Armando Vidal llevaba 25 años viviendo en Estados Unidos, pero decidió regresar a su lugar de nacimiento, Puebla, para reencontrarse con sus raíces. La sorpresa fue que se enamoró de la Danza de los Tecuanes y hoy en día, él y su familia son los danzantes oficiales en California, incluso creó una asociación para ayudar a los poblanos migrantes y hacer difusión cultural.
Armando nació en Acatlán de Osorio, recuerda su vida con carencias, pero feliz. Sus padres tuvieron siete hijos y tiempo después, su padre abandonó a su madre, dejándola a la deriva con varios niños que sacar por delante. Esta situación hizo que su mamá se fuera “de mojada” a Estados Unidos para buscar mejores oportunidades.
Armando en ese entonces tenía 12 años y tuvo que tomar el rol de papá para sus hermanos, ya que su madre solo se llevó al más pequeño de sus hijos. En ese momento, le pasaron muchas cosas por la cabeza, tuvo miedo que le pasara algo a su madre y que ya nunca pudiera regresar por ellos.
Pero al paso del tiempo, su mamá encontró la forma de llevarse a todos sus hijos a California. Fue en 1989 cuando llegó a Beverly Hills a vivir con toda su familia, era un cuarto pequeño en una comunidad oaxaqueña de esa región, pero estaban felices, ya estaban todos juntos y tenían muchas ganas de salir adelante.
Al inicio, el idioma inglés lo limitó en muchos aspectos, principalmente en lo labora, pero como lo fue aprendiendo fue haciendo amigos y con ello comenzó su vida laboral en oficinas de imprenta para arquitectos hasta llegar a ser contratista.
Pasaron 25 años hasta que él y dos de sus hermanos decidieron viajar a Acatlán de Osorio para visitar a su padre. Aceptó que al principio no quería ir, pues seguía con mucho resentimiento hacía esta persona por haberlos abandonado, pero sus familiares lo convencieron.
El viaje fue revelador, pues ahí, en la fiesta patronal del pueblo, bailaron la danza de los tecuanes y tan grande fue su admiración por esta actividad folclórica, que decidió replicarla en California. “Ahí empezó la verdadera historia, ahí me di cuenta que yo me fui de Puebla, pero Puebla nunca se fue de mí”, dijo.
La danza influyó tanto en él que califica este momento “como el nuevo Armando”, inclusive aprendió a tocar el tambor y la flauta para replicar los 33 sones. Fue así que buscó espacios en el desfile de 5 de Mayo que se celebra en California y al ver que tantos poblanos se sentían identificados, que lo buscaban por ayuda y que veían en el un reflejo de Puebla decidió entra al activismo migrante.
Hoy en día, es presidente de Insurgentes Poblanos Unidos Trabajando por México, y a través de este espacio ayuda a los migrantes poblanos, así como a sus familiares que siguen en México. En suma, hacen difusión cultural para que siga presente Puebla entre los paisanos que viven en USA.
Armando ya tiene su vida en California, ya tiene hasta nietos allá, pero su grande sueño es que cuando envejezca, regrese a Puebla y aquí viva sus últimos años, pues su trabajo, su vida están en el país vecino, pero su corazón siempre estará en Acatlán de Osorio.
Tan es así que tiene una única regla en su hogar, que es sólo hablar español dentro de la casa. Para él, es muy importante que sus hijos y nietos conozcan sus raíces y que no se olviden que en su sangre llevan lo mixteco, aunque vivan cerca de un condado lujoso de Los Ángeles.