“No puedo dejar de generar dinero, tengo que trabajar, aunque sea de guardia, pero es un empleo mal pagado, desgastante y peligroso”, relató un guardia de seguridad privada que lleva más de ocho años ejerciendo el oficio, a pesar de las complicaciones y riesgos que conlleva.
Cada día a las ocho de la mañana “Iván” -nombre ficticio por seguridad del entrevistado- entra a su trabajo en un fraccionamiento ubicado al norte de la ciudad; 24 horas después, sale y se dirige a su casa con su esposa e hija de 3 años de edad, por quienes ha soportado insultos, mentadas de madre y otras veces, hasta golpes de parte de los propios colonos.
A cambio del cúmulo de agravios de los que “Iván”, de 26 años, es objeto, la empresa de seguridad a la que pertenece le paga 2 mil 400 pesos quincenales, sin embargo, confiesa que dicha retribución económica no es suficiente para sufragar los gastos de su hogar.
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En este sentido, confesó que este miércoles sería su último día en la compañía, pues de todos los empleos que ha tenido, es el que menor ingreso le ha representado. “Yo les agradezco la oportunidad, pero pues la verdad no me alcanza”, señaló.
Aunado a lo limitado de la remuneración y el horario extenso que tiene que cubrir, “Iván” refirió que es un trabajo sumamente riesgoso, ya que también ha sido víctima de la delincuencia. “Me dan un tolete, pero ¿de qué me sirve si llega un canijo con pistola?
Comentó que en una ocasión, dos sujetos armados llegaron hasta una empresa que vigilaba en el Centro de la ciudad, donde tras amagarlo, los delincuentes le dijeron que no se opusiera o iba a ser peor.
“No venimos por ustedes, venimos por las cosas y nos vamos, al que se mueva me lo chingo”, por lo que, ante la posibilidad de evitar el asalto con un gas pimienta, no le quedó más remedio que dejarlos entrar y escapar.
“Aunque hubiera tenido una pistola, la verdad no hubiera sido capaz de dispararla, hay que tener pantalones para matar a una persona, ¿después qué, yo me voy a la cárcel?, desgraciadamente así es la justicia en México”, enfatizó.
Incluso, indicó que sus mismos compañeros le han dicho que, bajo ninguna circunstancia, arriesgue su vida por el empleo: “vale más tu vida que tu trabajo, la verdad no te enfrentes porque no te dan ni seguro”.
“Iván” confirmó que ninguna de las empresas en las que ha laborado le ha brindado prestaciones mínimas de ley, no obstante, dijo que hay algunas que sí te las otorgan, aunque piden escolaridad, lo que le imposibilita para obtener el puesto.
Finalmente, “Iván” dijo que siempre sale despidiéndose de su familia, ya que no sabe si regresará, por lo que ser guardia de seguridad privada, al menos debería corresponder con un pago más justo.
