Las viudas del coronavirus

Ellas perdieron a sus compañeros de vida y con ellos su estabilidad económica y emocional

Alba Espejel | El Sol de Puebla

  · lunes 18 de octubre de 2021

Las viudas del coronavirus, tres poblanas que perdieron a sus esposos. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Las viudas del coronavirus son las mujeres que perdieron a sus esposos o parejas sentimentales a causa de la Covid-19, esas mujeres que además de perder a sus compañeros de vida, ahora se enfrentan a trámites burocráticos que jamás habían hecho y a la pérdida de su mayor fuente de ingreso. Hoy en día, buscan trabajo o asesoría legal para salir adelante por su cuenta.

El Sol de Puebla recopiló historias de las mujeres que se encuentran en esta condición, todas compartieron que el objetivo es que más personas que están pasando por lo mismo no se sientan solas y que sepan que siempre hay un aire de esperanza para hacerle frente a esta pandemia.

HAY DIAS QUE CREO LO ESCUCHÓ ENTRAR

Luz María Méndez tiene 64 años y a los 18 conoció a su esposo, Moisés. Lo conoció en Xonacatepec, al principio fueron amigos y después se hicieron novios. Cuando se casaron no cabían de tanta felicidad y al poco tiempo tuvieron cuatros hijos.

Durante este tiempo de matrimonio tuvieron altas y bajas, pero siempre imperó el amor. Él trabajaba en un taxi, en temporadas altas hacía pan y ella es ama de casa. Cuando empezó la pandemia siguió trabajando a pesar de que los viajes bajaron considerablemente y un día llegó a la casa sintiéndose mal.

Él me daba el gasto, él se iba a trabajar y me traía el recaudo: viudas del coronavirus

Al principio creyeron que se trataba de una gripe normal, pero al hacerle la prueba correspondiente se confirmó que se trató de coronavirus. Su oxigenación poco a poco decayó y el pasado 02 de febrero falleció. La noticia destruyó a la familia y luego de varias semanas de duelo, Luz María tuvo que enfrentarse a la realidad, ya que su amigo, compañero y proveedor se había ido. Actualmente vende por catalogo para salir adelante.

Él me daba el gasto, él se iba a trabajar y me traía el recaudo, como era taxista iba al mercado y me traía las cosas de la comida y ahora ya no, he tenido que buscar trabajo para tener comida, para los gastos, el agua, las pipas. Ahorita vendo Avón y si en alguna casa necesitan ayuda pues también voy para sacar algo. Lo extraño, porque era mi amigo, mi sostén, era mi todo. Hay días que creo que lo escucho entrar, pero después recuerdo que ya no está. Es la situación más difícil que he tenido que vivir”, relató.

Cada temporada de Día de Muertos, Moisés hacía hojaldras y este año, Luz María también hará para sacar un dinerito extra. Sin embargo, pide apoyo de la ciudadanía para tener un trabajo, ella dice que puede laborar en lo que sea, o también puede recibir despensas en lo que no tiene algo fijo.

ME ENOJE CON DIOS, PERO TENGO QUE ACEPTARLO

Otra historia es la de Irma, ella conoció a su pareja, Ricardo, hace ochos años, era un 31 de diciembre y estaba pasando por una etapa muy complicada de su vida, cuando salió de trabajar él le dijo que siempre la veía pasar, que esperaba que ese día la pasara bonito y le dio un abrazo.

Tanto él como ella ya tenían hijos de otras parejas, en su momento, pensaron que jamás volverían a enamorarse, pero poco a poco se dio el amor y se fueron a vivir juntos. Todo iba bien, cada uno tenía sus actividades para generar ingresos.

Irma quedó desamparada, su esposo era su sostén. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla


Ricardo trabajaba en un taller mecánico e Irma tenía una tiendita, pero llegó la pandemia y tuvo que cerrar debido a las bajas ventas. “Richard” le dijo que no se preocupara, que él la iba a apoyar en lo que encontraban algo más, pero después se contagió de coronavirus y al estar enfermo de la vesícula su situación empeoró.

Lo llevamos al seguro, se fue complicando su situación y lo interné y sólo ocho días tardó. Fue cuando me hablaron que ya había fallecido, esta enfermedad es lo peor que pudo pasar porque se lo llevó a él y destruyó mi vida, nunca imaginamos que esto pasaría. Nos juramos que íbamos a terminar viejitos los dos y nunca me imaginé que pasaría esto”, comentó.

