En Lomas de Angelópolis, ir al final es una odisea

El crecimiento de Lomas de Angelópolis avanza sin la incorporación de servicios de transporte público, lo que dificulta el traslado a quienes ahí trabajan

Daniel Cruz Cortés / El Sol de Puebla

  · martes 29 de octubre de 2024

Es poco común que los patrones se preocupen por los traslados de sus trabajadores por lo que las interminables filas son algo del día a día en la zona. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Lomas de Angelópolis arrasa su expansión inmobiliaria hacia el sur a expensas de las y los trabajadores que diariamente laboran en sus residencias. Ante la ausencia de transporte público y la indiferencia de sus empleadores, cientos de obreros y personal de servicio son obligados a trasladarse hacinados en vehículos inseguros que operan como taxis irregulares.

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Abelino es un hombre de aproximadamente 60 años de edad que trabaja de lunes a sábado como obrero en una casa del clúster La Rioja, uno de los últimos complejos residenciales construidos en Lomas de Angelópolis del lado de Santa Clara Ocoyucan, a pocos kilómetros de distancia de la presa de Valsequillo y la junta auxiliar de San Andrés Azumiatla, en Puebla.

Como si atravesar la ciudad en unidades de transporte colectivo abarrotadas no fuera un reto complejo, Abelino enfrenta la ausencia de movilidad pública que lo lleve o siquiera acerque a su lugar de trabajo, situado a unos 12 kilómetros de distancia del último medio de transporte disponible, donde la familia que lo contrató lo espera puntualmente a las 9 de la mañana.

Cruzar todo Lomas de Angelópolis, desde su entrada principal hasta una zona cercana a la avenida 11 Sur de la ciudad de Puebla, es una travesía. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

En trabajos como el suyo, asegura el hombre, es poco común que los patrones se preocupen por los traslados de sus trabajadores. Algunos lo hacen, pero son minoría. Abelino, al igual que cientos de personas que laboran en los exclusivos hogares de Lomas de Angelópolis, no tiene vehículo propio, ni tampoco el poder adquisitivo para pagar taxis particulares todos los días.

Desde hace años, la avenida del Castillo, particularmente en la entrada de Chedraui Selecto, un supermercado ubicado sobre la Vía Atlixcáyotl, se convirtió en la terminal de vehículos que ofrecen viajes de forma irregular desde y hacia Lomas de Angelópolis. Aunque su oferta es reducida, apenas logran cubrir la necesidad de los trabajadores para llegar a sus empleos.

Pocas unidades llegan a la sección más lejana

Los servicios arrancan desde las 6:30 de la mañana y culminan hasta las 7 de la noche. Estos horarios empatan con las jornadas de la mayoría de empleados domésticos, que son los principales usuarios de estos taxis, conocidos comúnmente como "colectivos”. Después de ese tiempo, es casi imposible encontrar una de estas unidades para salir del complejo residencial.

La falta de nuevas vialidades en esta demarcación ya provocó colapsos viales en la Atlixcáyotl. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

En el punto de salida no hay checadores ni quienes administren la llegada y salida de unidades. La gente se forma conforme va llegando. El orden, sin embargo, va de la siguiente manera: tres filas, una para cada sección de Lomas de Angelópolis a la que se desee llegar.

Los servicios arrancan desde las 6:30 de la mañana y culminan hasta las 7 de la noche. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla


Las de mayor demanda son la primera y segunda. Entre semana, las filas para estas zonas suelen ser extensas, especialmente en la mañana. Por otra parte, la tercera sección –que es la más reciente y también la más lejana– es menos popular entre los obreros y los propios chóferes, pues no muchos están dispuestos a llegar hasta el final del complejo habitacional, al menos no por el mismo costo que al resto de destinos más cercanos al supermercado.

Viajar desde Chedraui Selecto de la Vía Atlixcáyotl hasta las primeras dos secciones de Lomas de Angelópolis cuesta 15 pesos por persona. Pero si un trabajador pretende llegar a la tercera sección, usualmente a lugares como Parque Cascatta, Gran Reserva y Parque Rodas, el valor del trayecto sube a 25 pesos.

