/ sábado 6 de noviembre de 2021

Más de 190 mil menores en Puebla realizan trabajos peligrosos

Pese a la prohibición del trabajo en menores de 15 años, el 12% de este sector de la población desempeña labores que ponen en riesgo sus integridad

Aunque la ley en México indica que los infantes tienen derecho a acceder a una educación de calidad y a un sano desarrollo, algunos se ven obligados a trabajar para sobrevivir. En Puebla se estima que 193 mil 643 niñas, niños y adolescentes de cinco a 17 años realizan labores peligrosas: 12.1 por ciento del total de este sector de la población, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).

La Ley Federal del Trabajo (LFT) prohíbe el trabajo de menores de 15 años y lo permite en adolescentes de 15 a 17 años que hayan terminado su educación básica obligatoria. Sin embargo, esta misma ley prohíbe el trabajo de los menores de 18 años en actividades que pongan en riesgo su desarrollo y salud tanto física como mental.

De acuerdo con Tania Ramírez Hernández, directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), comentó que en las labores peligrosas se vulnera el derecho a una vida libre de violencia, salud, así como el derecho a la educación y pone en peligro la integridad de los menores.

“Puebla debería de revisar cómo está distribuida la riqueza y la pobreza pues ahí puede existir una clave de la razón por la que trabajan niñas y niños, es claro que en estas condiciones no lo hacen por gusto, así se podría castigar la explotación, actividades en donde los menores tengan comprometido su desarrollo para que alguien más se enriquezca con esto”.

En México, el trabajo infantil no permitido comprende tres tipos de labores: el que involucra a niños menores de 14 años, el que realizan personas de 15 a 17 años pero es peligroso (construcción, minas, agropecuario, bares, cantinas) y el quehacer doméstico no remunerado en condiciones no adecuadas (trabajo de carga, labores que pueden causar dolor o cansancio y que no permiten cumplir con las actividades escolares).

“La construcción es considerada peligrosa por los posibles accidentes, el sector agropecuario por el contacto con sustancias químicas, plaguicidas, fertilizantes, y bares por la cercanía con el consumo de alcohol, otras sustancias y las derivaciones en el comportamiento que eso lleva”, precisó la entrevistada.

Los datos del Inegi con corte al 2019 arrojaran que del total de menores de edad trabajando en la entidad (282 mil 675), el 31 por ciento realizaba labores domésticas no remuneradas en condiciones no adecuadas. Además, el 49 por ciento tenía entre cinco y 14 años, mientras que el 51 por ciento de 15 a 17 años y desempeñaba ocupaciones o actividades peligrosas, situaciones prohibidas por la LFT.

Con estas cifras, la entidad se posicionó en segundo lugar a nivel país con la mayor tasa de ocupación no permitida con el 12.6 por ciento, solo por debajo de Oaxaca que reportó el 14.9 puntos. Esta cifra ubicó a Puebla por arriba de la tasa nacional que, de acuerdo con el estudio es de 7.1 por ciento.

En lo que respecta a la tasa de ocupación peligrosa, el territorio poblano se colocó una vez más en segundo lugar con 12.1 por ciento, superada por Oaxaca que registró 13.7 por ciento. La media nacional fue de 6.6 puntos.

¿CUÁNTO TIEMPO TRABAJAN LOS NIÑOS?

Según los datos del Inegi, la tasa de trabajo infantil -en cualquier circunstancia- en el estado fue de 18.3 por ciento del total de menores de cinco a 17 años que había en 2019. En este sentido el 23.8 por ciento de las niñas y niños tenía una jornada de más de 36 horas, el 23.1 por ciento de entre 14 y 36 horas y el 54.1 por ciento de menos de 14 horas.

A nivel nacional existían 3 millones 269 mil 395 menores de edad laborando; esto es 11.5 por ciento del total de mexicanos de este sector de cinco a 17 años.

En este sentido, 43 por ciento trabajaban hasta 14 horas, el 14 por ciento tenía jornadas de más de 48 horas, mientras que el 19 por ciento laboraba entre 14 y 28 horas, y el 15 por ciento de 36 a 48 horas.

