/ sábado 26 de octubre de 2024

Papel picado en Huixcolotla sufre embate del mercado asiático

Los artesanos del papel picado luchan por preservar su legado cultural, adaptándose a nuevas tendencias y defendiendo la autenticidad de su arte

En el corazón del pintoresco municipio de Huixcolotla, el sonido de los cinceles cortando papel resuena en los talleres, donde la tradición del papel picado sigue presente. Este arte, profundamente arraigado con la identidad cultural de la región, se ha transmitido de generación en generación, conservando técnicas ancestrales que han dado vida a innumerables celebraciones.

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Sin embargo, entre la vibrante herencia artesanal, se cierne una preocupación creciente: el temor ante la llegada de productos asiático que emulan sus artesanías.

Aunque los artesanos aún no ven en la venta de este papel (a través de plataformas como Temu, AliExpress o Shein) una competencia directa, el temor se vuelve cada vez más palpable. A medida que avanza el tiempo, se inquietan por la posible disminución de su comercialización.

Angélica Reynoso, su taller atiende las necesidades de los usuarios. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

Este miedo, no solo se traduce en una posible pérdida de ventas, sino en la posibilidad de que las nuevas generaciones crezcan sin el conocimiento y la apreciación de las técnicas tradicionales que han definido a Huixcolotla. Para ellos, el papel picado es más que un producto; es una conexión con su historia y un símbolo de su comunidad.

Frente a esta situación,artesanos han comenzado a adaptarse y reinventarse. Han puesto en marcha estrategias para aprovechar el auge de las redes sociales y el comercio electrónico, vendiendo a través de plataformas digitales y colaborando con empresas de comercio electrónico.

Ya no se limitan a sus negocios físicos que tanto aman y que tanto les costó edificar y su mensaje a la ciudadanía es claro: optar por lo fácil y barato desdibuja el valor del trabajo artesanal, y elegir lo auténtico es una forma de preservar la cultura.

Manuel Cruz, productor de papel picado en Huixcolotla. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla


Reflejo de la identidad de Hiuixcolotla

Alejandro Reynoso Campos y su esposa, Salomé Reynoso Macías, son los orgullosos dueños de "Los Cartelitos". Hace diez años, iniciaron su camino en el negocio del papel picado después de haber trabajado en la elaboración de este arte para otros.

Con el tiempo, decidieron independizarse, un paso que no fue sencillo. A lo largo de los años, han logrado construir su hogar, adquirir vehículos y ofrecer educación universitaria a sus cuatro hijos, quienes hoy, son parte fundamental de su empresa y contribuyen con nuevas ideas y diseños.

Para Alejandro y Salomé, comprar papel picado de artesanos locales es crucial tanto cultural como económicamente. Este arte no solo refleja la identidad y creatividad de Huixcolotla, sino que, al adquirirlo directamente con los creadores, se preservan técnicas ancestrales y se asegura la transmisión de saberes de generación en generación.

En Huixcolotla se venden diversos adorno de Todos Santos. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

Explicaron que cada pieza cuenta una historia, impregnada de la cultura local, algo que las producciones asiáticas no pueden replicar. La autenticidad de su trabajo radica en el amor y la dedicación que invierten en cada diseño.

Se abrieron camino en Walmart y Waldos

Las hermanas Angélica y Guadalupe Reynoso, hijas de Alejandro y Salomé, participan activamente en la innovación del negocio familiar. Juntas exploran tendencias en redes y crean papel picado acorde a las preferencias del público.

Han recibido pedidos personalizados para diversas celebraciones, incluyendo tradiciones estadounidenses como el Día de Acción de Gracias. Lo que más ha resonado en los últimos años son los diseños de animales, especialmente los que llevan mensajes emotivos como “un amigo no se va, simplemente se convierte en una estrella”, resonando con la creciente cultura de mascotas en la sociedad.

