Narda Sánchez Domínguez era “ayudante” de unos comerciantes en la zona del Centro Histórico de Puebla y El Parián, su trabajo consistía en vender aguas y la limpieza del lugar. El pasado 3 de enero, esta mujer, su hija y sus patrones fueron a cenar, ellos ingirieron bebidas alcohólicas y cuando salieron, chocaron con la Red Urbana del Transporte Articulado (RUTA).
➡️ Únete al canal de El Sol de Puebla en WhatsApp para no perderte la información más importante
El choque se difundió en varios medios de comunicación, pero en ningún momento se habló del estado etílico del conductor, sino que culparon al operador de la RUTA. Incluso, se dijo que todos eran familia y que Protección Civil, así como Bomberos acudieron para darles auxilio a todos los involucrados.
La realidad es que, desde ese día, Narda no ha podido regresar al 100 por ciento a trabajar, ya que el choque le ocasionó una fractura de tibia y peroné, que es una lesión en la que se rompen los huesos de la pierna inferior. Tuvo que ser intervenida y le insertaron varios clavos. La empresa que respaldó al conductor de la RUTA de manera legal, se ha encargado de todas las consultas médicas, pero no de los medicamentos ni mucho menos del apoyo económico para su hija.
Cuando acudió con sus jefes para pedirles ayuda, ya que por el accidente sigue sin caminar bien y no le dan un nuevo empleo, se negaron y la amenazaron con que” le iba a ir muy mal” si decía que ellos iban alcoholizados. Además, que nadie le iba a creer. Ella insistió que sólo quería apoyo para sacar a su hija adelante, pero argumentaron que eso no era su responsabilidad, ya que era su trabajadora de palabra, nunca hubo documento legal.
Esta no fue la primera vez que la amenazaron, pues cundo ocurrió el accidente, a sus jefes los trasladaron en ambulancia al médico, mientras que, a ella y a su hija, lo hizo la hermana de su ex jefa. La niña d 15 años registró rasguños y golpes, pero no ameritó cirugía, mientras que Narda ahora tiene que andar con muletas.
En el hospital, la hermana de su ex jefa le pidió que no dijera que habían ingerido bebidas embriagantes para que todo se solucionara más rápido, pero esto no fue necesario, ya que nadie se lo preguntó. Como fueron pasando los días se dio cuenta que no hubo repercusiones y que al único que culparon fue al operador de la RUTA.
“Los dos le echaron la culpa al Metrobús, la señora Pilar y su esposo Javier, los dos se estacionaron en un lugar prohibido y el Metrobús pasó encima de nosotros. Algunas personas me sacaron de la camionera y me pasaron a la banqueta. Ellos se fueron en ambulancia y me dejaron a mí como un perro atropellado, luego regresó la hermana de la señora y ya me llevó al hospital. No sé que pasó, pero yo creo que hubo un acuerdo económico para que no se los llevaran”, sugirió.
Desde esa fecha, Narda no ha podido encontrar trabajo, pues no cuenta con estudios y los únicos cargos que le ofrecen son de apoyo, así como limpieza, pero sus muletas le impiden moverse con facilidad. Hoy, solo pide que sus ex jefes la apoyen económicamente y que le retribuyan parte de que lo ha gastado para que su hija siga estudiando.
Su ex jefa fue notificada por parte del Centro de Justicia Alternativa del Poder Judicial del Estado de Puebla para que pudieran resolver el conflicto el pasado 17 de mayo, sin embrago, no acudió. Se le volverá a citar para que se pueda solucionar “de manera pacífica” todo lo que ha ocurrido.