La pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 disparó la incidencia de muertes maternas en Puebla, después de que en 2020 se registraron 51 fallecimientos por esta causa y en el siguiente año (2021) sumaron 72 decesos, en contraste con 2019, donde hubo 30 casos. El incremento fue del 70 y 140 por ciento, respectivamente, según datos de la Secretaría de Salud federal.
A ello se agrega que, de acuerdo con el reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el primer año de crisis sanitaria, la mayoría de las víctimas no contaba con servicios de seguridad social y que, en teoría, debería ser subsanado por la federación a través del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI).
Una muerte materna es el fallecimiento de una mujer durante el periodo de embarazo y hasta 42 días después del parto o del término de la gestación, debido a cualquier causa relacionada con el embarazo o agravada por el manejo del mismo, según la definición de la Organización Mundial de la Salud.
El gineco-obstetra Camilo Pérez López indicó que, como consecuencia del coronavirus, las mujeres interrumpieron el seguimiento a sus embarazos debido a la saturación de hospitales o porque no podían pagar los servicios, situación que ponía en riesgo su salud.
A ello debe agregarse la opinión de Natalia Hernández, integrante de la asociación civil Cafis, que aborda temas sobre derechos sexuales y reproductivos, quien refirió que el incremento de muertes por esta índole podría estar relacionado con la dificultad económica de las mujeres para acudir a consultas prenatales y porque no contaban con centros de salud cerca de ellas.
MÁS DE LA MITAD DE LAS MUJERES SIN AFILIACIÓN A SERVICIOS DE SALUD
Previo a la publicación de los datos de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía difundió sus propios datos sobre los casos de mortalidad materna registrados en 2020. Es importante precisar que el registro de 2021 aún no se encuentra disponible.
En este sentido, el Instituto reportó 64 muertes, 13 decesos más que las de la dependencia federal.
Las cifras indican que el 55.7 por ciento de las mujeres víctimas de muerte materna en el primer año de pandemia no estaban afiliadas a ningún servicio de seguridad social y que, en teoría, debería ser cubierta por la federación a través del Insabi.
De acuerdo con el artículo 4 de la Institución, esta tiene por objetivo proveer y garantizar la prestación gratuita de servicios de salud, medicamentos y demás insumos asociados a las personas sin seguridad social.
En el desglose de información, el 21.1 por ciento de las víctimas estaba afiliada al IMSS, mientras que en 12 casos no se especificó y en 3 casos más dijo estar integrada a otro servicio de salud.
A ello se suma que el 70.3 por ciento de las mujeres no tenía empleo, el 21.8 por ciento terminó solo la primaria y otro 21.8 por ciento el bachillerato. Además, el 26.5 por ciento de los decesos se concentraron en mujeres de 30-35 años.
Los siete años previos a la crisis sanitaria, es decir de 2012 a 2019, el Inegi tiene un recuento de 418 defunciones en el estado, en donde el 79.1 por ciento de las mujeres no tenía un trabajo y el 26.3 por ciento no estudió o terminó solamente la secundaria.
Aunado a ello, el 27.7 por ciento de las muertes maternas registradas en este periodo de tiempo corresponde a mujeres que vivían en áreas rurales, fuera de las cabeceras en donde se concentran los servicios de salud de segundo y primer nivel, y 11.4 por ciento eran féminas que hablaban lengua indígena.
Respecto al lugar del deceso, se indica que 207 casos, que representan el 49.5 por ciento, ocurrieron en nosocomios a cargo de la SSA, mientras que el 14 por ciento se registró en hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social.
En su hogar murieron 54 mujeres del total registrado, cifra que equivale al 13 por ciento, mientras que sin atención médica se reportaron 21 casos.
MUERTES A NIVEL NACIONAL
A nivel nacional, los datos de la dependencia de salud federal arrojan que, de las 934 muertes maternas registradas en el país durante el primer año de pandemia, la principal causa de muerte fue por Covid-19, con 21.6 por ciento, seguido de las enfermedades de edema, proteinuria y trastornos hipertensivos en el embarazo, parto y puerperio con 15.1 por ciento.
Para el segundo año de crisis sanitaria, la cifra de decesos a nivel nacional se elevó a mil 36; 42.7 por ciento a causa de covid-19 y 11.6 por ciento por las otras causas mencionadas.
Cabe recordar que la Secretaría de Salud en México publicó en abril de 2020 un lineamiento de atención a los embarazos, partos y puerperios durante la pandemia. El documento sugería que los partos se resolvieran en el primer nivel de atención para limitar los ingresos hospitalarios a emergencias obstétricas y declararon la atención a la salud materna como un servicio esencial, sin embargo, fue estructurado como recomendaciones a las entidades federativas por lo que no se determinó indicadores para medir su implementación.
En el caso de Puebla y de acuerdo con el Tercer Informe de Gobierno, el titular de la dependencia de Salud, José Antonio Martínez García, informó que, de enero a diciembre del año pasado, bajo el programa de Medicina Tradicional con cobertura en 15 municipios, se dio atención a 34 mujeres embarazas que presentaron algún factor o síntoma de alarma, con el fin de reducir la muerte materna.
Agregó que mediante el uso de las Posadas Ame, que es atención médica a embarazadas, se apoyó a más de mil 200 mujeres de 82 demarcaciones; asimismo informó que se trasladaron alrededor de mil 900 mujeres embarazadas de alto riesgo de 74 municipios que requirieron llegar a un hospital resolutivo.
DEFUNCIONES MATERNAS PODRÍAN EVITARSE CON APOYO DE PARTERAS
A decir de Natalia Hernández, integrante de la asociación civil Cafis, que aborda temas con perspectiva de género, derechos sexuales y reproductivos y violencia de género, la labor de las parteras en la entidad debería de ser impulsada para intervenir en la labor de parto.
“En un contexto donde se colapsa el sistema sanitario, estas figuras de acompañamiento al parto también resultan importantes y no se han fortalecido en el contexto nacional. Es importante que estas estrategias se ejerzan a nivel comunitario para llevar esos embarazos de mejor manera sin centralizarlo en los hospitales”, precisó.
A esta petición se sumó el gineco-obstetra Camilo Pérez López, quien destacó que las parteras tienen conocimiento para detectar cuando existe un embarazo de alto riesgo por lo que se debería de trabajar en conjunto con profesionales de la salud para canalizar y atender estos casos.
Sin embargo, precisó que el gobierno federal debería de capacitar a las mujeres para reforzar sus conocimientos.
Cabe recordar que, en 2016, mediante el boletín 072, el IMSS informó que a través del programa IMSS-PROSPERA se capacita a parteras en todo el país para que realicen su labor junto con personal médico, pero no se ha dado a conocer información actualizada. De acuerdo con el boletín, en ese año Puebla ocupó el tercer lugar a nivel país con más parteras en su territorio.