Sin cumplir con su objetivo que era atraer el turismo nacional e internacional, así como detonar la zona es como funciona el Mercado de Sabores Poblanos a 11 años de su construcción, el cual además ha quedado en el olvido por parte de las autoridades, por lo que actualmente luce con desperfectos y locales vacíos.
Fue el 7 de febrero de 2011 con la entonces alcaldesa del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Blanca Alcalá Ruiz, cuando se inauguró este establecimiento que prometió ser un proyecto de desarrollo social, económico y urbanístico.
El Sol de Puebla acudió a este lugar ubicado en la 4 Poniente y 13 Norte de la capital poblana, en el que la clientela es meramente local, se observa con la pintura levantada, techos de locales rotos, sin azulejos, palmeras sucias, sin vidrios y hasta con goteras.
A decir de los locatarios no se le ha atendido por los gobiernos municipales que han pasado desde el 2011 hasta la fecha, pues Eduardo Rivera Pérez, José Antonio Gali Fayad, Luis Banck Serrato, Claudia Rivera Vivanco y ahora nuevamente Rivera Pérez han hecho caso omiso de las necesidades del mismo.
Se le suma que no hay transporte turístico que coadyuve a que este mercado sea visto como un punto de referencia para que los visitantes degusten de los platillos poblanos como las cemitas, el mole poblano, entre otros.
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Asimismo, en 11 años no se ha podido realizar una campaña que capte la atención de turistas, así como poblanos, pues quienes entran es porque transitan por la zona, pero nada más. No obstante, el pago del estacionamiento también influye en las ventas de los comerciantes, pues los locatarios aseguraron que la gente no se queda por el pago que es de 25 pesos, lo que bien podrían ocuparlo para consumir algo.
Por tanto, es que este mercado que Alcalá Ruiz presumió con orgullo, hoy es un establecimiento que lucha por no ser un elefante blanco, sino un espacio no referente, pero sí popular.
“Hoy entregamos este proyecto que es orgullo del gobierno municipal porque satisface tres necesidades; ser un mercado de altura especializado en la gastronomía, incrementar el interés del turismo nacional e internacional en la ciudad y la construcción de un estacionamiento disuasorio en el Centro Histórico con inversión privada en un esfuerzo conjunto entre el sector público y el empresarial”, dijo en su momento Blanca Alcalá.
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SIN MANTENIMIENTO SE SIENTEN DEFRAUDADOS
Quienes se salieron del mercado Venustiano Carranza para vender en el Mercado de Sabores lo hicieron para buscar un mejor espacio y comercializar sus productos, esto con la promesa de que tendrían mayores ingresos e instalaciones adecuadas, pero a la fecha los 136 locales que se albergan ahí no están ocupados en su totalidad, pues alrededor de 25 son los que se observan vacíos.
El lugar parece tranquilo, una zona donde se venden antojitos mexicanos, comida típica de Puebla y dulces emblemáticos de la entidad. Al entrar, los locatarios ofrecen sus platillos, invitan a que la gente coma en su negocio y aunque el servicio es de calidad, hay problemas que van más allá de una comida, sino el inmueble que presenta desperfectos y que nadie hace caso por arreglarlos.
En entrevista, Raquel Miel, quien vende ahí desde la construcción de este mercado, aseveró que como comerciantes piden que se atiendan las problemáticas, no obstante, el gobierno les asegura que no hay presupuesto para ello, por lo que por cuenta propia hacen los arreglos necesarios, pero cada uno en su zona.
Mientras los que se encuentran en áreas comunes siguen presentes. Por ello es que los comerciantes sugieren “una manita de gato”, ya que para atraer a los clientes debe existir un espacio que sea agradable a la vista.
“Nuestra queja es eso que no le dan mantenimiento o no le dan atención realmente, aquí muchas cosas de las que se hacen es porque uno tiene la iniciativa”.
Mientras tanto, Viridiana Montes Mendoza, quien se dedica a vender cemitas desde hace más de 20 años en su negocio generacional, sostuvo que cada administración municipal que llega les promete que se mejorará este lugar, pero se les olvida en poco tiempo.
A parte han tenido altibajos, pues en su momento se buscó crear un espacio de gastronomía y artesanías, pero actualmente solo quedan los puestos de comida y dulces típicos, mientras que las estructuras para los artesanos han sido descuidados y se observan oxidados.
“El mercado tuvo su bom y de repente empezaron a migrar por la renta, porque no vendían, porque se nos prometió que nos iban a traer el turismo y cosa que realmente no lo traen, entonces muchos prefieren irse… y con la pandemia se nos complicó un poquito más”.
Incluso, hasta la administración de Claudia Rivera Vivanco había seis personas que se dedicaban a la limpieza de mercado, pero a la llegada de la nueva gestión, solo una es la que labora y no se da abasto con el espacio.
SE INVIRTIERON 38 MILLONES DE PESOS PARA UN MERCADO QUE NO ES TURÍSTICO
Cabe destacar que fueron 38 millones de pesos los que se invirtieron en ese entonces para la construcción de este mercado que actualmente tiene deterioros y que no recibe a turistas, sino a familias locales que en su mayoría entran a degustar cemitas.
Los negocios centrales son los que se pueden ver con clientela, pero en la periferia algunos se encuentran clausurados, abandonados o se usan para guardar mercancía.
El Mercado de Sabores Poblanos tuvo un tiempo de ejecución de cinco meses, requirió acciones en una superficie total de seis mil 800 metros cuadrados, la colocación de la red de gas natural con 132 salidas, 15 mil metros de red eléctrica de cableado y mil 700 metros de red hidráulica y sanitaria.