Con llanto y oraciones, familiares y amigos, así como la comunidad en general de San Hipólito Xochiltenango, recibieron el cuerpo del sacerdote Lucino Flores Sánchez, quien falleció víctima de un atropellamiento.
La tarde de ayer, una carroza fúnebre con los restos del sacerdote, arribó al pueblo que lo vio nacer hace 67 años, procedente de la capital poblana, una multitud lo espera en su humilde domicilio.
Fue con cohetones y flores de color blanco como le dieron la bienvenida al presbítero. Tras despedirse de manera simbólica, los fieles católicos acompañaron el cortejo fúnebre sobre la carretera Puebla-Tehuacán hasta llegar a la parroquia de San Hipólito.
Ahí se celebró una misa de cuerpo presente, para después comenzar con una larga noche de vela, donde grupos eclesiásticos y estudiantinas ofrecieron sus condolencias a la familia del cura.
Para este medio día de domingo, se espera que se lleve a cabo la sepultura de Flores Sánchez al interior del recinto religioso, donde permanecerán sus restos en un lugar consagrado y culto.
Cabe mencionar que el padre falleció atropellado el pasado 15 de abril, luego de haber salido de su domicilio. Desde el lunes 16 de abril, su cuerpo permaneció en el Semefo en calidad de desconocido.
Ante lo sucedido la familia desconocía de su paradero, por ello denunció en el Ministerio Público la repentina desaparición; fue hasta la tarde del viernes 20 de abril, cuando los dolientes reconocieron el cadáver y solicitaron su entrega para dar su último adiós.
Por su parte, la Arquidiócesis de Puebla lamentó el fallecimiento y aclaró que desde hace varios años el prelado dejó de prestar sus servicios a la comunidad religiosa toda vez que tuvo un accidente lo que provocó problemas de sus facultades mentales.