Los sepulcros grises se tornaron de color naranja, violeta yblanco en diversos cementerios de la capital del estado, a dondehan llegado familiares de miles de personas fallecidas a adornarcon flores de ocasión, para esperar el regreso de las almas por unbreve tiempo a la Tierra.
“Es la creencia que uno tiene”, dijo Guadalupe Gonzálezmientras limpiaba la tumba de su hermana y su madre, Sofía y Ana,ambas de apellido Salas. Hoy estará frente a sus tumbas desde las06:00 horas del día, prenderá incienso y se sentará a esperar.Hay ocasiones, dice, que ha sentido su presencia.
Cada año la celebración de Día de Muertos, como un ritual queha perdurado desde el México antiguo, convoca a miles de personasa los panteones. El año pasado, de acuerdo con datos delAyuntamiento de Puebla, fueron 300 mil las que acudieron a los 41que tiene a su cargo.
Ahí, mucha gente ha limpiado los sepulcros invadidos de polvo uhojarasca o derruidos por el tiempo. Los preparativos incluyen lalimpieza de hierba seca y aquella que ha irrumpido las tumbas desdela tierra, además se colocan múltiples adornos con flores comonube, terciopelo o cempasúchil, cuyo olor se pasea por lospasillos.
Ayer, en el Panteón Municipal la concurrencia fue relativamentebaja con la que se espera hoy; sin embargo, para muchas personasesta época representa un ingreso monetario extra, como aquellosque venden sus servicios para limpiar las tumbas o como JoséAdolfo Díaz, de 57 años de edad. Él vende música desde quetenía 15 años.
Aseguró que su repertorio incluye más de mil canciones quetiene grabadas en su mente, pero las que están en sus partiturasamplían su variedad. Sin embargo, para este hombre desde el añopasado no ha tenido buena venta porque la mayoría quiere ahorrardinero y por eso no compra música para sus muertos.
Una sola canción cuesta 50 pesos, pero cuando es un dueto vale100 pesos y un mariachi integrado por cuatro personas llega acobrar hasta 250 pesos. Sin embargo, Díaz se ha tenido que ajustara los bolsillos de la gente y ha ofrecido hasta seis canciones a100 pesos. Es la vida del músico, dijo. Cuando no está en elpanteón está en los restaurantes.
El cementerio también ofrece los costos de morir cremado. Unpaquete que incluye la renta del ataúd, el traslado al local, eluso de la capilla, la cremación y la asignación de la urna es de5 mil 57 pesos, un valor reducido cuando existen compañías queofrecen servicios funerarios a costos que oscilan de 20 a 30 milpesos.
BUSCAN YA SUDESCANSO
También los vivos buscan donde ser enterrados. Juan ManuelRivera tiene a gran parte de su linaje en el Panteón Municipal,cuyas tumbas visita cada mes y cada que alguno cumpliría años deedad.
Sin embargo, este hombre ya ha comprado un pedazo de tierra parael descanso de sus restos. Será un espacio privado. “No es quese resigne uno, tarde o temprano nos vamos a ir y heredarleproblemas a los hijos”, se cuestionó.
No obstante, no sabe hasta cuándo durará la tradición de Díade Muertos, la cual aseguró da identidad a los mexicanos porqueafirmó que a los jóvenes ya no les interesa visitar las tumbasporque están más felices festejando el “Halloween”.
FAMILIAS SEREUNEN
En el panteón de la junta auxiliar de San Baltazar Campeche seencontraba Mónica Martínez limpiando la tumba de sus dos hermanosmuertos, Pedro y Silvestre, los dos fallecidos poco tiempo despuésde nacer.
Identificar su sepulcro fue difícil, más cuando los espaciosson reducidos, ahí hay tumbas pegadas unas con otras y casi noexisten pasillos, se debe caminar sobre las criptas. Los lugaresasignados a estos menores están divididos por un gran árbol yparece que las cruces de hierro, abatidas por el tiempo, estánpagadas al tallo.
Pero no es la única tumba que esta mujer limpió, porquetambién se encuentran los restos de abuelos, tíos o sobrinos.Aún vive Petra Bravo Cortez, de 93 años de edad y la que une atoda la familia integrada por alrededor de 90 personas, señalóFélix Martínez, de 70 años de edad, hija de Bravo.
La lideresa de la familia ya tiene tataranietos. Ayer se reuniócon una parte de su familia a adornar las tumbas de sus muertos.Llevaron las flores tradicionales que se usan para estos días,pero también rosas multicolores que dieron color a los sepulcrosgrises y polvorientos.
Hoy esperarán, como dicta la tradición católica, el regresodel alma de sus fallecidos. Sin embargo, se reunirá la mayor partede la familia, entre ellos, los Martínez Bravo, los MartínezMayoral, los Jiménez Martínez, así como los GámezMartínez.
Mientras tanto, ayer, y con cuidado los integrantes de lafamilia, limpiaron los sepulcros y llenaron con agua los depósitosen donde se colocarán las flores multicolores que llamarán a laTierra, según las creencias de las personas, el alma de losdifuntos.