En entrevista con este medio declaró que la situación ha afectado tanto a ella como a sus vecinos de las vecindades aledañas, ya que al día gana alrededor de 100 pesos y no le alcanza para pagar las cuotas renta, por lo que ya debe varios meses.
“Al dueño le debemos bastantita renta, le debo 5 mil pesos al señor que me renta, no se ha portado grosero porque me espera, pero sí le voy dando poco a poco porque trata uno de medio sobrevivir” señaló Micaela.
En tanto a Verónica quien se dedica al aseo de las casas platica que le ha costado mucho tener que pagar las cuotas de la renta, por lo que ya deben 3 meses a la señora que les alquila un pequeño lugar para vivir. Su esposo no tiene trabajo, por lo que se dedica a juntar chatarra para venderla y llevar dinero a casa, y Verónica solo trabaja dos o tres veces a la semana, entre los dos alcanzan a juntar 800 pesos semanalmente.
Por esto no pueden darse el lujo de pagar mucho en comida, inclusive de comprar útiles escolares ya que gastar en otras cosas pude dejarlos sin despensa o un lugar para vivir, pues “la renta no nos perdona” dice Verónica.
Asimismo, don Rodrigo López comenta que la situación ha sido muy crítica desde el comienzo de la pandemia, pues de ser una familia de cinco integrantes, solo trabaja uno, y con lo que él gana no alcanza para pagar todos los gastos.
Intentaron hablar con la persona que les renta para bajar las cuotas durante la emergencia sanitaria, sin embargo no lograron un acuerdo, por lo que ahora “se truenan los dedos” para pagar la próxima renta del mes de septiembre.
“Necesitamos trabajar para mantenernos bien, ¿pero de dónde?, ni hablar es lo que vino a molestar la enfermedad” opinó.
Con todo y pandemia doña Delfina Alvarado de 68 años detalla que su esposo todos los días va a vender cachitos de lotería en la Avenida Reforma, no gana mucho, pero con eso van sobreviviendo al día, “aunque sea frijolitos me trae mi viejito”.
Debido a la contingencia sanitaria ambos tuvieron que dejar las calles, sin embargo después de unas semanas en confinamiento ella ya no pudo regresar a vender, pues tiene problemas de salud, pero su esposo de 73 años quien usa andadera debido a un accidente, sale de casa pues es el único sustento de ellos dos.
Los pagos de renta, luz y comida se les han hecho complicados en los últimos meses, pues no cuentan con mucho dinero y a pesar de que sus hijos los apoyan un poco, no les alcanza para llevar una vida tranquila.
Doña Delfina fue una niña de la calle, y tras una vida difícil, poco a poco se está quedando sin vista, por ello su esposo trata de llevar el sustento a su hogar, pero este no es suficiente para todos los gastos que surgen día con día.