El gobernador del estado de Puebla, Sergio Salomón Céspedes, indicó que buscará la forma de modificar los actos protocolarios que se realizan todos los lunes en las escuelas, pues tiene la intención de que durante la ceremonia de honores a la Bandera se recite un poema en todas las instituciones ubicadas en la entidad.
Esta propuesta la realizó durante la conferencia de prensa matutina que se llevó a cabo este lunes 26 de febrero, en donde afirmó que esta idea surgió luego del acto cívico que se celebró con motivo del Día de la Bandera, en la que una joven estudiante entonó la composición que el mandatario quiere incluir en adelante.
En este sentido, el funcionario destacó que el objetivo principal es que esta modificación sea añadida en las escuelas de nivel básico, es decir, preescolar, primaria y secundaria, al igual que en los planteles de bachillerato y preparatoria en donde todavía se hagan este tipo de eventos institucionales.
¿Cuál es el poema que se podría recitar?
Durante el acto cívico que se realizó el sábado pasado, una alumna identificada como Mónica Paisano Gómez se encargó de recitar el poema ‘México, creo en ti’, que es una obra creada por Ricardo López Méndez.
Respecto a este número, el gobernador precisó: “Increíble, yo quisiera pedir de la manera más humilde y con mucho sentido de responsabilidad que se pudiera repetir esa poesía todos los lunes, en las escuelas”.
El mandatario argumentó que de esta manera se podrá involucrar a la comunidad escolar en el civismo, pues cree que así será posible “recuperar el amor a la patria y tenerla presente… Hay que buscar como lo proponemos, como lo hacemos”.
Después añadió que es “algo fundamental para tener muy claro lo que significa nuestra patria, así que tratemos de hacer ese esfuerzo”. Fue así como precisó que le enviará esta propuesta a la Secretaría de Educación Pública (SEP) y al Consejero Jurídico. Por lo que se espera que pronto se den más detalles.
México, creo en ti
México, creo en ti
como en el vértice de un juramento.
Tú hueles a tragedia, tierra mía,
y sin embargo ríes demasiado,
acaso porque sabes que la risa
es la envoltura de un dolor callado.
II
México, creo en ti,
sin que te represente en una forma
porque te llevo dentro, sin que sepa
lo que tú eres en mí; pero presiento
que mucho te pareces a mi alma,
que sé que existe, pero no la veo.
III
México, creo en ti,
en el vuelo sutil de tus canciones
que nacen porque sí, en la plegaria
que yo aprendí para llamarte Patria:
algo que es mío en mí como tu sombra,
que se tiende con vida sobre el mapa.
IV
México, creo en ti,
en forma tal que tienes de mi amada
la promesa y el beso que son míos,
sin que sepa por qué se me entregaron:
no sé si por ser bueno o por ser malo,
o porque del perdón nazca el milagro.
V
México, creo en ti
sin preocuparme el oro de tu entraña:
es bastante la vida de tu barro
que refresca lo claro de las aguas,
en el jarro que llora por los poros
la opresión de la carne de tu raza.
VI
México, creo en ti,
porque creyendo te me vuelves ansia
y castidad y celo y esperanza.
Si yo conozco el cielo, es por tu cielo,
si conozco el dolor, es por tus lágrimas
que están en mí aprendiendo a ser lloradas.
VII
México, creo en ti,
en tus cosechas de milagrería
que sólo son deseo en las palabras.
Te consagras de auroras que te cantan
¡y todo el bosque se te vuelve carne!,
¡y todo el hombre se te vuelve selva!
VIII
México, creo en ti,
porque nací de ti, como la flama
es compendio del fuego y de la brasa;
porque me puse a meditar que existes
en el sueño y materia que me forman
y en el delirio de escalar montañas.
IX
México, creo en ti,
porque escribes tu nombre con la equis,
que algo tiene de cruz y de calvario;
porque el águila brava de tu escudo
se divierte jugando a los volados
con la vida y, a veces, con la muerte.
X
México, creo en ti,
como creo en los clavos que te sangran,
en las espinas que hay en tu corona,
y en el mar que te aprieta la cintura
para que tomes en la forma humana
hechura de sirena en las espumas.
XI
México, creo en ti,
porque si no creyera que eres mío
el propio corazón me lo gritara,
y te arrebataría con mis brazos
a todo intento de volverte ajeno
¡sintiendo que a mí mismo me salvaba!
XII
México, creo en ti,
porque eres el alto de mi marcha
y el punto de partida de mi impulso.
¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,
como la voz que salva y como el ancla...!