/ jueves 26 de diciembre de 2019

Los huérfanos de Moreno Valle, ellos son los políticos en el exilio

La muerte de los exgobernadores de Puebla también significó la desaparición del grupo que gobernó durante los últimos ocho años

La caída del helicóptero en el que viajaban los exgobernadores, Martha Erika Alonso Hidalgo y Rafael Moreno Valle, no solo representó su trágica muerte, sino también la del grupo que conformaron y que ostentaron el poder durante los últimos ocho años, quienes al quedar en la orfandad política optaron por exiliarse, dividirse o saltar al barco de quien meses antes fue su enemigo político, hoy gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta.

La falta de un sustituto natural que asumiera el liderazgo de los morenovallistas provocó división al interior del PAN y con los partidos que fueron aliados en el proceso electoral de 2018: PRD, Movimiento Ciudadano, Compromiso por Puebla, Pacto Social de Integración (PSI), Nueva Alianza y Partido Verde Ecologista de México (PVEM), quienes agarraron un rumbo distinto a partir del accidente del pasado 24 de diciembre de 2018.

El perfil con más posibilidades de asumir el liderazgo del morenovallismo fue el exgobernador, Antonio Gali Fayad, quien en el funeral de Moreno Valle y Alonso Hidalgo lanzó un mensaje que dio esperanzas a los panistas, al decir que la mejor manera de honrar a sus jefes políticos era ganando la elección de 2019.

Sin embargo, poco duró el entusiasmo cuando despertaron viejas diferencias en el PAN entre panistas tradicionales y morenovallistas que lo exiliaron del proceso. Incluso, meses después, cuando reapareció en el marco de la edición 2019 de Smart City, fue recibido por Morena que lo acusó de desviar 36 millones de pesos cuando fue gobernador para la organización de dicho evento, para el que fue nombrado consejero honorario y embajador de la Alianza Smart Latam en América Latina y el Caribe.

Otro cuadro que prefirió mantenerse alejado de los reflectores fue el expresidente del Congreso en la pasada legislatura, Jorge Aguilar Chedraui, quien ha mantenido un perfil bajo al interior del PAN, pero que también ha recibido mensajes de Morena cuando fue acusado por el actual presidente de la Junta de Gobierno, Gabriel Biestro Medinilla, por uso irregular de 10 millones de pesos en el Poder Legislativo.

Aguilar Chedraui respondió desde redes sociales para defender el trabajo realizado y los reconocimientos obtenidos en transparencia y días después dejó de ser blanco de esos señalamientos cuando el líder de los diputados de Morena precisó que la investigación en realidad es contra el exdiputado panista, Pablo Montiel Solana, en su calidad de expresidente del Comité de Adquisiciones.

Eukid Castañón Herrera, poderoso operador de Moreno Valle, anunció su retiro de la vida pública apenas 22 días después del incidente aéreo y en noviembre pasado su nombre volvió a ser noticia tras la investigación y congelamiento de cuentas por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda.

Un beneficiario del morenovallismo fue Luis Bank Serrato quien logró convertirse en alcalde de Puebla por enjuagues legales en el Congreso del Estado tras la salida de Antonio Gali del Ayuntamiento.

Hace un año, en el sepelio de los Moreno Valle lanzó que el accidente “atentó contra la luz de esperanza para contar en nuestro país con un contrapeso democrático efectivo” pero este 24 de diciembre no acudió a la misa en recuerdo de los fallecidos.

Otro efecto de la muerte de los Moreno Valle fue el regreso al PAN de la excandidata independiente a la gubernatura, Ana Teresa Aranda, quien dejó el partido por diferencias con el exmandatario.

El mismo camino tomó Mario Riestra Piña, quien mantuvo actividad discreta al interior del PAN durante la renovación de la dirigencia en el municipio de Puebla, aunque llamó la atención las últimas declaraciones que hizo para criticar el estilo de su exjefe político, ahora muerto.

METAMORFOSIS EN EL CONGRESO

El retrato más fiel de lo que ocurrió con ese grupo se reflejó en el Congreso del Estado, que al inicio de la LX Legislatura estaba dividido en dos grupos que mantenían guerras campales desde el recinto legislativo: los morenovallistas conformados por el PAN, PRD, MC, CPP, PVEM y PANAL contra los diputados de la Cuarta Transformación conformada por Morena, PT y Encuentro Social.

Los primeros damnificados fueron los panistas, pues sin la protección de Moreno Valle rodó la cabeza de quien fue su estratega mediático, Marcelo García Almaguer, quien renunció a la coordinación de la bancada del PAN y a su militancia, por diferencias con la actual dirigente estatal de ese partido, Genoveva Huerta Villegas.

García Almaguer se declaró diputado independiente y a él se sumaron los panistas Hugo Alejo Domínguez y la diputada María del Carmen Saavedra, por lo que la bancada del PAN pasó de siete a cuatro diputados y perdió el lugar que tenía como la segunda fuerza política con mayor representatividad en el Congreso local.

