Consumo de alimentos ultraprocesados, presencia de plástico en productos de uso cotidiano y predisposición genética son algunos factores que detonan la menstruación temprana, y puede limitar la infancia en algunas niñas, que tienen que renunciar a jugar por los malestares propios del periodo.
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Se considera menstruación temprana cuando este proceso ocurre antes de los 10 años, lo que, de acuerdo con especialistas, es más común en los últimos años y son varias causas las que lo originan.
En la mayoría de los casos, las infantes que llegan a esta etapa entran en pánico cuando ocurre su primera menstruación, pues desconocen las razones que lo originan y el miedo es el sentimiento que predomina sobre ellas.
Causas de la menstruación prematura
La educadora menstrual y fundadora del colectivo Ni Metzita (“lo que llega cada mes”, en náhuatl), Elizabeth Chiquito Coatl, explica que, durante el inicio del siglo XX, los casos de mujeres con los cambios sexuales secundarios adelantados, que incluye la primera menstruación (también conocida como menarquia), fueron en aumento, pues las mujeres comienzan a sangrar a partir de los ocho o nueve años de edad, cuando antes ocurría entre los 11 y 13 años.
Para la activista, el hecho de llevar una vida tan acelerada, en donde la sociedad busca resolver de forma inmediata sus necesidades, sobre todo en alimentación, es un factor determinante para que el primer sangrado se registre en menores de edad, pues se apuesta por consumir productos ultraprocesados y azúcares refinados que desequilibran las hormonas.
No obstante, considera que no es la única causa que provoca que este cambio natural se origine en edades tempranas, pues expone que el plástico del número tres, que contiene policloruro de vinilo, también es un factor negativo de relevancia.
Chiquito Coatl explica que productos como los embutidos, el pollo, azúcares refinados y, en general, productos con alto porcentaje de grasas saturadas, así como en plaguicidas, contienen disruptores endocrinos, unas sustancias químicas capaces de imitar la acción de las hormonas naturales, así como bloquear los receptores hormonales de las células, de forma que impiden la acción normal de las hormonas, provocando una alteración en el sistema endocrino.
La activista en derechos sexuales y reproductivos, expone que, además de la alimentación, el plástico del número tres, que se utiliza para envolver algunos productos, posee un grado alto de afectación al cuerpo y ejemplifica con productos de cuidado personal como aceites, shampoo y jabones, a los que las menores de edad tienen mayor acceso.
Sobre este tema, el especialista en Ginecología y Obstetricia por el Instituto Nacional de Perinatología y decano de Ciencias Médicas en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), José Manuel Madrazo Cabo, agrega que los productos cárnicos también contienen elementos hormonales que tienen efectos negativos en algunas mujeres que consumen los alimentos en exceso.
El maestro en Ciencias Médicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) detalla que algunos animales son estimulados con componentes de hormonas para que se desarrollen más rápido y tengan un peso mayor, esto ante condiciones de producción y de venta rentable con mayores ingresos.
Sin embargo, el académico argumenta que también existen causas médicas en las que se detona de manera anticipada los cambios sexuales secundarios, por ende, la menstruación, ejemplifica con las disfunciones en la regulación del eje hipotálamo hipófisis gonadal, que se genera por desajustes del sistema que regula el tema hormonal y que conlleva a que se detone de manera anticipada la menstruación.
Madrazo Cabo dice que hay predisposición genética, es decir, que las mujeres menstruantes dentro de un círculo familiar tuvieron su primer sangrado de manera temprana, por lo que se puede replicar en nuevas generaciones.
Asimismo, revela que actualmente se están estudiando otros factores, entre ellos la exposición a la luz artificial, que estimula la alteración hormonal.
¿Cómo afecta a las mujeres?
Elizabeth platica que desde su experiencia como educadora menstrual con frecuencia escucha historias donde el primer sangrado fue un momento traumático, donde hubo miedo y angustia, pues las menores de edad suelen desconocer de este proceso fisiológico, debido a que se da de manera anticipada.