Por si esto fuera poco, es necesario avisar al conductor sobre el destino antes de subir al coche, pues abordarlo no es garantía de que el taxi llegue hasta los clústers más remotos de la unidad. Y en caso de que esto suceda, los trabajadores deben descender y caminar varios metros, incluso kilómetros, hasta llegar a su destino.

Además, la frecuencia de viajes desde y hacia esta última zona es de entre 20 y 25 minutos por la mañana. Sin embargo, hay ocasiones en que la espera es mayor por la tarde, debido a que las pocas unidades disponibles para este servicio son abarrotadas desde sitios previos, ya que van subiendo pasaje conforme lo van encontrando, pues no existe una parada específica.

Desde las primeras horas del día, más de 40 hombres y mujeres forman dos filas en la zona. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Esta situación se replica al lado opuesto de Lomas de Angelópolis. Quienes se trasladan desde el sur de la ciudad de Puebla hacia el otro acceso del complejo habitacional, regularmente a la primera y segunda sección, son orillados a utilizar estos taxis irregulares, que carecen de medidas básicas de seguridad vial, como cinturones y bolsas de aire para los pasajeros.

La base improvisada en esta zona es una gasolinera situada sobre la Prolongación de la 11 Sur, en esquina con el acceso que lleva a Lomas de Angelópolis. Con los mismos horarios, de 6:30 de la mañana a 7 de la noche, los obreros hacen fila cada día para llegar a sus trabajos.

Hacinamiento es común en taxis irregulares

Identificar las unidades de transporte irregular no es complejo. Son vehículos particulares que la mayoría de las veces no tienen placas, ocasionalmente están polarizados y sus chóferes visten siempre uniforme, el cual consiste en una camisa blanca, pantalón negro y chaleco. Además, ninguno de ellos está rotulado con logos o el número de concesión, como lo haría una unidad debidamente registrada ante la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMT) de Puebla.

Los automóviles son en su mayoría sedanes de cuatro puertas, como los modelos Tsuru y Versa, ambos de la marca Nissan. Aunque su capacidad máxima es de cuatro personas, sin incluir al conductor, los chóferes no arrancan la marcha con menos de cinco o seis personas. Cada viaje redondo representa una ganancia aproximada de entre 150 y 180 pesos. Aunque si lleva personas a los clústers más lejanos la cifra puede sobrepasar los 200 pesos.

El trayecto de ida hasta el final de Lomas de Angelópolis dura entre 15 y 20 minutos. Ni los usuarios ni el conductor cruzan palabras, más que cuando se llega a la primera caseta de vigilancia, que es el acceso a la segunda sección, por el Gran Boulevard.

La razón es que en este punto los guardias de seguridad del complejo residencial piden las identificaciones oficiales de los pasajeros, al menos de la mayoría de ellos. El personal de vigilancia no realiza cuestionamientos, únicamente muestra los documentos oficiales ante una videocámara y después permite el tránsito de las unidades. Todo en menos de 20 segundos.

Posteriormente, el conductor avanza de forma apresurada hasta el final del recorrido. Mientras esto sucede, el chófer lleva el control sobre los viajes que ha realizado durante el día y el número de personas que traslada. Lo hace a través de un grupo de WhatsApp, en el que se comparten algunas fotografías del viaje, mensajes de texto y notas de voz.

Viajar desde Chedraui Selecto de la Vía Atlixcáyotl hasta las primeras dos secciones de Lomas de Angelópolis cuesta 15 pesos por persona. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla


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Actualmente las compañías inmobiliarias que construyeron Lomas de Angelópolis trabajan en la edificación de más complejos habitacionales, como City Lomas, en los ejidos de Santa Clara Ocoyucan. La constante expansión de esta zona, que inició en 2003, supone la demanda de más servicios particulares, especialmente domésticos. Empero, dicho crecimiento avanza sin la incorporación de servicios de transporte público, lo que acentúa la brecha de inequidad para los obreros que trabajan diariamente en estas residencias para garantizar su fuente de empleo.