¿POR QUÉ TRABAJAN?

En voz de Tania Ramírez, representante de Redim, las autoridades en la entidad deben de revisar las condiciones en las que se encuentran viviendo este sector de la población, además de tener una visión más compleja sobre el trabajo infantil, ya que lo que se debe de erradicar y castigar es la explotación.

“Debemos ubicar que los menores trabajan como una actividad para acercar mayores ingresos a la economía familiar, Puebla debería de revisar cómo está distribuida la riqueza y la pobreza pues ahí puede existir una clave de la razón por la que trabajan. Sin embargo, también hay que hacer una valoración crítica, no es lo mismo que una niña de nueve años trabaje en un bar que forme parte de las actividades de producción artesanal si es una familia indígena. No todo trabajo es indigno”.

De acuerdo con las cifras del estudio previamente citado, el 25.2 por ciento infantes poblanos dijo que lo hacía porque su hogar necesita de su trabajo, mientras que el 19.8 por ciento por gusto o por ayudar y el 17.7 por ciento por aprender un oficio.

A nivel nacional, 588 mil 84 infantes mexicanos porque su hogar necesita de su trabajo o aportación económica; 253 mil 970 para aprender un oficio, de ellos, el 85.2 por ciento son varones; además 384 mil 988 para pagar su escuela o para gastos propios, en este caso el porcentaje más alto (70.7 por ciento) también son hombres y 29.3 por ciento mujeres.

Además, 548 mil 221 niñas, niños y adolescentes laboraban por gusto o por ayudar; y 242 mil 474 para pagar deudas, no estudia o hay otra razón.

¿EN DÓNDE TRABAJAN?

En México, 61.5 por ciento de infantes estaban empleados en trabajos que probablemente dañen su salud como lo es el hogar, minas, agricultura, entre otras.

El 32 por ciento de los niños que trabajaban fuera de casa apoyaban en actividades agrícolas, ganaderas, forestales, caza y pesca, mientras que el 25 por ciento en la minería, construcción e industria, y el 5 por ciento en labores domésticos, de limpieza, planchadores y otros.

El 14 por ciento eran vendedores ambulantes, y otro 6 por ciento brindaban servicios personales y de vigilancia, y el 4 por ciento se desempeñó en otras actividades.

Los varones predominan en todos los grupos de ocupación, salvo en trabajos domésticos y de limpieza. En estos empleos, el 43 por ciento de los empleados son niños y el 56 por ciento son niñas.

Además, en 2019 hubo un millón 251 mil 658 niños y niñas trabajando en sus hogares: se hacen cargo de quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas. El 56 por ciento (61 mil 603) son mujeres y 44 por ciento hombres.

Ramírez Hernández expresó que en el caso de Puebla, en las zonas urbanas, el 12.9 por ciento de los menores de cinco y 17 años se encontraba ocupada, cifra que aumenta en zonas rurales con un 27.5 por ciento, es decir que en los menores de edad que habitan en el campo pueden estar desempeñando labores de aprendizaje, sin embargo, también pueden tener contacto con sustancias tóxicas.

INVOLUCRARSE PARA ERRADICAR

De acuerdo con la directora ejecutiva de Redim, la sociedad, autoridades federales, estatales y municipales, así como líderes de organizaciones y empresarios, se deben de involucrar en esta situación e impulsar un cambio en el trabajo infantil peligroso.

“Las autoridades son la representación del Estado encargado de garantizar derecho, entonces se debe de garantizar que niñas, niños y adolescentes tengan una vivienda adecuada, el derecho a la alimentación y educación garantizada que se deben de atender para poder hacer que las infancias no se vena forzadas a trabajar y sea un acto voluntario”.

Asimismo, insistió en que se debe castigar a las personas empleadoras que abusan de manera física e intelectual de las y los menores de edad.

“Debemos ir más allá de erradicar, primero se debe de castigar a quienes abusan de la integridad de los infantes para beneficio propio, se debe poner principal importancia en esta acción. Los empleadores deben de regirse bajo el marco legal de cuáles son las edades permitidas para que se incorporen acorde a la legislación en la entidad”.



