El oficio de organillero está casi extinto en las Cholulas. Hace casi diez años aproximadamente 30 personas se dedicaban a este trabajo, ahora únicamente de tres a ocho salen a las calles de San Andrés y San Pedro Cholula a tocar su instrumento.
Lo anterior narra Ismael Dionisio Velázquez, quien se dedica a este oficio desde los 13 años de edad. Ahora, a sus casi 40 años comparte a El Sol de Puebla que gracias a uno de sus tíos surgió el interés en dedicarse a este trabajo.
Dionisio lamenta que cada vez son menos personas las que buscan preservar esta tradición, pues incluso en su familia él fue el ultimo integrante en mostrar interés en este trabajo, pues generaciones más adelante prefirieron dedicarse a otra actividad.
“Dejan de buscar trabajo por este lado porque no es un trabajo fácil, la gente te ignora cada vez más y los policías no te dejan hacer tu trabajo, muchas veces me confunden con ambulantaje y lo que hago es darle vida a la ciudad”, opina.
Si bien el oficio es difícil de conservar por las largas jornadas de trabajo y la poca remuneración económica, Dionisio no ha pensado en dedicarse a otro empleo, pues además de gustarle lo que hace, asegura que gracias a esto ha conocido varías ciudades y personas.
Asimismo, afirma que al salir de su casa siente una gran satisfacción en ser de las pocas personas que conservan este trabajo, pues si no fuera por las casi ocho personas que aún siguen con esta actividad en Cholula, la ciudad estaría llena de ruidos de autos y comercios.
“Somos importantes, tal vez para algunos seamos una molestia, pero esta ciudad milenaria luce aún mejor con la música de nuestro organillo, lástima que cuando estás manos dejen de funcionar ahora sí perderemos esa tradición”, lamenta.
Dionisio se despierta diariamente a las 05:00 horas para empezar a trabajar a las siete de la mañana en el Mercado Municipal de San Pedro Cholula. Por esto, hace un llamado a apreciar esta música, pues detrás de cada organillero existe un gran esfuerzo por conservar sus tradiciones.