Ante la excesiva aparición de baches en la ciudad de Puebla, el arquitecto e investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Octavio Flores Hidalgo, aseguró que no es común que existan materiales de baja calidad, sino proyectos de pavimentación mal planeados y ejecutados desde su origen, así como un escaso plan de mantenimiento de calles, lo que provoca que en temporada de lluvias se agudice la presencia de hundimientos en varios puntos del municipio.
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Frente a la llegada de tormentas y remanentes de huracanes a la entidad poblana, la aparición de baches en calles y avenidas de la capital del estado y su zona metropolitana se vuelve común, inclusive evidente para los automovilistas que caen por accidente en ellos, provocando afectaciones físicas a sus vehículos.
“Generalmente los baches son ocasionados por la mala aplicación o un mal proceso, es decir, que no realicen adecuadamente la compactación o una adecuada revisión del alcantarillado y de conducción del agua de lluvia (...) Realmente los materiales son muy nobles, pero también pueden llegar contaminados con tierra, lo que evita una adecuada adherencia”, señaló el experto.
Calor o lluvia, ¿qué origina un bache?
De acuerdo con Flores Hidalgo, es un mito que las calles de la capital poblana sean más propensas a la proliferación de estas grietas en el pavimento que a diferencia de otras ciudades del país, al menos no por alguna causa ambiental o geológica. Si bien los fenómenos climáticos extremos, como tormentas o sequías, ejercen presión sobre la carpeta asfáltica, esto es una condición generalizada en todo el mundo. Es por ello que la calidad de las obras depende principalmente de la ejecución de las mismas, y no siempre del tipo de asfalto empleado.
Los baches surgen por varias razones, de las cuales el factor humano suele ser el que tiene mayor influencia. Además de fallas en el proceso de planeación y colocación del pavimento, la escasez de mantenimiento agudiza la creación de estas fisuras
según el especialista.
“La razón por la cual nuestra ciudad está llena de baches, sumándose a todas las demás ciudades del país, es un problema general, es un problema de condiciones ambientales y edificación de los pavimentos. Es una combinación que, además del mantenimiento, nos rebasa en tiempos, dimensiones y recursos para poder más o menos tener una superficie de rodamiento de calidad aceptable”, explicó el académico.
Flores Hidalgo detalló que el asfalto es susceptible a varias manifestaciones climáticas extremas.
Por ejemplo, aseguró que las altas temperaturas, que se presentan usualmente en temporada de estiaje, suelen tener un efecto negativo en el pavimento, pues la propia radiación solar provoca su sequedad y posterior agrietamiento.
Luego, en temporada de lluvias dichas hendiduras son dañadas por la humedad constante, pues el agua se filtra hasta el subsuelo y ello genera el desprendimiento de las capas asfálticas.
Mucho de lo que pasa en los pavimentos de Puebla es que son afectados por las condiciones ambientales. En época de calor, por ejemplo, no lo tenemos muy claro porque no vemos lo que está pasando, es decir, el excesivo calor que se llega a presentar empieza a resecar los pavimentos y empiezan a tronar. Ahí es cuando, en el segundo factor, entra el agua de lluvia y empieza a entrar hacia el subsuelo y empiezan procesos de deterioro más acelerados del pavimento. Todos los pavimentos tienen un periodo de vida que requiere mantenimiento compartió.
El investigador de la UPAEP explicó que todos los pavimentos tienen un tiempo de vida específico, sin embargo, para que cumpla su ciclo es necesario que se le brinde mantenimiento constante, pues, de lo contrario, se pone en riesgo su estabilidad.
Actualmente, en la ciudad de Puebla muchos de los baches que existen son producto de la mala planeación y ejecución de los programas de pavimentación. Generalmente, las fallas se originan de base en las bases de la capa asfáltica, que es la zona donde se genera la estabilidad de la misma, y, además, donde se producen los escurrimientos.
En ese sentido, el especialista consideró que la falta de mantenimiento muchas veces es ocasionada por la falta de tiempo y recursos públicos ejercidos para tener superficies de rodamiento de alta calidad.
Hacer obras de calidad, lo que se necesita
Para Flores Hidalgo, quien además ostenta un Doctorado en Procesos Territoriales: Región, Ciudad, Arquitectura y Patrimonio por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), no es normal que una ciudad tenga muchas de sus vialidades con hundimientos y fracturas, como ocurre en Puebla y otros municipios del estado.
Desde un sentido técnico, no es justificable que los proyectos de pavimentación inicial se lleven a cabo sin una justificación previa, ni mucho menos con una escasa planeación. Además, buena parte del rezago que se vive en ese sentido en la ciudad de Puebla ha sido aplazado desde hace varios años, es decir, no es una problemática reciente, destacó el experto.