Aunque la ley en México indica que los infantes tienen derecho a acceder a una educación de calidad y a un sano desarrollo, algunos se ven obligados a trabajar para sobrevivir. En Puebla se estima que 193 mil 643 niñas, niños y adolescentes de cinco a 17 años realizan labores peligrosas: 12.1 por ciento del total de este sector de la población, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).

La Ley Federal del Trabajo (LFT) prohíbe el trabajo de menores de 15 años y lo permite en adolescentes de 15 a 17 años que hayan terminado su educación básica obligatoria. Sin embargo, esta misma ley prohíbe el trabajo de los menores de 18 años en actividades que pongan en riesgo su desarrollo y salud tanto física como mental.

De acuerdo con Tania Ramírez Hernández, directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), comentó que en las labores peligrosas se vulnera el derecho a una vida libre de violencia, salud, así como el derecho a la educación y pone en peligro la integridad de los menores.

“Puebla debería de revisar cómo está distribuida la riqueza y la pobreza pues ahí puede existir una clave de la razón por la que trabajan niñas y niños, es claro que en estas condiciones no lo hacen por gusto, así se podría castigar la explotación, actividades en donde los menores tengan comprometido su desarrollo para que alguien más se enriquezca con esto”.

En México, el trabajo infantil no permitido comprende tres tipos de labores: el que involucra a niños menores de 14 años, el que realizan personas de 15 a 17 años pero es peligroso (construcción, minas, agropecuario, bares, cantinas) y el quehacer doméstico no remunerado en condiciones no adecuadas (trabajo de carga, labores que pueden causar dolor o cansancio y que no permiten cumplir con las actividades escolares).

“La construcción es considerada peligrosa por los posibles accidentes, el sector agropecuario por el contacto con sustancias químicas, plaguicidas, fertilizantes, y bares por la cercanía con el consumo de alcohol, otras sustancias y las derivaciones en el comportamiento que eso lleva”, precisó la entrevistada.

Los datos del Inegi con corte al 2019 arrojaran que del total de menores de edad trabajando en la entidad (282 mil 675), el 31 por ciento realizaba labores domésticas no remuneradas en condiciones no adecuadas. Además, el 49 por ciento tenía entre cinco y 14 años, mientras que el 51 por ciento de 15 a 17 años y desempeñaba ocupaciones o actividades peligrosas, situaciones prohibidas por la LFT.

Con estas cifras, la entidad se posicionó en segundo lugar a nivel país con la mayor tasa de ocupación no permitida con el 12.6 por ciento, solo por debajo de Oaxaca que reportó el 14.9 puntos. Esta cifra ubicó a Puebla por arriba de la tasa nacional que, de acuerdo con el estudio es de 7.1 por ciento.

En lo que respecta a la tasa de ocupación peligrosa, el territorio poblano se colocó una vez más en segundo lugar con 12.1 por ciento, superada por Oaxaca que registró 13.7 por ciento. La media nacional fue de 6.6 puntos.

¿CUÁNTO TIEMPO TRABAJAN LOS NIÑOS?

Según los datos del Inegi, la tasa de trabajo infantil -en cualquier circunstancia- en el estado fue de 18.3 por ciento del total de menores de cinco a 17 años que había en 2019. En este sentido el 23.8 por ciento de las niñas y niños tenía una jornada de más de 36 horas, el 23.1 por ciento de entre 14 y 36 horas y el 54.1 por ciento de menos de 14 horas.

A nivel nacional existían 3 millones 269 mil 395 menores de edad laborando; esto es 11.5 por ciento del total de mexicanos de este sector de cinco a 17 años.

En este sentido, 43 por ciento trabajaban hasta 14 horas, el 14 por ciento tenía jornadas de más de 48 horas, mientras que el 19 por ciento laboraba entre 14 y 28 horas, y el 15 por ciento de 36 a 48 horas.

¿POR QUÉ TRABAJAN?

