Martha Alejandra Urdiales González, una paciente diabética y renal de 52 años de edad que sufre la acumulación de líquido abdominal, huyó del Hospital General de Zona 20 La Margarita del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tras denunciar que le negaron una paracentesis de urgencia, que consiste en un drenaje abdominal necesario para evitar la infiltración de líquido en su organismo y reducir su dolor, supuestamente por la falta de equipo médico, y que, en su lugar, sólo le recetaron medicamentos que trabajan de forma lenta, aplazan su malestar y, además, dan menor certeza sobre su pronta recuperación.
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Luego de ser internada por su creciente volumen abdominal, situación que, le advirtieron, puede derivar en una peritonitis –infección que puede agravar su salud–, a la mujer le dijeron en el Hospital de La Margarita que, pese a ser lo más recomendable, la cirugía no era viable debido a sus comorbilidades que la ponen en riesgo. Ante ello, personal del IMSS le ofreció una paracentesis, pero le dieron largas para decirle si podían o no realizarla. Tras cinco días de esperar una solución, sus médicos le dijeron que no tenían las herramientas para llevar a cabo el procedimiento, y le ofrecieron sólo diuréticos junto a sus sesiones regulares de hemodiálisis.
Dejó el IMSS para buscar atención particular
Ante ello, Urdiales Gónzalez, quien incluso denunció que le recomendaron esperar a que su abdomen se llenara con más líquido para luego ser intubada y operada, decidió dejar su cama de hospital para buscar atención de urgencia en un centro de salud particular, absorbiendo los costos de ello. Esto debido a que el IMSS no le dio alternativa para realizar la paracentesis, ni en ese centro de salud ni en ningún otro, ni siquiera de forma subrogada en otro lugar.
Mediante una tarjeta informativa enviada a esta redacción, el instituto confirmó que la paciente no era candidata a cirugía, debido a que sería una operación riesgosa. Por esa razón le suministraron medicamentos diuréticos y aplicaron hemodiálisis, con la finalidad de esperar a que el líquido abdominal disminuyera. Pero aunque el drenaje era la alternativa más rápida y segura a la cirugía, según los médicos de la paciente, no se informaron los motivos por los cuáles se negó dicho procedimiento a la mujer de 52 años de edad.
Urdiales Gónzalez ingresó al Hospital de La Margarita el pasado miércoles 21 de agosto, después de haber sido referida por personal de la unidad médico familiar (UMF) número 1 del IMSS en Puebla. Permaneció internada hasta el 26 de agosto en la cama número 354 del tercer piso, pues solicitó su alta voluntaria luego de conocer que la paracentesis, que consiste en un drenaje de líquido abdominal, no podía ser aplicada en dicho centro de salud.
A decir de la paciente, quien actualmente requiere al menos tres sesiones semanales de hemodiálisis, en un principio le dijeron que necesitaban someterla a un ultrasonido especializado de abdomen para identificar el líquido que tiene en su interior. Fue en este momento cuando, según ella, le recomendaron la paracentesis en su situación.
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Luego le dieron largas para realizar dicho procedimiento, supuestamente porque no contaban con el equipamiento disponible para hacerlo. Inicialmente comprendió que la tardanza se debía a la sobrecapacidad del hospital, inclusive ella misma sugirió que la dirigieran a otro hospital donde tuvieran esa tecnología. Sin embargo, la única alternativa que le dieron era realizar la cirugía, aunque previamente le recomendaron no realizarla por su condición física.
“El procedimiento no lo pudieron realizar porque dijeron los médicos que el agua está encapsulada en el abdomen. Entonces, me dijeron que se necesita un tratamiento especializado con apoyo de un ultrasonido para retirar el líquido, porque me valoró un médico cirujano y me dijo que yo no era apta para una cirugía”, señaló.
De acuerdo con la mujer, quien a pesar de ser originaria de Guanajuato tiene más de 10 años viviendo en la ciudad de Puebla, llevar a cabo la operación pondría en riesgo su hígado y riñón, según le indicaron los médicos que la trataron durante ese momento.
“Me atendió un médico en el tercer piso y me dijo que ya no podían hacer nada por mí, que me esperara que se me llenara bien el estómago de agua para que me intubaran. Me preguntó si yo accedía y le dije que no, porque no estoy tan delicada como para esperar solamente a que me tengan que intubar para morir, que es lo que él me sugirió”, relató.
Análogamente, contó que el pasado sábado 24 de agosto acudió a una cita programada de hemodiálisis en una clínica particular, servicio que es absorbido por el IMSS ante la falta de capacidad para realizar dichos procedimientos en algún hospital de la institución.