“Muchas niñas cuentan que en su primer sangrado no supieron qué hacer porque no estaban familiarizadas con esto pues no se les habla con antelación sobre este cambio, precisamente porque no se espera la menstruación a esa edad”, dice.
La activista Adriana Díaz Smith agrega que las menores no comprenden en totalidad lo que está sucediendo en su cuerpo, pues argumenta que el cerebro no ha madurado en su totalidad y desconocen por qué se enfrentan a cambios de humor de manera repentina, pues son niñas que quieren seguir jugando.
Sucede que no está maduro el cerebro, entonces hay una disociación y lo que pasa es que mi cuerpo está cambiando, pero sigo siendo una niña porque no están maduros algunos conectores que nos permiten tener ese cambio hormonal (...) La pequeña quiere seguir jugando y con su dinámica natural, pero el cuerpo ya le está poniendo un límite explica.
Díaz Smith, quien también tiene un proyecto de educación menstrual, deja claro que una infante con menstruación no se convierte en mujer, como se hace creer a la sociedad, pues es una niña que menstrua por lo que no se deben sexualizar.
Daniela Flores, de ahora 26 años, cuenta que ella vivió su primera menstruación a edad temprana y reconoce que fue un evento traumático pues de un día a otro dejó de jugar ya que no estaba cómoda con este cambio tanto física como emocionalmente.
Me llegó la menstruación a los nueve años, estaba en la escuela y recuerdo que entré al baño y vi la sangre, me asusté porque no sabía que estaba sucediendo y comencé a llorar, la maestra me preguntó qué pasaba y le conté, ella me explicó que estaba menstruando recuerda.
Daniela cuenta que a sus nueve años no sabía qué era la menstruación y que fue la primera vez que le hablaron de menstruación, pues su madre nunca le contó sobre esto, por lo que considera que le hizo falta orientación sobre el tema.
Asegura que la llegada del sangrado cada mes la imposibilitaba a jugar o hacer cualquier otra actividad debido a los dolores en el vientre, por lo que dejaba de ir a la escuela o dormía todo el día, pero ella deseaba tener su vida normal y seguir jugando.
El ginecólogo de la UPAEP indica que se adelanta la osificación de huesos y cartílagos de crecimiento, es decir que al tener un desarrollo temprano pueden quedar en talla baja, también existe mayor predisposición a desarrollar un trastorno de la menstruación, como dismenorrea, endometriosis o síndrome de ovario poliquístico.
A la par, indica que existen bloqueadores hormonales que se pueden utilizar para retrasar la llegada de la menstruación, el crecimiento mamario y la aparición de vello axilar. Estos fármacos actúan a nivel cerebral y desactivan las gónadas, como los ovarios que estimulan la producción hormonal, es decir que evitan que se estimule el ovario y con ello no se generan los cambios sexuales secundarios.
Necesario el acompañamiento
Los especialistas coinciden en la importancia de que las menores reciban este proceso acompañada por la madre, así como psicólogo y médico, para hacer frente a la serie de cambios de manera más amigable.
El académico enfatiza la importancia de acudir con el pediatra endocrinólogo o con el ginecólogo, pues recuerda que siguen siendo infantes por lo que deben ser atendidas por especialistas.
Mientras que la activista y la educadora menstrual subrayan la importancia del acompañamiento de las madres y los psicólogos. Señalan que es fundamental que las menores estén informadas antes de que enfrenten su primer sangrado, para cuando esto suceda reconozcan lo que está sucediendo.
Este acompañamiento debe darse de forma continua hasta que la menor conozca su ciclo menstrual, cómo funciona su cuerpo y cómo atender los síntomas premenstruales para que, en un futuro, pueda resolver sus necesidades de manera individual.
“Hay que comenzar a conocer el cuerpo, dar esta alfabetización sexual-menstrual sobre los órganos sexuales, que conozcan para qué sirven y que existe una diversidad de cuerpos, así como los procesos a los que se enfrentan”, puntualiza Elizabeth Chiquito.