El respaldo que organizaciones como la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y la Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (FROC) de Puebla mostraron recientemente al candidato de Morena, PT y PVEM a la gubernatura, Luis Miguel Barbosa Huerta, consuma un largo historial de traiciones al Partido Revolucionario Institucional, encabezadas por sus líderes Leobardo Soto Martínez y René Sánchez Juárez, respectivamente, quienes dejaron a ese partido sin el voto corporativo de sus agremiados a pesar de los cargos que recibieron del expartidazo que hoy señala tal conducta.
Los mayores actos de adhesión disímbola recaen en el líder estatal de la CTM, pues como ejemplo está el apoyo que en 2010 otorgó a la candidatura de Javier López Zavala a la gubernatura, a pesar de ser el “delfín” del exgobernador Mario Marín Torres, mientras que para este 2019 le quitó el respaldo al candidato del PRI, Alberto Jiménez Merino, por sus vínculos con el propio Marín Torres.
La imagen de Mario Marín y la reactivación del caso Lydia Cacho sirvió de argucia para perfilar su respaldo a Barbosa Huerta, pues en realidad, la imagen del ex gobernador no fue pretexto en elecciones anteriores.
“Como cetemista soy priista y tener diferencias con Mario Marín u otros postulantes no quiere decir que deje a mi partido. Tenemos que aprender a ser críticos y autocríticos”, fue una de sus declaraciones previo a la definición de Blanca Alcalá como candidata al gobierno en 2016.
La llegada de Audi a Puebla de la mano del entonces gobernador Rafael Moreno Valle representó un cambio de intereses para el líder de la CTM, quien declaró públicamente que durante el sexenio del panista le fue mejor que con Marín.
Estas declaraciones y los contratos millonarios que recibió la CTM para las obras de la plataforma de Audi levantaron las dudas sobre la lealtad de Leobardo Soto al PRI y la sospecha de un apoyo por “debajo del agua” a favor del morenovallismo.
Mientras el líder cetemista cobraba con una mano los beneficios de los contratos de Audi en el gobierno panista, con la otra recibía el sueldo como diputado federal y diputado local, cargos a los que llegó de la mano del Revolucionario Institucional en 2012 y 2014, respectivamente.
CÓMPLICE EN EL AMOR… A OTROS PARTIDOS
En la elección de 2018, Leobardo Soto tuvo una cómplice que volvió a poner en duda su fidelidad al PRI. Se trata de la presidenta del Consejo Taxista del Estado de Puebla (CTEP), Erika Díaz, quien desde entonces es su pareja sentimental y el año pasado apoyó la candidatura de la panista, Martha Erika Alonso Hidalgo.
Su relación sentimental puso en duda que Leobardo Soto apoyara en los hechos al entonces candidato del PRI, Enrique Doger Guerrero, y estas incrementaron cuando en dos eventos de campaña diferentes, la candidata panista portó públicamente una gorra con el logotipo de la CTM.
FROC, DEL PRI AL PAN Y LUEGO A MORENA
Una historia similar ocurrió con la FROC Puebla que preside René Sánchez Juárez, quien desde la elección de 2016 se olvidó del PRI y apoyó la candidatura del entonces abanderado del PAN, Antonio Gali Fayad.
El voto corporativo de obreros y campesinos adheridos al PRI, volvió a servir a los intereses del morenovallismo en la elección de 2018, cuando la organización respaldó públicamente a la panista Martha Erika Alonso.
Al igual que la CTM y el Consejo Taxista, la organización que encabeza Sánchez Juárez cambió de bando este año para la elección extraordinaria y ofreció públicamente su apoyo al morenista Luis Miguel Barbosa.