Manantial, la única fuente de agua en Yancuitlalpan ante falta de servicios básicos

Habitantes de esta comunidad recorren aproximadamente 12 kilómetros diariamente para poder abastecerse del líquido vital

Martha Cuaya | El Sol de Puebla

  · sábado 17 de junio de 2023

La falta de servicios básicos como drenaje y agua permea en la calidad de vida de los lugareños. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Con garrafas en las manos y antes de que salga el sol, Marciala Canalizo emprende un viaje de 20 minutos diariamente hacia el manantial que abastece a la comunidad de La Magdalena Yancuitlalpan, pues no cuenta con agua potable en casa y esto limita sus actividades cotidianas. Esta es la realidad a la que se enfrentan por lo menos mil 600 habitantes de dicho lugar, perteneciente al municipio de Tochimilco, donde la falta de servicios básicos como drenaje y agua permea en la calidad de vida de los lugareños.

A una hora y media de la capital poblana se encuentra La Magdalena Yancuitlalpan, una localidad fundada en 1539, la cual, a decir de los pobladores, ha quedado olvidada de las autoridades de los tres niveles de gobierno puesto que no solo carecen de los servicios antes mencionados, sino también de medicamentos en la única clínica de salud con la que cuentan. También enfrentan deficiencias en la red eléctrica.

Marciala es una de los 4 mil 800 habitantes que hay en esta demarcación, pero pertenece a la tercera parte de aquellos a quienes no les llega el líquido a casa, por ello es que sin ninguna otra opción camina para ir por el agua a uno de los manantiales que se formó por el deshielo del volcán Popocatépetl, el cual queda a 12 kilómetros.

La distancia no parece larga, sin embargo, el camino se vuelve difícil debido a que las calles no están cien por ciento pavimentadas, por lo que el andar entre piedras, hundimientos y charcos es el principal reto cuando se tiene que cargar con botes o cubetas de agua.

De acuerdo con el censo de 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en Puebla se reportaron un millón 710 mil 331 viviendas habitadas, de las cuales 76 mil 93 no cuentan con agua potable. Esto representa el 4.45 por ciento del total. En este porcentaje están algunos habitantes de Yancuitlalpan.

Al menos mil 600 ciudadanos buscan adquirir el líquido de otra manera, pues al caminar por este lugar es común encontrar en las casas botes, cubetas y tanques abiertos, para recolectar agua de la lluvia y con esta poder llevar a cabo las labores domésticas, así como bañarse y cocinar.

La mayor parte de la población supuestamente tiene agua potable, esta cuenta con deficiencias importantes. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

El suministro de agua potable tiene deficiencias

Aunque la mayor parte de la población supuestamente tiene agua potable, esta cuenta con deficiencias importantes. No se trata de un sistema de alta calidad, sino que más bien es un proceso de acumulación del líquido que llega del coloso, se queda en un tanque, posteriormente pasa por dos filtros para “limpiar” el agua y tras esto se abre una llave para suministrar el líquido en las casas, por ello es usual encontrar varias mangueras en las calles.

Lo que pareciera ser un beneficio, no lo es en su totalidad, puesto que el consumo de esta agua ha desencadenado una de las principales afecciones en esta comunidad, como lo son las enfermedades diarreicas, mismas que pasan desapercibidas por los ciudadanos, quienes se han acostumbrado a esta problemática.

A decir de Patricia Vega Altamirano, presidenta auxiliar y enfermera de la clínica de salud, la gente usa el agua que les llega a su casa para cocinar o beber, pero esto ocasiona que los pobladores se enfermen y el número aumenta cuando hay una constante actividad del volcán, pues al hacer erupciones arroja ceniza y azufre en el agua.

“La necesidad es tan grande para tomar de esa agua porque no hay cómo abastecernos, tenemos un manantial y este tiene tres escurrideros, pero no hay más, la gente así se la toma (el agua), pero se incrementan las enfermedades diarreicas”, aseguró.

Como enfermera comentó que de manera mensual se atiende a 25 personas por malestares estomacales ocasionados por el consumo del agua, ya sea “potable” o la que van a traer al manantial. No obstante, hay quienes acuden a otros pueblos, pues el servicio solo se brinda cinco días a la semana en una jornada de ocho horas, por ello es que la cifra real podría ser mayor.

Enriqueta Torres es una de las tantas afectadas, puesto que platicó que en su casa, donde viven seis personas, es común que enfermen de diarrea una vez al mes, la cual en ocasiones se quita con un remedio casero, pero en otras tienen que ir al médico para curarse.

La falta de agua potable es sinónimo de violación a un derecho humano, así lo aseguró Francisco Javier Sánchez Ruiz. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Tenemos agua potable, pero no nos llega muy seguido, tenemos que reciclar, a veces lavamos el baño con agua sucia o regamos los cultivos, pero también captamos el agua de la lluvia, ahora sí que buscamos que el agua nos rinda (…) no podemos pedir más porque no hay de dónde, damos gracias porque todavía llega el agua, porque hay quienes no tienen y van a juntarla”, declaró.