“No es normal ni justificable, sí se prevé que hay una mala elaboración previa, es decir, hay una mala acción de la ejecución de la obra o las indicaciones no fueron las adecuadas. Sabemos que hay mucha corrupción en el ambiente, y a veces te rebasan las dimensiones de la ciudad, sobre todo para dar un mantenimiento adecuado a las calles, ese es un punto delicado (...) no siempre se revisa el comportamiento del suelo y terminamos haciendo más parches que acciones adecuadas”, enfatizó.
Aunque la existencia de estas fracturas del suelo es originada desde la colocación del asfalto, el problema se agudiza cuando se llevan a cabo proyectos de relaminación de calles, es decir, cuando se realizan los programas popularmente conocidos como “bacheos”.
Este tipo de estrategias son adversas para las calles de la ciudad, pues suelen realizarse sin planeación alguna, ya que el objetivo principal es cubrir las hendiduras con más concreto.
Lo anterior se agrava cuando las autoridades a cargo de los proyectos no toman en cuenta las conexiones hidráulicas y eléctricas que hay en la zona, por ejemplo. Esto agudiza la generación de hundimientos, sin contar que a largo plazo traerá consigo mayores gastos para el erario.
"Sí hay mala calidad, en algunos casos, de los materiales, por la falta de supervisión y control, y eso es algo que debería estar revisado por la supervisión y dirección de obra correspondiente", destacó el investigador.
Errores comunes en las obras
Los errores más comunes en la colocación de asfalto –todos ellos evitables– suelen ser la mala aplicación del material, así como la inadecuada compactación del mismo. También es recurrente que se empleen instrumentos inadecuados o contaminados, lo que afecta directamente la adherencia de esta sustancia, señaló el especialista.
Además de ello, Flores Hidalgo señaló que existen asfaltos de mala calidad, pero son menos comunes, pues la mayoría de ellos se encuentran estandarizados, y la diferencia principal es su base, que suele ser de petróleo o de concreto.
En la industria de la construcción existen varias fórmulas de materiales que sirven para diferentes fines, o bien tienen tiempos de vida diferentes. Por ejemplo, el asfalto de concreto tiene mayor durabilidad que el de petróleo, sin embargo, el primero es más ecológico e incluso manejable durante los procesos de mantenimiento.
Tanto en Puebla como en otras ciudades del país, el uso de asfalto de petróleo es una práctica común. Si bien es efectivo y útil, es costoso, razón por la cual las autoridades suelen utilizarlo en menor cantidad, destacó el investigador de la UPAEP.
En ese sentido, el arquitecto señaló que es fundamental llevar a cabo procesos de planeación en la pavimentación de calles, es decir, usar de forma eficiente los recursos en vialidades donde sea más necesario, principalmente por su demanda peatonal y de tránsito vehicular.
De acuerdo con Flores Hidalgo, es financieramente complejo llevar a cabo un programa de pavimentación total en la ciudad, al menos no uno que se haga de forma adecuada. Pueden realizarse proyectos de “bacheo”, como ha sucedido hasta el momento, pero esto no va a solucionar la problemática en las calles, como mencionó previamente el investigador.
Por esa razón, el experto argumentó que las autoridades municipales deben diseñar una estrategia de repavimentación basada en las necesidades del tránsito. Las vialidades que reciben mayor flujo de transporte, especialmente de carga, deben atenderse primero, mientras que aquellas con menor demanda, como las privadas, pueden dejarse al último.
Según Flores Hidalgo, es más conveniente, tanto física como financieramente, ejecutar una obra de renovación total de la carpeta asfáltica, es decir, se debe evitar la colocación de parches como medida correctiva. No obstante, enfatizó que estos proyectos deben realizarse con base en estudios justificados sobre la superficie y la calidad de los materiales. Esto sin contar que la autoridad necesita implementar una estrategia de mantenimiento constante.
Desde su punto de vista, es más eficaz diseñar un plan de repavimentación a largo plazo, que llevar a cabo aceleradas estrategias de “bacheo”, pues además del aspecto técnico, la renovación de las calles se convierte en una oportunidad para implementar mejores estrategias de urbanismo táctico, como la integración de todos los usuarios de la vía pública, entre otras.
Finalmente, el investigador de la UPAEP aseguró que las autoridades municipales en Puebla sufren un rezago en la implementación de mejores técnicas para redirigir el agua pluvial, por ejemplo. Actualmente no hay infraestructura suficiente para utilizar el agua de lluvias, lo que, además de agudizar la creación de baches, ocasiona el desperdicio del líquido. En ese sentido, destacó que es fundamental implementar estrategias para renovar las calles con una perspectiva ecológica.
“Lo más conveniente siempre es renovar y tener mantenimiento, renovar es lo más adecuado. Lo que pasa es que el ingreso del municipio no le alcanzaría en tres años dedicarse exclusivamente al pavimento. No le alcanzaría el recurso ni por error”, concluyó.
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