A sus 87 años don Demetrio se ha convertido en una leyenda dela fotografía poblana. Desde hace dos décadas capta a diario lassonrisas de los turistas con la fachada de la Catedral como fondo.Este diciembre, sin embargo, será el último mes que utilizará suPolaroid de fuelle, pues, al no encontrar la película adecuada, lasustituirá por una máquina digital.
Sentado en un banco de piedra, a las afueras de la Catedral dePuebla, don Demetrio recuerda cómo fue la primera vez que acudióa la esquina de la 3 Oriente y 16 de Septiembre para inmortalizarla llegada de turistas. Después de un tiempo tomando fotografíasreligiosas en el Templo de la Compañía y de familias en la fuentedel zócalo, decidió probar, 20 años atrás, suerte en labasílica. “Traíayo la cámara afuera y –una señora con su niño- me dijo‘Oiga, ¿usted toma fotos?’, le digo que sí y me dijo‘tómeme una foto’. Y luego otros y otros”, narra, sin soltarsu cámara fotográfica, una Polaroid 197, de 10 placas. “Como vique salía aquí, ya me quedé”. Sonapenas las 13:00 horas y a don Demetrio ya no le quedan rollos.Volverá “como a las 3 y media, poquito más tarde”, promete auna turista sudamericana que no disimula su cara de decepción.“Luego me dicen: ‘ahora tómese una foto con nosotros’ y lesdigo ‘sí, cómo no’. Mi foto, mi persona, anda prácticamentepor todas partes del mundo”, presume el fotógrafo.
A su vieja Polaroid le queda poca vida. A pesar de llevar solounos pocos años con ella colgada al cuello, ya le resulta a donDemetrio imposible encontrar rollos para revelar sus instantáneas.A partir de enero, cuando se acabe el material que resguarda en sucasa, utilizará una moderna máquina digital que acompañará conuna impresora instantánea. “Si acaso me alcanza paradiciembre… Entonces se toma con cámara digital y una impresorachiquita, se mete y se saca la memoria, se apachurra un botón y sesaca la foto”, explica.
“A VECES TOMO TRES O CUATRO FOTOS, A VECESNI UNA”
Él, en realidad, llegó a Puebla a los 15 años desde SanBernardino Contla, Tlaxcala, para trabajar en las fábricastextiles. Ya bien entrado en sus años 60 se jubiló –“seacabó la industria textil”, lamenta- y decidió dedicarse porentero a la fotografía. Solo uno de sus tres hijos ha seguido encierta manera sus pasos, al estudiar la carrera de DiseñoGráfico. “Va saliendo algo para comer y eso es suficiente”,dice. “¿Para qué busco trabajo si a mí no me van a dar trabajoen cualquier lado?”.
Durante los 20 años que don Demetrio ha fotografiado laCatedral, Puebla ha cambiado. Antes cobraba 10 pesos por las fotos,ahora 65. Más grande, más ruidosa pero igualmente abierta a losturistas, la Angelópolis sigue agradeciendo sus retratos. Durantelas vacaciones y fines de semana toma hasta 40 instantáneas. “Aveces tomo tres o cuatro fotos, a veces ni una. Pero sábado ydomingo me emparejo un poquito, saco para el gasto y ya lo quecaiga en la semana es bueno”, sonríe.