La reacción entre los diputados de los partidos aliados del PAN no se hizo esperar y los legisladores de Movimiento Ciudadano, Carlos Alberto Morales y Guadalupe Esquitín Lastiri; del PRD, Liliana Luna Aguirre y Armando Avendaño García; así como el de Compromiso por Puebla, Uruviel González Vieyra, tomaron su propio camino y conformaron un nuevo grupo político al que denominaron “Somos 5 y Puebla nos une”.

PVEM Y PANAL SALTAN AL BARCO BARBOSISTA

Una de las reacciones más criticadas fue la de los partidos Nueva Alianza y Verde Ecologista, quienes por ocho años fueron aliados incondicionales del morenovallismos, pero tras la muerte de sus máximos líderes fueron los primeros en saltar al barco de Morena y Luis Miguel Barbosa, a quien atacaron con todo en la elección de 2018.

El caso más representativo fue el del diputado de Nueva Alianza, Gerardo Islas Maldonado, quien fue amigo cercano de Moreno Valle y su Secretario de Desarrollo Social al final de su sexenio. Su lealtad era ratificada todos los días en el Congreso haciendo dupla con García Almaguer para combatir en el debate a los diputados de la 4T.

Sin embargo, Islas Maldonado fue uno de los primeros en cambiar la página y dar su respaldo a Barbosa Huerta, con el argumento de que sería la mejor opción para Puebla ante la ausencia de la entonces gobernadora, Martha Erika Alonso.

Algo similar ocurrió con el entonces dirigente estatal y único diputado del PVEM, Juan Pablo Kuri Carballo, aunque en su caso, el cambio de camiseta se veía venir desde antes de la tragedia una vez que la dirigencia nacional de su partido ya había pactado con el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador.

UNA ELECCIÓN DISTINTA

La feria de traiciones quedó expuesta en la nueva elección extraordinaria a la gubernatura, pues además del PVEM y PANAL, panistas como Hugo Alejo, María del Carmen Saavedra; priistas como Vanesa Barahona, Francisco Jiménez; u organizaciones como la CTM y el Consejo Taxista le levantaron la mano al candidato de Morena, Luis Miguel Barbosa, a quien no pararon de descalificar meses antes en la campaña previa.

A pesar de los agravios recientes, Barbosa Huerta los aceptó y a un año de la tragedia pueden ser considerados como sobrevivientes políticos a la muerte de los Moreno Valle.

La caída del helicóptero en el que viajaban los exgobernadores, Martha Erika Alonso Hidalgo y Rafael Moreno Valle, no solo representó su trágica muerte, sino también la del grupo que conformaron y que ostentaron el poder durante los últimos ocho años, quienes al quedar en la orfandad política optaron por exiliarse, dividirse o saltar al barco de quien meses antes fue su enemigo político, hoy gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta.

La falta de un sustituto natural que asumiera el liderazgo de los morenovallistas provocó división al interior del PAN y con los partidos que fueron aliados en el proceso electoral de 2018: PRD, Movimiento Ciudadano, Compromiso por Puebla, Pacto Social de Integración (PSI), Nueva Alianza y Partido Verde Ecologista de México (PVEM), quienes agarraron un rumbo distinto a partir del accidente del pasado 24 de diciembre de 2018.

El perfil con más posibilidades de asumir el liderazgo del morenovallismo fue el exgobernador, Antonio Gali Fayad, quien en el funeral de Moreno Valle y Alonso Hidalgo lanzó un mensaje que dio esperanzas a los panistas, al decir que la mejor manera de honrar a sus jefes políticos era ganando la elección de 2019.

Sin embargo, poco duró el entusiasmo cuando despertaron viejas diferencias en el PAN entre panistas tradicionales y morenovallistas que lo exiliaron del proceso. Incluso, meses después, cuando reapareció en el marco de la edición 2019 de Smart City, fue recibido por Morena que lo acusó de desviar 36 millones de pesos cuando fue gobernador para la organización de dicho evento, para el que fue nombrado consejero honorario y embajador de la Alianza Smart Latam en América Latina y el Caribe.

Otro cuadro que prefirió mantenerse alejado de los reflectores fue el expresidente del Congreso en la pasada legislatura, Jorge Aguilar Chedraui, quien ha mantenido un perfil bajo al interior del PAN, pero que también ha recibido mensajes de Morena cuando fue acusado por el actual presidente de la Junta de Gobierno, Gabriel Biestro Medinilla, por uso irregular de 10 millones de pesos en el Poder Legislativo.

Aguilar Chedraui respondió desde redes sociales para defender el trabajo realizado y los reconocimientos obtenidos en transparencia y días después dejó de ser blanco de esos señalamientos cuando el líder de los diputados de Morena precisó que la investigación en realidad es contra el exdiputado panista, Pablo Montiel Solana, en su calidad de expresidente del Comité de Adquisiciones.