El papel picado ha sido un pilar en sus vidas; empezaron a trabajar desde pequeñas, pues en su comunidad es una tradición arraigada. Aunque sacrificaron vacaciones por el trabajo, ahora valoran el crecimiento de su tienda y el reconocimiento que han alcanzado.

A pesar de la amenaza que representan las aplicaciones asiáticas, están decididos a innovar. Han adquirido nueva maquinaria que agiliza el trabajo, están fortaleciendo su presencia en redes sociales y comenzaron a vender a grandes cadenas como Waldos y Walmart, lo que les ha permitido ampliar su alcance y clientela.

Familia Reynoso se sostiene ante embate de la invasión del producto asiático. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla


Una de las decisiones más importantes que han tomado es mantener sus precios accesibles, con el fin de competir directamente con los productos asiáticos. Alejandro y Salomé enfatizan que, aunque existen opciones orientales, la calidad y el detalle de su trabajo son incomparables.

Nosotros buscamos que cada pieza se vea bien, sin perder el toque artesanal

aseguran con orgullo. La diferencia está en el proceso; mientras que las producciones masivas carecen de la personalización y el esmero que caracteriza al papel picado de Huixcolotla, cada uno de sus productos está diseñado para contar una historia única.

Inclusive, el precio es más económico en comparación con otros productos asiáticos, ya que 100 piezas con hilo del cuadro más grande cuestan 150 pesos y en Shein están a 160 pesos sin contar envío y en Temu están a 103 pesos, pero en la descripción los usuarios se quejan de la mala calidad.

El Solecito se abre a Mercado Libre y diseña rostros

Por su parte, Manuel Cruz y su madre, Maribel Reynoso, de "El Solecito", comparten esta misma pasión por el papel picado. Para ellos, esta labor es un legado familiar, lleno de cariño y compromiso. Maribel, quien comenzó a hacer papel picado desde niña, ha visto crecer su negocio a través de los años, desarrollando nuevas técnicas y diseños.

Manos poblanas hacen magia con papel picado. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

A pesar de los desafíos que la pandemia trajo, la familia se mantuvo unida y, gracias a su creatividad, comenzaron a diseñar rostros de personas en el papel, una novedad que ha atraído la atención de muchos clientes.

La estrategia de "El Solecito" se centra en el uso de redes sociales y comercio electrónico, uniendo esfuerzos para mostrar su trabajo de manera visual y contar la historia detrás de cada pieza. La encargada de las redes sociales es la esposa de Manuel, Alexandra Reynoso.

Este enfoque no solo genera un vínculo emocional con los compradores, sino que también crea una comunidad alrededor del arte del papel picado. Actualmente, venden a través de Mercado Libre, lo que les ha permitido alcanzar consumidores en diferentes partes del país y el mundo.

Manuel y Maribel destacan que esta estrategia ha sido crucial para su crecimiento.

Nos ha permitido vender directamente a consumidores interesados en productos únicos y hechos a mano, evitando intermediarios y aumentando ingresos. El comercio electrónico también nos brinda la oportunidad de llegar a audiencias internacionales, ampliando así nuestro negocio enfatizan con entusiasmo.

Los talleres de Huixcolotla busca nuevos mercados. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla


Papel picado es una manifestación cultural

Para concluir, tanto Alejandro como Manuel coinciden en que la producción masiva asiática no solo carece de la esencia artesanal que define su oficio, sino que también se realiza sin el amor y la dedicación que ellos invierten en cada pieza.

El papel picado es una manifestación de su cultura, su historia y su pasión. Al elegir apoyar a los artesanos locales, se opta por un trabajo que lleva consigo el corazón y la tradición, en lugar de una mera producción en serie que carece de conexión emocional.

En cada corte, en cada diseño, hay un pedazo de la vida de Huixcolotla, una comunidad que, a pesar de las adversidades, se aferra a su legado con el orgullo de saber que su arte, su papel picado, es un tesoro que merece ser celebrado y preservado.

