En el corazón de Puebla, en la 2 Poniente casi esquina con la 5 de Mayo, se encuentra un establecimiento que ha dejado una huella indeleble en la cultura gastronómica de la ciudad: El Patio y Las Ranas o también apodado como “Las Ranas”. Con más de 31 años de historia, este negocio no solo es conocido por sus tacos al pastor, sino que también por la popularidad que se ha ganado entre poblanos y turistas que visitan la ciudad.
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La historia
La historia de "Las Ranas" comienza en la década de los 90, cuando el señor Benigno Vargas, tras años de trabajo en la industria de la ropa, decidió emprender un nuevo camino. Con la oferta de una receta de carne al pastor que lo cautivó, Vargas, junto con su esposa Rocío Obregón, abrió la primera sucursal en el número 105 de la 2 Poniente. A pesar de su falta de experiencia en el sector gastronómico, la pareja se dedicó a aprender y a ofrecer un producto que en ese momento no era común en la zona.
“Se conocieron desde muy chicos (Vargas y Obregón), se casaron, estuvieron muchos años juntos. Mi mamá es diseñadora de interiores y mi papá administrador de empresas, sin saber nada de la gastronomía y sin tener un pasado en ese rubro tuvieron este negocio que ha sido muy bien recibido por la gente de Puebla (…) los dos fueron muy buen equipo, él se encargaba del servicio al cliente y mi mamá apoyaba a mi papá”, expresa Rocío Vargas (Puebla, 29 años), hija de los fundadores y quien está al frente del negocio junto a su hermano.
La ubicación del negocio fue estratégica. En un área donde la oferta de alimentos era escasa, Las Ranas logró captar la atención de los transeúntes, quienes se sentían atraídos por la novedad de los tacos al pastor, en contraste con los más comunes tacos árabes. Este enfoque innovador, sumado a la dedicación de los propietarios, permitió que el negocio prosperara rápidamente. “En Puebla solo se comían los árabes, pero al ver que estos eran al pastor, la gente los aceptó”, agrega la hija.
Expansión
Con el paso del tiempo, la demanda de tacos al pastor en Las Ranas creció exponencialmente. Consciente de este aumento, los esposos decidieron abrir una nueva sucursal en el número 102, justo enfrente de la original. Esta expansión fue fundamental para atender a un mayor número de clientes, quienes no solo eran poblanos, sino que también llegaban y llegan de diversas partes de la República Mexicana y del extranjero.
“A lo mejor al principio fue complicado, pero así son los negocios. Ellos sabían que no iba a ser fácil porque no sabían mucho de lo gastronómico, pero poco a poco fue obteniendo reconocimiento”, agrega la actual encargada.
¿Por qué el nombre?
El nombre "Las Ranas" no es solo un apodo curioso; se origina de la propia historia del lugar. La taquería se ubica en una casona antigua que, en sus inicios, contaba con piletas donde los caballos solían beber agua. Con el tiempo, estos espacios se convirtieron en el hogar de muchos renacuajos, que al crecer se transformaron en ranas. Esta anécdota no solo añade un toque de localismo, sino que también refleja la conexión del negocio con su entorno.
“Es una historia que a mis papás llegó y se les hizo bastante interesante y lo sintieron identificado para el negocio y a la casa, además de que es un nombre que la gente se lo aprendió rápido y ha sido algo que lo ha caracterizado”, menciona la joven.
Sus alimentos
A lo largo de los años, El Patio y Las Ranas han diversificado su menú más allá de los tacos al pastor, ofreciendo gringas, tortas y otros platillos derivados del pastor. Este enfoque en la variedad ha permitido que el establecimiento se mantenga relevante y atractivo para diferentes paladares.
Antes de la pandemia, la familia Vargas intentó expandir su legado aún más al abrir una nueva sucursal en Angelópolis. Sin embargo, la crisis sanitaria obligó a cerrar este nuevo local, dejando a Las Ranas con sus sedes originales en el centro histórico de Puebla.
Llegaron a Alemania sin querer
Uno de los aspectos más notables de Las Ranas es su capacidad para atraer a turistas y visitantes de otros países. La reputación del establecimiento trascendió fronteras, gracias, en parte, a un cliente extranjero que, sin saberlo, era parte de una editorial y escribió sobre la taquería, recomendándola como un lugar imperdible para quienes visitan Puebla.
“Esas cosas nos emocionan, porque quiere decir que nuestro equipo va por buen camino (…) es algo que no te esperas, porque nosotros no conocimos a la persona, solo él vino y le agregó, fue algo muy orgánico”, expresa Vargas.
Los Flamingos
Además, la familia Vargas no se limitó a su taquería. Ante la demanda de un espacio para desayunos, decidieron abrir Los Flamingos, un lugar que rápidamente ganó popularidad en la ciudad, demostrando su capacidad para adaptarse a las necesidades de sus clientes. Se ubica en la misma calle 2 Poniente, a un lado de una de las sucursales de Las Ranas.
“Ellos querían que fuera algo diferente, que fuera más para la mañana, como jugos, chanclas, tostadas, cocteles de fruta, enfocado en otro tipo de personas. Hasta la fecha siguen yendo temprano (las personas) para desayunar y ya en las tardes van a Las Ranas”, afirma la encargada.
Un clásico
Aunque Las Ranas aún no lleva tantos años operando en la capital del estado, para muchos habitantes se ha convertido en un clásico poblano, un referente de los tacos al pastor, así como para los turistas un sitio que deben visitar cuando llegan a la también llamada Angelópolis.