“Ningún delito es tolerado en la Iglesia”, opinó el nuevo obispo auxiliar en Puebla, Francisco Javier Martínez Castillo, respecto a la reciente sentencia que recibió un diácono en Aquixtla por cometer pederastia, pues la institución religiosa no respalda ni promueve estas acciones, sentenció.
En entrevista previo a su ordenación episcopal, Martínez Castillo sostuvo que la Iglesia en Puebla mantiene tolerancia cero a este tipo de agresiones en contra de personas que no pueden defenderse.
“Quien cometa estos actos es un criminal, es una persona que tiene que afrontar su situación y tiene que responder por eso, también hay consecuencias en la Iglesia cuando se transgreden las normas”, compartió.
No obstante, el obispo auxiliar aseguró que este delito no ha afectado la credibilidad de la Iglesia, toda vez que el porcentaje de quienes comenten este acto es bajo comparado con el número de sacerdotes que sí están comprometidos con su misión.
“No resta credibilidad, son casos tristes, pero aun cuando son porcentajes muy bajos no dejan de ser una pena, sin embargo, también están sucediendo muchas cosas buenas, la inmensa mayoría de sacerdotes están comprometidos en su misión y en seguir la coherencia”, dijo.
Además, hizo hincapié en la importancia de denunciar estas agresiones, las cuales no solo se sancionan de forma civil, sino también al interior de la Iglesia, la cual también activa protocolos de investigación para sancionar, hasta con la expulsión, a la persona señalada.
Respeto a la mujer, no al aborto
En otro orden de ideas, el obispo se pronunció a favor de la no criminalización de las mujeres, toda vez que, aseguró, la Iglesia nunca apoyará algo que le cause algún daño a la mujer. No obstante, el rechazo a la interrupción del embarazo sigue vigente.
“La defensa de la vida, del o nacido desde la concepción hasta la muerte natural, es un mandato que debemos cuidar y preservar, por eso es tan importante la lucha contra la cultura de la muerte y del descarte”, precisó.
Explicó que, la criminalización por abortar se traduce en un atentado a la dignidad de las mujeres como personas, lo cual nunca será respaldado por la institución que representa. “La Iglesia nunca va a descalificar a una persona”, concluyó.