Adornos navideños que ya se hace en talleres de Puebla. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

En el corazón del pintoresco municipio de Huixcolotla, el sonido de los cinceles cortando papel resuena en los talleres, donde la tradición del papel picado sigue presente. Este arte, profundamente arraigado con la identidad cultural de la región, se ha transmitido de generación en generación, conservando técnicas ancestrales que han dado vida a innumerables celebraciones.

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Sin embargo, entre la vibrante herencia artesanal, se cierne una preocupación creciente: el temor ante la llegada de productos asiático que emulan sus artesanías.

Aunque los artesanos aún no ven en la venta de este papel (a través de plataformas como Temu, AliExpress o Shein) una competencia directa, el temor se vuelve cada vez más palpable. A medida que avanza el tiempo, se inquietan por la posible disminución de su comercialización.

Angélica Reynoso, su taller atiende las necesidades de los usuarios. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

Este miedo, no solo se traduce en una posible pérdida de ventas, sino en la posibilidad de que las nuevas generaciones crezcan sin el conocimiento y la apreciación de las técnicas tradicionales que han definido a Huixcolotla. Para ellos, el papel picado es más que un producto; es una conexión con su historia y un símbolo de su comunidad.

Frente a esta situación,artesanos han comenzado a adaptarse y reinventarse. Han puesto en marcha estrategias para aprovechar el auge de las redes sociales y el comercio electrónico, vendiendo a través de plataformas digitales y colaborando con empresas de comercio electrónico.

Ya no se limitan a sus negocios físicos que tanto aman y que tanto les costó edificar y su mensaje a la ciudadanía es claro: optar por lo fácil y barato desdibuja el valor del trabajo artesanal, y elegir lo auténtico es una forma de preservar la cultura.

Manuel Cruz, productor de papel picado en Huixcolotla. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla


Reflejo de la identidad de Hiuixcolotla

Alejandro Reynoso Campos y su esposa, Salomé Reynoso Macías, son los orgullosos dueños de "Los Cartelitos". Hace diez años, iniciaron su camino en el negocio del papel picado después de haber trabajado en la elaboración de este arte para otros.

Con el tiempo, decidieron independizarse, un paso que no fue sencillo. A lo largo de los años, han logrado construir su hogar, adquirir vehículos y ofrecer educación universitaria a sus cuatro hijos, quienes hoy, son parte fundamental de su empresa y contribuyen con nuevas ideas y diseños.

Para Alejandro y Salomé, comprar papel picado de artesanos locales es crucial tanto cultural como económicamente. Este arte no solo refleja la identidad y creatividad de Huixcolotla, sino que, al adquirirlo directamente con los creadores, se preservan técnicas ancestrales y se asegura la transmisión de saberes de generación en generación.

En Huixcolotla se venden diversos adorno de Todos Santos. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

Explicaron que cada pieza cuenta una historia, impregnada de la cultura local, algo que las producciones asiáticas no pueden replicar. La autenticidad de su trabajo radica en el amor y la dedicación que invierten en cada diseño.

Se abrieron camino en Walmart y Waldos

Las hermanas Angélica y Guadalupe Reynoso, hijas de Alejandro y Salomé, participan activamente en la innovación del negocio familiar. Juntas exploran tendencias en redes y crean papel picado acorde a las preferencias del público.

Han recibido pedidos personalizados para diversas celebraciones, incluyendo tradiciones estadounidenses como el Día de Acción de Gracias. Lo que más ha resonado en los últimos años son los diseños de animales, especialmente los que llevan mensajes emotivos como “un amigo no se va, simplemente se convierte en una estrella”, resonando con la creciente cultura de mascotas en la sociedad.

El papel picado ha sido un pilar en sus vidas; empezaron a trabajar desde pequeñas, pues en su comunidad es una tradición arraigada. Aunque sacrificaron vacaciones por el trabajo, ahora valoran el crecimiento de su tienda y el reconocimiento que han alcanzado.