En voz de Tania Ramírez, representante de Redim, las autoridades en la entidad deben de revisar las condiciones en las que se encuentran viviendo este sector de la población, además de tener una visión más compleja sobre el trabajo infantil, ya que lo que se debe de erradicar y castigar es la explotación.

“Debemos ubicar que los menores trabajan como una actividad para acercar mayores ingresos a la economía familiar, Puebla debería de revisar cómo está distribuida la riqueza y la pobreza pues ahí puede existir una clave de la razón por la que trabajan. Sin embargo, también hay que hacer una valoración crítica, no es lo mismo que una niña de nueve años trabaje en un bar que forme parte de las actividades de producción artesanal si es una familia indígena. No todo trabajo es indigno”.

De acuerdo con las cifras del estudio previamente citado, el 25.2 por ciento infantes poblanos dijo que lo hacía porque su hogar necesita de su trabajo, mientras que el 19.8 por ciento por gusto o por ayudar y el 17.7 por ciento por aprender un oficio.

A nivel nacional, 588 mil 84 infantes mexicanos porque su hogar necesita de su trabajo o aportación económica; 253 mil 970 para aprender un oficio, de ellos, el 85.2 por ciento son varones; además 384 mil 988 para pagar su escuela o para gastos propios, en este caso el porcentaje más alto (70.7 por ciento) también son hombres y 29.3 por ciento mujeres.

Además, 548 mil 221 niñas, niños y adolescentes laboraban por gusto o por ayudar; y 242 mil 474 para pagar deudas, no estudia o hay otra razón.

¿EN DÓNDE TRABAJAN?

En México, 61.5 por ciento de infantes estaban empleados en trabajos que probablemente dañen su salud como lo es el hogar, minas, agricultura, entre otras.

El 32 por ciento de los niños que trabajaban fuera de casa apoyaban en actividades agrícolas, ganaderas, forestales, caza y pesca, mientras que el 25 por ciento en la minería, construcción e industria, y el 5 por ciento en labores domésticos, de limpieza, planchadores y otros.

El 14 por ciento eran vendedores ambulantes, y otro 6 por ciento brindaban servicios personales y de vigilancia, y el 4 por ciento se desempeñó en otras actividades.

Los varones predominan en todos los grupos de ocupación, salvo en trabajos domésticos y de limpieza. En estos empleos, el 43 por ciento de los empleados son niños y el 56 por ciento son niñas.

Además, en 2019 hubo un millón 251 mil 658 niños y niñas trabajando en sus hogares: se hacen cargo de quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas. El 56 por ciento (61 mil 603) son mujeres y 44 por ciento hombres.

Ramírez Hernández expresó que en el caso de Puebla, en las zonas urbanas, el 12.9 por ciento de los menores de cinco y 17 años se encontraba ocupada, cifra que aumenta en zonas rurales con un 27.5 por ciento, es decir que en los menores de edad que habitan en el campo pueden estar desempeñando labores de aprendizaje, sin embargo, también pueden tener contacto con sustancias tóxicas.

INVOLUCRARSE PARA ERRADICAR

De acuerdo con la directora ejecutiva de Redim, la sociedad, autoridades federales, estatales y municipales, así como líderes de organizaciones y empresarios, se deben de involucrar en esta situación e impulsar un cambio en el trabajo infantil peligroso.

“Las autoridades son la representación del Estado encargado de garantizar derecho, entonces se debe de garantizar que niñas, niños y adolescentes tengan una vivienda adecuada, el derecho a la alimentación y educación garantizada que se deben de atender para poder hacer que las infancias no se vena forzadas a trabajar y sea un acto voluntario”.

Asimismo, insistió en que se debe castigar a las personas empleadoras que abusan de manera física e intelectual de las y los menores de edad.

“Debemos ir más allá de erradicar, primero se debe de castigar a quienes abusan de la integridad de los infantes para beneficio propio, se debe poner principal importancia en esta acción. Los empleadores deben de regirse bajo el marco legal de cuáles son las edades permitidas para que se incorporen acorde a la legislación en la entidad”.



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