"Mucho tiempo pensé que era normal", violencia y acoso viven también en el arte

Realizar escenas "extrañas", contacto físico, incomodidad y uso de algunos vestuarios no correspondientes a perfiles de personajes son actividades que han enfrentado estudiantes

Claudia Hernández | El Sol de Puebla

  · lunes 14 de junio de 2021

Foto: Cortesía

Al recordar parte de sus inicios en su formación de arte dramático, la incomodidad -no normal- de tener que realizar escenas o usar vestuarios que no corresponden al perfil del personaje y, sobre todo, la premisa de que “ser artista, es tener una mente más abierta y estar dispuesto a explorar cualquier terreno”, hoy, a poco más de dos décadas, estas experiencias le confirman a Edith que el ejercicio del arte no está exento del acoso, el hostigamiento y hasta de la violencia.

La ahora actriz y modelo de artistas plásticos, no negó que al principio realmente se sintió entusiasmada por el interés que su profesor había puesto en ella, pues en público le daba consejos y le hablaba de la serie de lecciones y teoría que podría aprender de él, pero al pasar el tiempo, de a poco en poco y sin ser directo, sus acciones comenzaron a salirse del rol profesor-estudiante.

“La primera experiencia fue que había un profesor que me veía mucho interés, empezó a acercarse a mí y a decirme que me podía apoyar, pero él tenía otra intención, mi intención era aprender, pero su intención era otra. Nunca fue muy directo, siempre fue sugerente, pero siempre fue muy incómodo”, narró.

A sus 18 años, y “por alguna razón”, subrayó, Edith fue elegida para protagonizar la obra de teatro escolar dirigida y también actuada por el docente, misma que sólo tenía dos actores y abordaba el enamoramiento de la alumna con el profesor. Pese a que desde el inicio la situación le pareció extraña, aseveró que la vio como “normal” y como parte del arte dramático.

“Yo estaba muy emocionada, nunca había hecho un protagónico y acepté. Para el proceso del montaje él me pedía que yo fuera a su trabajo y me mostrara sugerente y yo no entendía muy bien, no conocía realmente en cuestiones de técnica teatral. Fue muy incómodo, yo mucho tiempo pensé que era normal, pero después entendí que eso era acoso, (…) ahora que tengo una formación mucho más amplia, (sé que) eso no tiene nada que ver con una creación de personaje, jamás, el que alguien te toque, el que alguien te agreda, no tiene que ver con una creación de personaje”, señaló.

Al avanzar con el montaje, las lecciones fueron tornándose cada vez más incómodas, al grado de sentir temor cuando este dio indicios de querer integrar escenas de cama e incluso de desnudos, dos sucesos que la hicieron renunciar inmediatamente y sin dar explicaciones a su papel principal.

“Tampoco me atreví a decirle claramente que me parecía acoso, pero si dije, “no me siento bien aquí, no me siento segura, no voy a seguir con esto” y entonces, dejé el proyecto, (…) es difícil identificar los límites, pero creo que ahora hay mayor información y mayor conocimiento de que, si es algo que me trasgrede, por ahí no va el asunto, es complicado sobre todo cuando estamos iniciando una carrera, no tienes muchos referentes”.

Actualmente, Edith reconoce que no sólo le ha tocado vivir de cerca este tipo de agresiones -incluso ahora que ejerce su profesión- sino también escucharlas de parte de compañeras o amigas que han sufrido desde acosos en una sesión de dibujo, hasta violaciones sexuales.

¿QUÉ HAY DE LAS ESCUELAS DE ARTE EN PUEBLA?

Según la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), el estado de Puebla alberga a un total de cinco instituciones de nivel superior que ofertan las carreras de arte dramático y artes plásticas, dos de las carreras artísticas donde el contacto físico es fundamental para su desarrollo.

En su más reciente Anuario Estadístico de Educación Superior, correspondiente al Ciclo Escolar 2018-2019, colocó en primer y segundo lugar (por la cantidad de alumnos) a la Facultad de Artes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) con un total de 236 estudiantes matriculados en Arte Dramático y posteriormente al Instituto de Artes Visuales Del Estado de Puebla (IAV) con 296 en Artes Plásticas.

Asimismo, y con 114 alumnos de Plásticas, el Universitario Bauhaus, antes Escuela Libre de Diseño y Arte Bauhaus; la Universidad del Arte de Puebla (UNARTE) cuenta con 70 en esta misma licenciatura y finalmente la Universidad Mesoamericana reportó 53 en la carrera de Artes Escénicas y Circenses.

Es importante mencionar que, según datos de este mismo anuario, pero del ciclo escolar 2017-2018, que es el que tiene desagregadas las cantidades de matriculados por género, la cantidad de alumnos hombres es mayor en tres de las cinco instituciones antes mencionadas, sólo la BUAP y la UNARTE contaban con poblaciones femeninas que duplicaban el número de estudiantes hombres.

De estas cinco escuelas, y de acuerdo a información disponible en sus páginas oficiales, BUAP y la UNARTE son las que cuentan con protocolos de prevención y atención de la discriminación y violencia de género para su población estudiantil en general.

En entrevista con la UNARTE, detalló que desde la institución vieron la necesidad por crear una serie de medidas para aplicar en casos de hostigamiento y acoso sexual, debido a que la mayoría son mujeres, no obstante, aseveró que esta misma continúa siendo intervenida por las interesadas para poder llegar a ser “lo más real, vigente e incluyente”.

“El protocolo es una iniciativa que surge de la comunidad UNARTE, (…) al ser una comunidad conformada en su mayoría por mujeres, vimos necesario crear un protocolo que atendiera estas situaciones, que por desgracia es un tema muy actual y que nos afecta como universitarias”, compartió.

ACOSO TAMBIÉN PROVOCA DESERCIONES

En el caso de Elena, ahora alumna de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), señaló que durante su estancia en Puebla fue víctima de acoso por parte de su docente de Historia del Arte, quien le hacía comentarios sobre su aspecto físico, quien por ser “extranjero” tenía cierta inclinación por las mujeres mexicanas e indígenas.

“Hasta ese momento yo no lo sentía como un problema, yo no me sentía tan en riesgo por esta situación, pero después me empezaron a llegar mensajes acerca de mi aspecto físico, de mis piernas, tono de piel o mis rasgos, porque a él siendo extranjero, decía que la belleza de las mujeres mexicanas y de las mujeres indígenas le gustaba mucho, entonces ahí se empezó a poner incómodo el asunto”, dijo.

Aunque en su momento, ella y otras cuatro afectadas solicitaron la intervención de los directivos para poner un fin a la situación, Elena aseguró que hicieron caso omiso a sus denuncias, y por eso, ella y otras dos se dieron de baja, pero sólo dos pudieron reincorporarse a otra institución, debido a las complicaciones económicas por la pandemia, mientras que las dos restantes, continúan dentro de la universidad pese a lo sucedido.

“Dos compañeras nos cambiamos de universidad y dos compañeras siguen ahí. Esto realmente no es como que solo nos hayamos salido o hayamos cambiado de escuela, ha sido un año económico complicado (…) La compañera se tuvo que salir porque estuvo vulnerada, y aunado a la situación económica, ahora ella ya no va a estudiar una licenciatura”, lamentó.