Falta de agua potable viola el derecho humano

La falta de agua potable es sinónimo de violación a un derecho humano, así lo aseguró el profesor de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Francisco Javier Sánchez Ruiz, quien aseveró que es el ayuntamiento de Tochimilco el que incumple con esto, pese a que es su responsabilidad.

En entrevista con El Sol de Puebla, el académico afirmó que para considerar el líquido como agua potable, este debe pasar por ciertos filtros que ayudan a eliminar las partículas contaminantes y que así pueda utilizarse para consumo humano. De lo contrario, puede desencadenar enfermedades en los pobladores.

Las afectaciones que pueden presentarse son la pérdida de los dientes o amarillamiento en los mismos, además de enfermedades estomacales, de la piel, así como en la estatura de los lugareños, ya que esta puede ir de 1.52 metros a 1.58 metros, por la alta concentración de patógenos dañinos para el humano.

Aseguró que es probable que los filtros que se tienen en esta comunidad para el agua no sean los adecuados, puesto que se necesitan alrededor de cuatro aparatos sofisticados que llegan a costar más de 40 mil pesos, lo cual es poco costeable para el gobierno auxiliar de este lugar.

“Se puede descartar que sea agua potable, porque es solo agua filtrada (…) al no dar el servicio a la población se muestra que hay un punto crítico o estrés hídrico en las zonas donde no se lleve este recurso como tal, porque todo mexicano tiene derecho a contar con los servicios primarios. Si no es posible, se deben subrogar o concesionarios”, dijo.

La pavimentación también es un factor que influye en la vida de los pobladores de La Magdalena Yancuitlalpan. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla


Sin calles pavimentadas y drenaje

La pavimentación también es un factor que influye en la vida de los pobladores de La Magdalena Yancuitlalpan, puesto que debido al estado de las calles, las unidades del transporte público no llegan a toda la localidad y los colonos caminan por varios minutos para llegar a las paradas de autobús.

Araceli Rosete trabaja en el municipio cercano de Atlixco, pero para llegar toma un camión que pasa cada 45 minutos, a lo que se le suman los 15 minutos que ella camina para tomar la unidad del transporte público. Es decir, que tiene que levantarse desde las 6:30 horas para arreglarse y salir de casa con tiempo para llegar a su trabajo a las 8:30.

Esta situación es recurrente entre aquellos que viven “arriba del cerro”, como lo mencionan los vecinos, pues el camión no pasa, además de que caminan a tientas cuando las calles están inundadas, ya que no se sabe en dónde hay hoyos o piedras grandes.

“Caminamos por donde podemos cuando llueve, porque no vemos la calle, luego hay muchas piedras y si uno las pisa o se tropieza, pues se ensucia, a veces hasta vamos con bolsas en los pies para que no nos mojemos”, aseguró.

Efrén Altamirano, campesino del lugar, relató que hay quienes ya se acostumbraron a la situación de las calles, por ello es que muchos utilizan a sus animales para poder bajar hacia lo pavimentado. Burros y caballos son los que más se usan y no solo para bajar leña o alimentos, sino también para trasladarse.

“Nosotros no tenemos pavimentado, no hay calles bien hechas, desde hace años están así las calles. Cuando llueve parecen ríos, uno sale de la casa y se mete en los charcos, nos mojamos, así están”, reconoció.

El panorama antes expuesto se agrava debido a que para la comunidad solo hay una clínica de salud pública. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Añadió que en su hogar no hay drenaje, al igual que en la cuarta parte de la localidad, pues cuentan con fosas sépticas y cuando se presenta la temporada de lluvias algunas se desbordan o temen porque se llenen. Desde hace 15 años han pedido que se amplíe la red de drenaje y agua potable, pero las autoridades han hecho caso omiso.

En la clínica faltan especialistas y medicamentos

El panorama antes expuesto se agrava debido a que para la comunidad solo hay una clínica de salud pública, que además atiende a los vecinos de las localidades aledañas, por lo que hay deficiencias en los servicios médicos.

La presidenta auxiliar, Patricia Vega Altamirano, reprochó la falta de interés de las autoridades para proveer de fármacos e incluso vacunas, pues existe un desabasto.

“Hay quienes llegan de otros pueblos porque aquí tenemos más medicamentos y eso que tenemos un desabasto, montadas en burros, las madres de familia viajan hasta media hora para que vacunen a sus hijos, ahora sí que andan buscando dónde sí hay dosis”, señaló.

Desde las personas más pequeñas hasta las más grandes se han adaptado a las condiciones en las que viven, sin embargo, no han perdido la fe en que un día puedan mejorar las cosas en su junta auxiliar.