Las calles del municipio de Calpan resguardan una joya que pocas personas de la zona y extranjeras conocen. Se trata del Museo de Charrería, único en el estado de Puebla porque alberga más de 600 artículos de la disciplina mexicana considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Entre las piezas invaluables hay monturas de militares, carretas del siglo pasado, sombreros, y trajes en diferentes tamaños, colores y texturas.
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La fachada del lugar cercano a las faldas del volcán Popocatépetl, te recibe con la frase: “La charrería es la voz mestiza que significa patria, orgullo y tradición. Voz que despierta nuestras más profundas raíces y sentimientos, nuestro arraigo por la tierra, las labores del campo, nuestras costumbres y pasión”.
Los más de 600 artículos del Museo de Charrería son herencia de familiares de su creador, Eladio Espinosa Tecuatl, fueron comprados, intercambiados, incluso, encontrados. El inmueble se divide en dos. En la parte baja están dos carretas del siglo pasado, que anteriormente eran rentadas en la Plaza de la Concordia de San Pedro Cholula, para que la gente diera un paseo mientras era transportada a caballo, sin embargo, con el paso de tiempo dejó de ser un negocio redituable, y optó por guardarlas.
Junto a los medios de transporte está la figura de un pequeño caballo de madera, que resalta porque es uno de los primeros en crearse con esta técnica, así como un refrigerador de hielo seco, que hace años dejó de funcionar, pero es un recuerdo del ingenio del humano, previo a la llegada de la tecnología, contó don Eladio en entrevista con El Sol de Puebla.
En el centro de la planta baja hay una barra y una vitrina, ambos de madera. Están acompañados por unas sillas con forma de los artefactos para montar a caballo. En conjunto, los artículos simulan una cantina, uno de los lugares que popularmente visitaban los charros.
La vitrina contiene botellas de alcohol vacías, junto con imágenes de caballos en diferentes colores y tamaños, custodiadas por volantes y panfletos de charradas que se realizaron en diferentes puntos del estado, principalmente en Calpan, Cholula y Puebla.
Monturas de militares, equitación y familiares
Casi al fondo de la primera planta están unas escaleras de madera que te llevan al segundo piso, un área más pequeña, pero que tiene un valor más importante, porque las piezas se resguardan con más cuidado.
Al centro está la estatua de Emiliano Zapata, héroe de la Revolución Mexicana, recordado por ser un excelente charro, toda vez que, era un civil revolucionario, nunca usó uniforme militar, y la gente lo admirada.
Encima de su cuerpo, el varón tiene carrilleras que fueron utilizadas en la Revolución Mexicana, según con Eladio Espinosa Tecuatl, quien afirma que en el municipio de Calpan vivió mucha gente con valores mexicanos, que puso en alto a la patria en este periodo histórico.
Debajo de la estatua hay más de 20 monturas, cada una perteneciente a diferentes personas, desde militares hasta antepasados del dueño del museo. Por la historia que tienen detrás, Eladio Espinosa las considera muy valiosas.
En la pared también permanecen colgados sombreros, diplomas y un traje del siglo pasado. El objetivo, es recordar que se trata de un espacio sin secretos, donde la historia y la costumbre se comparten día a día en alegría.
Rancho María Isabel, en honor a su hija fallecida
Para Espinosa Tecuatl, dueño del museo y uno de los pocos charros que persisten en la zona, la actividad es una forma de honrar el pasado de los poblanos y los mexicanos, porque las pasadas generaciones estuvieron inmersas en la revolución, de una u otra forma.
Desde hace varios años, el hombre decidió montar su propio museo, que, desde el primer segundo en que lo pisas te trasporta a una época revolucionaria, porque cada rincón del espacio está adecuado para adentrarte en el mundo de la charrería, aunque no seas amante de la misma.
El Museo de la Charrería está ubicado al interior del Rancho Santa Isabel, propiedad de Eladio, con dirección 74183 San Andrés Calpan, Puebla. Lo compró décadas atrás y lleva ese nombre en honor a su hija, que falleció a causa de cáncer y era amante de la actividad.
Para recordar su legado, en el restaurante y diferentes puntos del lugar están esparcidas las imágenes de Isabel a través de los años, desde que era pequeña y no lograba subirse al caballo, hasta posar arriba del animal con trajes típicos de la zona.
El rancho abre todos los fines de semana o días festivos, el costo para acceder a sus servicios es de 50 pesos. Aunque en caso de querer visitar el lugar pueden comunicarse al número 22 11 28 12 85 94, para hacerlo gratuitamente.
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Reconoció que, en medio de la época digital, se enfrenta al problema de perderse en la inmensidad, pero confía en que su legado permanecerá, hasta el último de sus días.
Últimamente veo que ya la tecnología es la que nos necesita ayudar, estamos tratando de hacer y dar a conocer nuestro origen, de dónde venimos, y queremos seguir promoviendo hasta que la vida nos permita