Medallas de oro, plata y bronce guarda Diana Hernández Flores junto a sus puntas y tutú que espera llevar a diferentes partes del mundo cuando se convierta en bailarina profesional de ballet tras varios años de práctica.
A sus 12 años, Diana ha participado en concursos pre-profesionales de ballet, después de cuatro años de practicarlo de forma ininterrumpida se ha convertido en campeona nacional e incluso internacional.
Asegura que está orgullosa de su trabajo y crecimiento en tan poco tiempo porque le gusta darlo todo cuando baila, y aunque al inicio se ponía nerviosa en los concursos, disfruta cada momento porque es una oportunidad para aprender, mejorar y mostrar su talento que ya le ha hecho ganar becas en el extranjero.
“Es una gran experiencia, hay que disfrutarlo, no hay que ir con miedo, hay que ir a aprender cosas nuevas y disfrutarlo y quiero aprovechar muy bien estas becas”, mencionó.
Aunque todavía le falta mucho por recorrer, sostiene que quiere ser como Elisa Carrillo e Isaac Hernández, dos de los bailarines mexicanos más prolijos que han representado al país en competencias y compañías internacionales.
EL TRAYECTO
La madre de Diana, Azucena Flores Tapia señala que este camino empezó con un curso de verano, cuando a los ocho años llevó a su hija a ballet; tras conocer su afición por la danza, la menor pidió que la enviaran a clases profesionales y pronto se convirtió en su pasatiempo.
Tras inscribirse en una escuela de ballet y trabajar duro para mejorar su técnica, Diana comenzó a participar en diferentes concursos desde el 2016, ese año, ganó una medalla de bronce en el concurso internacional Attitude.
Durante el 2017 obtuvo la medalla de oro y felicitaciones del jurado en el concurso Developpé, y en los concursos internacionales Attitude 2018 y 2019 obtuvo la medalla de oro en ambas competencias.
Los concursos le han valido becas en Estados Unidos y Francia, mismas que busca aprovechar una vez que consiga los recursos para viajar al extranjero.
LAS IMPLICACIONES
Azucena Flores asegura que se siente orgullosa de su hija Diana y espera que cumpla sus metas porque está orgullosa de ella, sin embargo, con cada etapa que avanza en la profesionalización del ballet se vuelve más costoso el sostenimiento de esta profesión, ya que además de las clases se deben pagar terapias físicas, puntas, vestuarios y dieta especial.
“Su entrenamiento va de los cinco mil a los seis mil pesos mensuales, pero se debe agregar el extra de terapias físicas y psicológicas, de nutrición, entonces hablamos de unos ocho mil pesos mensuales”, detalla.
En la actualidad, los padres de Diana se encuentran en busca de cualquier donación o financiamiento para que su hija pueda aprovechar las becas de ganó al extranjero y también para sostener el costo de su práctica diaria.
Incluso, este sábado 25 de mayo a las 6 de la tarde, Diana tendrá una presentación a beneficio en el Instituto Poblano de la Juventud, ubicado sobre la 11 Norte esquina con 8 Poniente, esos recursos serán destinados para el gasto de avión a Francia.
Además de las complicaciones económicas, Azucena Flores destaca que Diana dejó de acudir al colegio en el sistema escolarizado desde el año pasado, en la actualidad, estudia en casa y espera los tiempos para validar sus grados ante el Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA).
“Ella hace escuela en casa, desde el año pasado dejó la escuela convencional precisamente porque sus tiempos y ella ya no daban y con ese temor de decir ¿qué vamos a hacer? tomamos esa decisión”, explica.
La madre de Diana asegura que por el amor que le tiene a su hija y el orgullo que le dan sus logros, la apoyará hasta el último momento para que cumpla su sueño de ser una importante bailarina de ballet.