A pesar de la amenaza que representan las aplicaciones asiáticas, están decididos a innovar. Han adquirido nueva maquinaria que agiliza el trabajo, están fortaleciendo su presencia en redes sociales y comenzaron a vender a grandes cadenas como Waldos y Walmart, lo que les ha permitido ampliar su alcance y clientela.

Familia Reynoso se sostiene ante embate de la invasión del producto asiático. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla


Una de las decisiones más importantes que han tomado es mantener sus precios accesibles, con el fin de competir directamente con los productos asiáticos. Alejandro y Salomé enfatizan que, aunque existen opciones orientales, la calidad y el detalle de su trabajo son incomparables.

Nosotros buscamos que cada pieza se vea bien, sin perder el toque artesanal

aseguran con orgullo. La diferencia está en el proceso; mientras que las producciones masivas carecen de la personalización y el esmero que caracteriza al papel picado de Huixcolotla, cada uno de sus productos está diseñado para contar una historia única.

Inclusive, el precio es más económico en comparación con otros productos asiáticos, ya que 100 piezas con hilo del cuadro más grande cuestan 150 pesos y en Shein están a 160 pesos sin contar envío y en Temu están a 103 pesos, pero en la descripción los usuarios se quejan de la mala calidad.

El Solecito se abre a Mercado Libre y diseña rostros

Por su parte, Manuel Cruz y su madre, Maribel Reynoso, de "El Solecito", comparten esta misma pasión por el papel picado. Para ellos, esta labor es un legado familiar, lleno de cariño y compromiso. Maribel, quien comenzó a hacer papel picado desde niña, ha visto crecer su negocio a través de los años, desarrollando nuevas técnicas y diseños.

Manos poblanas hacen magia con papel picado. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

A pesar de los desafíos que la pandemia trajo, la familia se mantuvo unida y, gracias a su creatividad, comenzaron a diseñar rostros de personas en el papel, una novedad que ha atraído la atención de muchos clientes.

La estrategia de "El Solecito" se centra en el uso de redes sociales y comercio electrónico, uniendo esfuerzos para mostrar su trabajo de manera visual y contar la historia detrás de cada pieza. La encargada de las redes sociales es la esposa de Manuel, Alexandra Reynoso.

Este enfoque no solo genera un vínculo emocional con los compradores, sino que también crea una comunidad alrededor del arte del papel picado. Actualmente, venden a través de Mercado Libre, lo que les ha permitido alcanzar consumidores en diferentes partes del país y el mundo.

Manuel y Maribel destacan que esta estrategia ha sido crucial para su crecimiento.

Nos ha permitido vender directamente a consumidores interesados en productos únicos y hechos a mano, evitando intermediarios y aumentando ingresos. El comercio electrónico también nos brinda la oportunidad de llegar a audiencias internacionales, ampliando así nuestro negocio enfatizan con entusiasmo.

Los talleres de Huixcolotla busca nuevos mercados. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla


Papel picado es una manifestación cultural

Para concluir, tanto Alejandro como Manuel coinciden en que la producción masiva asiática no solo carece de la esencia artesanal que define su oficio, sino que también se realiza sin el amor y la dedicación que ellos invierten en cada pieza.

El papel picado es una manifestación de su cultura, su historia y su pasión. Al elegir apoyar a los artesanos locales, se opta por un trabajo que lleva consigo el corazón y la tradición, en lugar de una mera producción en serie que carece de conexión emocional.

En cada corte, en cada diseño, hay un pedazo de la vida de Huixcolotla, una comunidad que, a pesar de las adversidades, se aferra a su legado con el orgullo de saber que su arte, su papel picado, es un tesoro que merece ser celebrado y preservado.

Adornos navideños que ya se hace en talleres de Puebla. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

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