Luce Central de Abasto desolada tras evacuación por fuga de gas

Las pérdidas económicas fueron millonarias tras esta insólita decisión de las autoridades

Pilar Pérez Luna

  · miércoles 12 de septiembre de 2018

Foto: Javier Pérez

Alrededor de las 8:30 horas de este miércoles la Central de Abasto estaba desolada pues había sido evacuada en un 95 por ciento una vez que las autoridades procedieron a desalojar a los trabajadores ante el riesgo por la fuga de gas en la unidad habitacional Villa Frontera, no sin que antes los comerciantes expresaran su preocupación e inconformidad por las pérdidas que esto representaría para ellos por dejar de laborar todo un día.

A diferencia de un día normal, durante la mañana centro de distribución se apreció prácticamente vacío y a pesar de que algunos de los trabajadores y bodegueros se rehusaban a obedecer el desalojo se vieron obligados ante la presencia del Ejército Mexicano, Policía Estatal y Protección Civil.

Foto: Javier Pérez

El trabajo de bodegueros y comerciantes pequeños comienza desde la madrugada todos los días, este miércoles, como siempre, llegaron a instalarse cuando las autoridades y medios de comunicación comenzaron a alertar sobre la fuga de gas que los obligó a guardar nuevamente su mercancía, cerrar rejas y bajar cortinas para regresar a sus casas hasta nuevo aviso.

Los más preocupados dijeron ser los comerciantes de perecederos, siendo alrededor de 5 mil, toda vez que aseguraron que sus productos de por sí son afectados por el clima con las lluvias, por lo que aseguraron que dejar de vender un día representa pérdidas ya que esta mercancía se descompone de un día para otro.

Muchos se expresaron molestos debido a que la presencia de huachicoleros –señalaron- perturbe la vida comercial y debido a este delito más de 20 mil personas resultaron afectadas económicamente con la evacuación de la Central de Abasto.

Foto: Javier Pérez / Foto: Javier Pérez

En contra de su voluntad y por invitación del Ejército Mexicano se realizó el desalojo de los comerciantes quienes comenzaron a guardar en “diablitos” y camionetas los productos. Cuando estos se negaban asistieron unidades militares para apresurarlos con la evacuación.

Cuando las cortinas de las bodegas ya estaban cerradas circularon algunas patrullas voceando la invitación a quienes todavía no habían salido para que desalojaran, la única instrucción que no recibieron fue cuándo se reactivarían sus actividades de manera normal.