El rescate en 2012 de una pequeña perra recogida de la calle,cambió la vida de Miguel Ángel Espinosa para convertirse enprotector y cuidador actualmente de 50 animales de este tipo,aunque la falta de tiempo y un espacio adecuado lo ha llevado atomar la decisión de regalar la mitad.
En una vivienda del fraccionamiento Galaxia Bosques de Amalucanpermanecen los canes que al escuchar la voz de su dueño,inmediatamente empiezan a ladrar y a distribuirse a lo largo de laplanta baja buscando ser el centro de atención.
Dice que mantenerlos no ha sido difícil y diario gastaalrededor de 85 pesos en 10 kilos de patas de pollo y arroz paracocinarlos en una olla de 60 kilos. El lugar, si bien huele a perrono despide olor fétido pues dice que todos los días recoge lasheces y limpia con un cloro especial.
Entrevistado en su vivienda donde está solo luego de separarsede su esposa, rechaza que tenga alguna obsesión por este tipo deanimales sino más bien es brindar protección a quienes no tienenun hogar.
Recuerda que en 2012 no estaba en sus planes tener una mascotapero tras rescatar de la calle a una pequeña cachorrita que enagradecimiento no se separaba de él, decide dar albergue a los quehan sido abandonados.
Como ejemplo cita el caso de un pastor inglés antiguo queestaba amarrado a un árbol en estado de desnutrición, quesupuestamente era utilizado como carnaza de perros de peleapitbull, el cual ahora está recuperado, con un peso aceptable yrepuesto psicológicamente.
“A lo largo de estos cinco años fui rescatando perros,primero con mi pareja y luego yo solo –dado que está en procesode divorcio–; fue primero uno, luego cuatro, pasando a nueve ycuando me di cuenta ya son 50”.
Miguel Ángel Espinosa asegura que no ha sido difícil convivircon este número porque están distribuidos para dormir en el patiotrasero y en tres recámaras, aunque acepta que los más“viejos”, los que ha tenido de cachorros, llegan a dormir en sucama por un sentido de apego.
Sin embargo, revela que ha tomado la decisión de separarse dela mitad por el factor tiempo y principalmente tras detectar quelos rescatados en los últimos dos años han tenido problemas deconvivencia con el resto.
“Antes que pase una tragedia primero regalar a 25 y por esoestoy en contacto con el ayuntamiento de Puebla y con fundaciones,para que ayuden a esta labor y tengan un hogar digno”.
Acepta que tener 50 perros en casa le ha generado reclamos delos vecinos, pero dice que nunca han molestado a nadie. Ademáscada uno, según refiere, tiene su cuadro completo de vacunas ycada fin de semana los saca en grupos a caminar al cerro deAmalucan, “por lo que están completamente sanos”.
Miguel Ángel Espinosa acepta que poco a poco tendrá que buscarun nuevo hogar a los 25 perros que lleguen a quedarse y aunque nodefine fechas, lo ideal será que permanezcan con él solamentecinco.
Una vez que tenga empleo fijo, juntará dinero para acondicionarel techo para concentrar a sus animales y de esta manera, ya noanden por toda su casa.
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