Eukid Castañón Herrera, poderoso operador de Moreno Valle, anunció su retiro de la vida pública apenas 22 días después del incidente aéreo y en noviembre pasado su nombre volvió a ser noticia tras la investigación y congelamiento de cuentas por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda.

Un beneficiario del morenovallismo fue Luis Bank Serrato quien logró convertirse en alcalde de Puebla por enjuagues legales en el Congreso del Estado tras la salida de Antonio Gali del Ayuntamiento.

Hace un año, en el sepelio de los Moreno Valle lanzó que el accidente “atentó contra la luz de esperanza para contar en nuestro país con un contrapeso democrático efectivo” pero este 24 de diciembre no acudió a la misa en recuerdo de los fallecidos.

Otro efecto de la muerte de los Moreno Valle fue el regreso al PAN de la excandidata independiente a la gubernatura, Ana Teresa Aranda, quien dejó el partido por diferencias con el exmandatario.

El mismo camino tomó Mario Riestra Piña, quien mantuvo actividad discreta al interior del PAN durante la renovación de la dirigencia en el municipio de Puebla, aunque llamó la atención las últimas declaraciones que hizo para criticar el estilo de su exjefe político, ahora muerto.

METAMORFOSIS EN EL CONGRESO

El retrato más fiel de lo que ocurrió con ese grupo se reflejó en el Congreso del Estado, que al inicio de la LX Legislatura estaba dividido en dos grupos que mantenían guerras campales desde el recinto legislativo: los morenovallistas conformados por el PAN, PRD, MC, CPP, PVEM y PANAL contra los diputados de la Cuarta Transformación conformada por Morena, PT y Encuentro Social.

Los primeros damnificados fueron los panistas, pues sin la protección de Moreno Valle rodó la cabeza de quien fue su estratega mediático, Marcelo García Almaguer, quien renunció a la coordinación de la bancada del PAN y a su militancia, por diferencias con la actual dirigente estatal de ese partido, Genoveva Huerta Villegas.

García Almaguer se declaró diputado independiente y a él se sumaron los panistas Hugo Alejo Domínguez y la diputada María del Carmen Saavedra, por lo que la bancada del PAN pasó de siete a cuatro diputados y perdió el lugar que tenía como la segunda fuerza política con mayor representatividad en el Congreso local.

La reacción entre los diputados de los partidos aliados del PAN no se hizo esperar y los legisladores de Movimiento Ciudadano, Carlos Alberto Morales y Guadalupe Esquitín Lastiri; del PRD, Liliana Luna Aguirre y Armando Avendaño García; así como el de Compromiso por Puebla, Uruviel González Vieyra, tomaron su propio camino y conformaron un nuevo grupo político al que denominaron “Somos 5 y Puebla nos une”.

PVEM Y PANAL SALTAN AL BARCO BARBOSISTA

Una de las reacciones más criticadas fue la de los partidos Nueva Alianza y Verde Ecologista, quienes por ocho años fueron aliados incondicionales del morenovallismos, pero tras la muerte de sus máximos líderes fueron los primeros en saltar al barco de Morena y Luis Miguel Barbosa, a quien atacaron con todo en la elección de 2018.

El caso más representativo fue el del diputado de Nueva Alianza, Gerardo Islas Maldonado, quien fue amigo cercano de Moreno Valle y su Secretario de Desarrollo Social al final de su sexenio. Su lealtad era ratificada todos los días en el Congreso haciendo dupla con García Almaguer para combatir en el debate a los diputados de la 4T.

Sin embargo, Islas Maldonado fue uno de los primeros en cambiar la página y dar su respaldo a Barbosa Huerta, con el argumento de que sería la mejor opción para Puebla ante la ausencia de la entonces gobernadora, Martha Erika Alonso.

Algo similar ocurrió con el entonces dirigente estatal y único diputado del PVEM, Juan Pablo Kuri Carballo, aunque en su caso, el cambio de camiseta se veía venir desde antes de la tragedia una vez que la dirigencia nacional de su partido ya había pactado con el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador.

UNA ELECCIÓN DISTINTA

La feria de traiciones quedó expuesta en la nueva elección extraordinaria a la gubernatura, pues además del PVEM y PANAL, panistas como Hugo Alejo, María del Carmen Saavedra; priistas como Vanesa Barahona, Francisco Jiménez; u organizaciones como la CTM y el Consejo Taxista le levantaron la mano al candidato de Morena, Luis Miguel Barbosa, a quien no pararon de descalificar meses antes en la campaña previa.

A pesar de los agravios recientes, Barbosa Huerta los aceptó y a un año de la tragedia pueden ser considerados como sobrevivientes políticos a la muerte de los Moreno Valle.

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