Irma quedó desamparada, ya que él era su mayor fuente de ingresos. Si bien, ella apoyaba vendiendo en los tianguis, Ricardo era el que aportaba en mayor porcentaje, además que la casa era de él.

Desde que falleció se ha tenido que enfrentar a varios problemas, entre ellos la situación legal de la casa en donde vive. Al no ser su esposa, algunos familiares de Ricardo le han dicho que la quieren sacar, afortunadamente tiene el apoyo de su cuñada y ella le ha dicho que no permitirán eso.

En suma, en el trabajo de Ricardo no han querido darle su pensión de viudez, ya que su jefe argumenta que ella sólo fue una concubina y no una esposa legal. Irma menciona que esta persona ha sido grosera con ella, incluso que le ha faltado al respeto por no haberse casado.

Por tal motivo, hoy pide apoyo legal para que la puedan orientar, no pierda su casa y pueda recibir ese dinero que le pertenece a Ricardo, asimismo, pide trabajo de lo que sea para que pueda salir adelante.

Me enojé con Dios, me enojé con todos, pero ahora tengo que aceptarlo y salir adelante, cuesta trabajo y hay mucho dolor de por medio, pero tengo que salir adelante por él y por mis hijos, que, aunque ya son grandes y no dependen de mí, me gustaría verlos realizándose”, compartió.

Me enojé con Dios, me enojé con todos. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

MI ESPOSO ERA MI APOYO, AHORA NO LO TENGO

Rocío Merino Méndez conoció a su esposo Francisco hace 35 años en un baile, se hicieron novios, se casaron y tuvieron dos hijas, una de ellas tiene una discapacidad. Él trabajó en fabricas, pero al tener un accidente en una carretera tuvo que dejarlo y dedicarse al campo a criar animales y a vender leche de sus vacas.

El accidente derivó en diabetes y esa enfermedad como fueron pasando los años empeoró generando problemas en los riñones. La misma semana que se dieron a conocer los primeros casos de coronavirus en Puebla, le avisaron a Rocío que Paco tenía que ser dializado.

Comenzaron el proceso, pero un día el médico le dijo que tenían que hacerle una prueba de detección para que pudiera ingresar al establecimiento, desgraciadamente dio positivo a coronavirus y desde ese momento su salud empeoró hasta que la Covid-19 se llevó su vida.

A partir de que dio positivo a coronavirus su salud empeoró

Como estaba siendo dializado ya no tenía defensas y muy rápido se nos fue, se acabó su vida. Lo extraño, lo extraño porque era mi apoyo, él me ayudaba a cuidar a nuestra hija que tiene una discapacidad y también me ayudaba en el campo, ahora el trabajo es doble y gano menos y lo peor es que ya no tengo su compañía”, declaró.

Con la partida de Moisés, Rocío ha tenido que enfrentarse a los problemas económicos, pero también jurídicos, ya que sus hermanas de él, le han dicho que al no tener un testamento van a quitarle su casa y ella teme que la dejen en la calle.

Rocío es su esposa legal, pero nunca vieron la necesidad de hacer un testamento y su esposo era el que solía hacer todos los trámites burocráticos o el que la guiaba cuando se trataba de papeleo. Hoy está indefensa y pide apoyo jurídico para que no puedan quitarle su hogar. No tiene dinero, ya que tuvo que gastar mucho para el lo funerario y pide que es apoyo sea gratuito o que se pueda hacer en pagos.

HOMBRE, SOSTÉN DE LA CASA, UNA REALIDAD EN MÉXICO

En entrevista con este medio, Simón Alejandro Hernández León, coordinador de la licenciatura en Derecho de la IBERO Puebla, compartió que en México y en Puebla aún siguen existiendo familias en donde el sostén es el hombre, mientras que las mujeres siguen teniendo la responsabilidad del cuidado de los niños, sin embargo, las consecuencias de esta dinámica se vieron en la actual pandemia.

Por ello, también considera importante que las autoridades tomen en cuenta a este sector y que las incluyan en la bolsa de trabajo para una mejor reconstrucción tras la pandemia.

Agregó que el porcentaje de hombres trabajando sigue siendo más alto que el de las mujeres y que la brecha salarial sigue siendo muy diferenciada. Un ejemplo de ello es que la remuneración que genera un hombre, una mujer en el mismo puesto debe trabajar en promedio casi dos meses más.