Aunque camilleros de La Margarita la trasladaron al centro de salud privada por la mañana, nadie acudió a recogerla para llevarla nuevamente a su cama de hospital, al menos no cuando terminó su sesión, esto a pesar de que llamaron varias veces al personal del IMSS para agendar el traslado. Cinco horas después de esperar sin respuesta en la clínica particular, la familia contrató una ambulancia privada para devolverla al hospital.
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Urdiales González, quien desde hace 28 años padece diabetes, y recientemente afecciones renales, pulmonares y cardiacas, todas ellas derivadas de la primera enfermedad, explicó a El Sol de Puebla que rechazó la cirugía porque un especialista del mismo centro de salud había contraindicado dicho procedimiento, debido a las comorbilidades que sufre.
La mujer consideró que la negativa de realizarle la paracentesis y ofrecerle la operación fue un acto de hostigamiento. Inclusive, la paciente aseguró que le recomendaron atenderse en un hospital privado, esto luego de que ella argumentó que desde sus 18 años de edad ha pagado por su derechohabiencia en el IMSS.
“Soy hipertensa, diabética, tengo insuficiencia respiratoria, el corazón agrandado por tanto tiempo de enfermedad y tengo dañado el riñón. Soy una paciente que se hemodializa tres veces a la semana, y por cuestiones económicas tengo que acudir al Seguro Social a realizarme todos los tratamientos”, explicó la paciente.
IMSS explica que por comorbilidades frenan cirugía
Según detalló la Coordinación de Comunicación Social del IMSS en Puebla, Urdiales González nunca fue negada de ser atendida por personal médico en el Hospital de La Margarita.
De acuerdo con la ficha informativa, la paciente fue internada en el servicio de Medicina Interna el pasado 21 de agosto. A grandes rasgos, el diagnóstico fue “aumento de volumen a nivel abdominal de varios meses de evolución, derivado de enfermedades preexistentes”.
Ante la presencia de líquido en el abdomen, personal médico del IMSS ordenó la realización de estudios de radiodiagnóstico con tratamiento médico para disminuir la presencia de dicha sustancia.
Debido a sus comorbilidades, Urdiales González fue considerada como no apta para ser intervenida quirúrgicamente. Aunque no se mencionó la paracentesis, el instituto detalló que se aplicaron medicamentos y hemodiálisis para reducir la acumulación de líquido.
Por otra parte, detalló que la ambulancia sí acudió por ella a la clínica de hemodiálisis el sábado pasado, sin embargo, lo hizo con atraso, debido a que el vehículo fue usado para transportar a otro paciente de urgencia. No obstante, cuando llegaron al sitio, la paciente ya se había retirado.
Análogamente, se indicó que el alta voluntaria fue concedida a Urdiales González, detallando, además, que la familia de la mujer fue informada sobre el diagnóstico y los tratamientos a los que sería sometida.
“Se concedió (el alta voluntaria) y se le dio cita abierta a Urgencias en caso de que decida continuar con su tratamiento en el hospital”, refirió el IMSS Puebla.
Preocupa a mujer pagar tratamientos por su cuenta
Tras su salida del Hospital de La Margarita, Urdiales González aseguró temer por el futuro de sus hemodiálisis, pues hasta el pasado lunes sus sesiones eran cubiertas por el IMSS mediante una clínica subrogada. Sin el apoyo del instituto, dichos procedimientos podrían costarle hasta 15 mil pesos semanales, señaló la mujer.
Actualmente Urdiales González volvió a su domicilio particular en la colonia Volcanes, del municipio de Puebla. Tanto ella como su familia tomaron la decisión de abandonar el hospital debido a la urgencia que tienen de realizar el tratamiento requerido para drenar el líquido de su cuerpo.
Si bien ella subsiste económicamente gracias a la renta de algunos cuartos para estudiantes universitarios que acuden a los colegios de la zona, aseguró que los gastos para practicar la paracentesis serán absorbidos también por sus seres queridos, quienes después de ver su situación física decidieron organizarse para apoyarla.
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Finalmente, la mujer indicó que su objetivo es lograr que el IMSS lleve a cabo los procedimientos quirúrgicos que garanticen su bienestar físico sin comprometer otros órganos de su cuerpo, tal como lo haría una cirugía abdominal. Aunque reconoció que en este momento su prioridad es cuidar su salud, afirmó que buscará la forma de obtener respaldo legal para que su caso sea atendido de forma correcta.