“Sé que ahora estás en un lugar maravilloso, te damos las gracias por todo lo que nos enseñaste; siempre nos diste lo mejor de ti”, fue el mensaje con el que familiares de la maestra Lidia Elena R. H., asesinada por su propio hijo en su casa de la colonia Reforma Sur, invitaron a amigos y conocidos a darle el último adiós este día.
A través de redes sociales les llegó la invitación a conocidos, amigos y más familiares, por parte de los deudos de la sicóloga y maestra muy querida en su colonia por su labor altruista de impartir clases a adultos y niños, y también a presos del penal de San Miguel.
Fue así que esta mañana, a las 10 horas, se ofició una misa de cuerpo presente dentro del mismo recinto donde fue velada la docente, en Latinoamericana Recinto Funeral, de la junta auxiliar de San Baltazar Campeche.
Después de llevarse a cabo la eucaristía, al filo del mediodía salió la carroza fúnebre con los restos de Lidia Elena, seguida por más vehículos en los que poco más de un centenar de asistentes llegaron, para formar parte del cortejo fúnebre hacia la última morada de la finada.
Más tarde, le dieron el último adiós a la maestra Lidia Elena, dejando sus restos mortales en el panteón El Paraíso del Ejido ubicado en la misma colonia Reforma Sur.
Cabe recordar que el viernes pasado, por la noche tíos y sobrinos de Lidia Elena llegaron hasta su casa, después de dos días de no tener comunicación con ella.
Cuando el único hijo de la maestra, Antonio medio abrió y trató de correrlos, lograron empujar la puerta y al ingresar se llevaron la terrible sorpresa de descubrir que Antonio ya había cavado una fosa en el patio de la vivienda y junto estaba el cadáver de Lidia Elena mismo que pretendía enterrar de manera clandestina.
Antonio fue detenido poco después por policías municipales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y en las próximas horas estarán resolviendo las autoridades ministeriales de la Fiscalía General del Estado su situación legal por el delito de feminicidio, pues se presume que al estar bajo los efectos de alguna droga, mató a cuchillas a quien le dio la vida, desde el miércoles de la semana pasada.
Lidia Elena tenía poco de haberse jubilado y era muy estimada y reconocida en su colonia porque ayudaba a los adultos a concluir estudios básicos que no tuvieron, a los niños los ayudaba a regularizarse y motivaba a que siguieran estudiando a los que por alguna razón ya no querían.
En cambio, Antonio, apenas había abandonado el anexo de donde estuvo internado por su adicción a las drogas.