En las remotas comunidades indígenas de Puebla, una figura se destaca por su dedicación y pasión hacia la educación: la maestra Nancy Juárez Cruz, quien lleva 12 años en servicio educativo. El lugar en donde trabaja se llama primaria bilingüe (español/ náhuatl), José María Morelos y pertenece a Tlapizalapa en el municipio serrano de Tlaola.
Con más de una década dedicada a la docencia en entornos rurales, Nancy ha dejado una huella imborrable en la vida de cientos de niños, enseñándoles no solo conocimientos académicos, sino también el valor de preservar sus raíces culturales y la apertura a las oportunidades que el mundo tiene para ofrecer.
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La "tamachtijkej" que es "maestro" o "maestra" en náhuatl, le comparte a sus alumnos la riqueza de la cultura indígena, transmitiendo historias ancestrales, tradiciones y lenguas originarias. Para ella, cada palabra en “lengua materna” es un tesoro que debe ser valorado, preservado, y cada danza tradicional es una expresión de identidad que merece ser celebrada.
“La inspiración viene de mi familia, ya que mi papá fue docente y mi hermana actualmente presta servicio en un centro de educación preescolar. Con mi hermana tenía mucha cercanía porque observaba el trabajo que ella realizaba para sus alumnos, entonces de ahí nació esa inquietud por ser docente. Otra es que me gusta trabajar mucho con las niñas y los niños. Para mí la docencia significa mucho, ya que tenemos la oportunidad de transmitir conocimientos, de transmitir valores y podemos transformar la educación en nuestros alumnos”, comentó.
Con ingenio y creatividad, la maestra rural, combina la enseñanza de las tradiciones indígenas con la introducción de conocimientos universales, abriendo las mentes de sus alumnos a un mundo de posibilidades. A través de proyectos educativos innovadores y hasta las redes sociales, los niños aprenden sobre ciencia, tecnología, arte y literatura.
“La docencia es la profesión más bonita que puede haber, ya que si tú enseñas y tú educas con amor, los resultados a largo plazo o a corto plazo son muy bonitos. Por ejemplo, he tenido la oportunidad de tener alumnos que ya son contadores o abogadas”, compartió.
Para ella, ser maestra es ser una amiga más, una guía y día a día trata de que los alumnos vean la enseñanza como algo hermoso, algo motivador y busca que las niñas y los niños, acudan por voluntad propia y no por obligación.
“Disfruto mucho jugar con mis alumnos, ya que al momento de jugar también desarrollamos habilidades físicas, psicomotoras, cognitivas, emocionales y jugando vamos aprendiendo. También disfruto mucho las ocurrencias que tienen al desarrollar las actividades, ya que de esa manera te dejan ver cómo es que ellos perciben el mundo”, agregó.
Al preguntarle cuál es el momento más gratificante que ha experimentado como maestra, respondió que cuando sus alumnos le cuentan experiencias que en algún momento platicaron en el aula. Es decir, cuando lograron resolver un problema o cuando superaron un obstáculo gracias a lo aprendido.
“Llevo varios años en el mismo centro de trabajo y eso me ha dado la oportunidad de seguir viendo a algunos alumnos que van creciendo emocionalmente, que van creciendo en su formación académica y uno dice -wow- sí estoy contribuyendo con mi granito de arena”, expresó.
Aceptó que la enseñanza ha cambiado a lo largo de los años y que el sistema educativo se encuentra en constante evolución. Los planes, herramientas tecnológicas, estrategias y redes sociales, los han favorecido para abrir su panorama, sin embargo, también ha existido el mal uso de la tecnología y por ello deben de tener más cuidado con el alumnado.
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En un estado donde la diversidad cultural es una de sus mayores riquezas, la labor de Nancy es un testimonio de la importancia de la educación como puente entre el pasado y el futuro, entre la tradición y la innovación. Enseñando a los niños a valorar y respetar sus raíces indígenas mientras exploran el vasto mundo que los rodea.
“A los nuevos maestros yo le diría que amen su trabajo y que amen la docencia, porque si amamos lo que hacemos, si nos gusta lo que hacemos, transmitiremos esa energía positiva a nuestros alumnos para que ellos puedan aprender con amor. También les diría que la formación de un docente nunca se acaba, hay que seguirnos formando, hay que seguir aprendiendo, incluso aprendemos hasta nuestros propios alumnos, hay que aprender a escucharlos”, concluyó.