/ lunes 1 de noviembre de 2021

Panteones de la capital poblana reportan baja afluencia de visitantes y estancia breve

El año pasado se mantuvieron cerrados durante las celebraciones de Día de Muertos a causa de la pandemia de Covid-19

Con baja afluencia y una estancia breve por parte de los visitantes transcurrió el día de Todos Santos en los panteones de la capital poblana, que durante el año pasado se mantuvieron cerrados durante las celebraciones de día de muertos a causa de la pandemia de la Covid-19.

La actividad económica que genera la temporada también se reactivó con la venta de flores, ceras y antojitos en inmediaciones de los camposantos, aunque los comerciantes estimaron que la recuperación no será al 100 por ciento en este año.

En el panteón Jardín, uno de los cementerios privados de la ciudad, la administración colocó altavoces para difundir las medidas de prevención y en la entrada se tomaba la temperatura y distribuía gel a los visitantes.


“Nos dijeron que solo podíamos entrar cinco personas por tumba y ya que el año pasado no pudimos venir porque estuvo cerrado nos organizamos con mis hermanas para venir a dejar flores a mi mamá”, dijo el señor Arturo Domínguez a este diario.

En el panteón de la colonia Guadalupe Hidalgo, Valentín Sierra Ruiz e Ignacio Arizpe Rodríguez recorrían con su guitarra y acordeón en mano los pasillos del panteón en busca de clientes, aunque no tenían mucho éxito por la baja asistencia de personas.

“Le andamos buscando a ver si nos cae chambita para alivianarnos un poco pero hay poca gente, cada año antes de la enfermedad si había trabajo, aunque sea poquito, pero ahora mire, nada”, dijo el señor Valentín.

Ambos músicos narraron que viajaron dos horas desde su natal San Juan Zicatlacoyan para ofrecer canciones por 20 pesos en el camposanto, pero a falta de clientes volverán a asistir el 2 de noviembre con la esperanza de tener trabajo.

En la junta auxiliar de San Baltazar Campeche, la ciudadanía acudió al panteón para limpiar y adornar las sepulturas de sus seres queridos, ante la incertidumbre de que por segundo año se suspendiera la tradicional “velada”.

Se trata de la única comunidad de la ciudad que tiene la costumbre de asistir en la noche al panteón para pasar la noche velando junto a las sepulturas de sus seres queridos y el año pasado al menos mil personas no pudieron hacerlo, explicó el responsable del cementerio, Juan Carlos Osorio.

“Aquí venimos a velar a mi hijo y a mi tío Juan y les traemos sobre todo sus luces, sus veladoras y desde que murió mi hijo le traemos un torito de pirotecnia que le gustaba y pues aquí estamos un rato con él (…) antes de la pandemia veníamos toda la familia pero ahorita no sé si nos vayan a dejar”, dijo la señora Patricia Flores, quien acudió a arreglar la sepultura de su hijo Samuel.

Afuera del panteon, Rosalia Garcilaso vendía flores de temporada y dijo que espera tener buena venta, aunque el “día bueno” será el 2 de noviembre, que es cuando la mayoría acude a arreglar las sepulturas.

“El año pasado estuvo cerrado y si vendí pero no aquí, mandé las flores a pueblitos de fuera o colonias de lejos porque la gente compró para sus ofrendas aunque sea, ya este año nos dieron permiso y si esperamos vender, aunque como cada año el precio sí subió, el cempasúchil está de a 150 el manojo, la nube igual y las rosas están en 180 pesos la docena”, narró.

Este año, el gobierno municipal autorizó la apertura de los panteones de la capital, aunque con un aforo controlado, sin autorización para grupos musicales y una estancia máxima de media hora, a fin de prevenir contagios de COVID - 19.


Con baja afluencia y una estancia breve por parte de los visitantes transcurrió el día de Todos Santos en los panteones de la capital poblana, que durante el año pasado se mantuvieron cerrados durante las celebraciones de día de muertos a causa de la pandemia de la Covid-19.

La actividad económica que genera la temporada también se reactivó con la venta de flores, ceras y antojitos en inmediaciones de los camposantos, aunque los comerciantes estimaron que la recuperación no será al 100 por ciento en este año.

En el panteón Jardín, uno de los cementerios privados de la ciudad, la administración colocó altavoces para difundir las medidas de prevención y en la entrada se tomaba la temperatura y distribuía gel a los visitantes.


“Nos dijeron que solo podíamos entrar cinco personas por tumba y ya que el año pasado no pudimos venir porque estuvo cerrado nos organizamos con mis hermanas para venir a dejar flores a mi mamá”, dijo el señor Arturo Domínguez a este diario.

En el panteón de la colonia Guadalupe Hidalgo, Valentín Sierra Ruiz e Ignacio Arizpe Rodríguez recorrían con su guitarra y acordeón en mano los pasillos del panteón en busca de clientes, aunque no tenían mucho éxito por la baja asistencia de personas.

“Le andamos buscando a ver si nos cae chambita para alivianarnos un poco pero hay poca gente, cada año antes de la enfermedad si había trabajo, aunque sea poquito, pero ahora mire, nada”, dijo el señor Valentín.

Ambos músicos narraron que viajaron dos horas desde su natal San Juan Zicatlacoyan para ofrecer canciones por 20 pesos en el camposanto, pero a falta de clientes volverán a asistir el 2 de noviembre con la esperanza de tener trabajo.

En la junta auxiliar de San Baltazar Campeche, la ciudadanía acudió al panteón para limpiar y adornar las sepulturas de sus seres queridos, ante la incertidumbre de que por segundo año se suspendiera la tradicional “velada”.

Se trata de la única comunidad de la ciudad que tiene la costumbre de asistir en la noche al panteón para pasar la noche velando junto a las sepulturas de sus seres queridos y el año pasado al menos mil personas no pudieron hacerlo, explicó el responsable del cementerio, Juan Carlos Osorio.

“Aquí venimos a velar a mi hijo y a mi tío Juan y les traemos sobre todo sus luces, sus veladoras y desde que murió mi hijo le traemos un torito de pirotecnia que le gustaba y pues aquí estamos un rato con él (…) antes de la pandemia veníamos toda la familia pero ahorita no sé si nos vayan a dejar”, dijo la señora Patricia Flores, quien acudió a arreglar la sepultura de su hijo Samuel.

Afuera del panteon, Rosalia Garcilaso vendía flores de temporada y dijo que espera tener buena venta, aunque el “día bueno” será el 2 de noviembre, que es cuando la mayoría acude a arreglar las sepulturas.

“El año pasado estuvo cerrado y si vendí pero no aquí, mandé las flores a pueblitos de fuera o colonias de lejos porque la gente compró para sus ofrendas aunque sea, ya este año nos dieron permiso y si esperamos vender, aunque como cada año el precio sí subió, el cempasúchil está de a 150 el manojo, la nube igual y las rosas están en 180 pesos la docena”, narró.

Este año, el gobierno municipal autorizó la apertura de los panteones de la capital, aunque con un aforo controlado, sin autorización para grupos musicales y una estancia máxima de media hora, a fin de prevenir contagios de COVID - 19.


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