Ante este nuevo ciclo escolar de manera online, los maestros son los más vulnerables a sufrir ciberbullying o acoso, no solo por parte de los alumnos, sino por todo aquel usuario que contribuya a dañar la imagen del docente a través de las redes sociales, asevera Ivonne Martínez Hernández, psicóloga y especialista en medios digitales y redes sociales en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
“No solo son quienes lo graban, sino con un comentario, compartir la publicación o hasta un like se sigue fomentando a que se agreda al maestro, pero eso casi no lo reconocen”, aclara.
En entrevista con El Sol de Puebla, señala que este tipo de prácticas que atentan contra la integridad de los maestros y alumnos, se han vuelto latentes durante el confinamiento y las clases a distancia, pues interfieren diferentes factores que generan una desestabilización en el entorno escolar, lo que conlleva a un acoso a través de los dispositivos móviles.
Asimismo, indica que si bien se han viralizado algunas situaciones en las que los docentes regañan o comenten algún error en contra de los alumnos, hay un trasfondo, pues el estrés y depresión se han manifestado con mayor fuerza durante la pandemia, mismos a los que nadie está excento, por lo que estos actos muchas veces son errores, que no todos ven, sin embargo, “todos somos humanos y no somos perfectos”.
El tema del internet y las redes sociales interfiere de manera constante, ya que cuando existe alguna equivocación con los maestros, si alguien sube un video a las redes sociales, se vuelve una bomba que podría desencadenar la muerte de quien se expone en el metraje, pues los usuarios no conocen las causas y violentan al docente que por error le habló mal a un alumno o no supo expresarse en una plataforma online.
“Hay gente que se siente valiente y de opiniones negativas al respecto e incluso amenazan al sujeto que cometió un error y no se le perdona, algunos se suman a esa crítica de manera aberrante hasta llegar a amenazar de muerte a algunos maestros, van y buscan a esta persona, su casa o amenazan a su familia y los agreden”, dijo.
A estas situaciones se le suma el coberacoso hacia los alumnos, pues de acuerdo con Martínez Hernández, de 350 alumnos que fueron encuestados para conocer si habían sufrido de acoso en el mes de agosto y septiembre, la mitad contestó que sí, por lo que se deja ver que las agresiones están más presentes que antes de la pandemia, cuando las clases eran presenciales.
Por tanto, aconseja llevar a cabo el IBR, el cual trata que ante un caso de ciberacoso se Ignora, se Bloquea a la persona y se Reporta para que no se permita darle entrada a estas acciones que en un principio pueden parecer broma, pero que llegan a causar la muerte de quienes lo viven a diario.
“El ciberbullying empieza con bromas hirientes, humillando a las personas frente a los demás o por privado, pero después ya no es una broma inocente, ya se vuelve en hostigamiento, después pasa del ámbito público, en donde se hiere y ofende, así como se invita a que otros se sumen a la agresión y esto crece hasta no poderse controlar”.
Finalmente dijo que es importante descartar el caso en donde un maestro de la Benemérita Universidad de Puebla apareció masturbándose mientras sus alumnas exponían, pues recalcó que estas acciones ya no entran como ciberbullying, sino que ya tiene que ver con enfermedades psiquiátricas.