Pareja de adultos mayores pide al Niño Cieguito que cure a su hija del cáncer

Durante su fiesta cientos de poblanos se reúnen en su templo para venerarlo, pero también para pedirle un milagro

Alba Espejel I El Sol de Puebla

  · jueves 10 de agosto de 2023

Rezaron en voz baja, lloraron tomados de la mano y solicitaron al niño que les cumpla el milagro de tenerla en este mundo terrenal un poco más con ellos. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

Una pareja de adultos mayores tomados de la mano, rezando en voz baja y pidiéndole con todo su corazón al niño cieguito que su hija venza el cáncer, son parte de las postales que se pueden ver en la fiesta del santo niño. Como cada 10 de agosto, cientos de poblanos se reúnen en su templo para venerarlo, pero también para pedirle un milagro, lo que demuestra una vez más, que la fe mueve montañas, pero el amor, ni se diga.

Fue a las 8:30 horas de este 10 agosto cuando los creyentes católicos se reunieron en la iglesia dedicada a este santo, la cual está ubicada en la 9 Poniente y la calle 16 de septiembre en el centro histórico. En ese horario, le cantaron las mañanitas y le llevaron arreglos florales, así como juguetes, pues al ser un niño santo, parte de sus ofendas llevan artículos infantiles.

Luego de los cantos y la tradicional misa, las familias se empezaron a acercar para agradecerle al niño por los milagros que ha cumplido, pero también para ayudarlos a sanar de alguna enfermedad, que les vaya mejor económicamente, que consigan trabajo, que los niños no registren algún padecimiento que les cause dolor y que, si es una enfermedad incurable, el proceso sea rápido y sin tormento.

Durante el tiempo que El Sol de Puebla estuvo en el templo, se pudo observar a una pareja de adultos mayores, quienes compartieron su historia, pero no quisieron dar a conocer su rostro. Se trató de la familia Hernández, quienes tienen una hija con cáncer, recientemente se lo diagnosticaron y esperan que el niño cieguito les cumpla el milagro de curarla.

Rezaron en voz baja, lloraron tomados de la mano y solicitaron al niño que les cumpla el milagro de tenerla en este mundo terrenal un poco más con ellos, ya que no se imaginan el dolor de que un hijo se vaya antes de ellos y muchas personas les han dicho que este niñito ayuda a realizar acciones extraordinarias.

Esta no fue la única, historia, cada familia o persona que acude tiene una petición guardada en su corazón. Un sueño, una angustia o un problema que no los deja dormir en la noche, por lo que la fe es lo único que les da esperanza y lo que les da la energía necesaria para continuar en esta vida.

En caso de que cumpla el milagro, muchos de los creyentes regresan para el próximo año y regalan comida o artículos religiosos, pero cada uno le propone al niño cieguito la acción que realizará en caso de que le cumpla lo que tanto anhela.

Durante la mañana, el rector del sitio religioso, Ernesto Martínez fue el que estuvo recibiendo a las personas y si alguien se acercaba a preguntar por la historia del santo, se las contaba. De igual modo, hay que recordar que a un costado de la iglesia se encuentra el Convento de las Capuchinas, en donde las religiosas aprovecharon para vender algunos productos y recaudar fondos para su congregación.

Las calles no se cerraron como en años anteriores, pero se pudo ver la presencia de vendedores de chalupas, cemitas, gorditas, quesadillas, pan de fiesta, artículos religiosos. Lamentablemente, se vieron menos personas a diferencia del año pasado.

La historia del niño cieguito

Existen diferentes versiones que relatan el origen de esta figura eclesiástica, la más popular menciona que todo comenzó en el convento de Nuestra Señora de la Merced, en la ciudad de Valladolid, que hoy lleva el nombre de Morelia. Dentro de este recinto estaba la Virgen de la Merced, que llevaba en los brazos a un pequeño Niño Jesús con esmeraldas en los ojos.

La noche del 10 de agosto de 1744, los padres cerraron las puertas del templo tras la fiesta de San Lorenzo Mártir, sin darse cuenta, un hombre se escondió para robar, mientras estaba tomando todo lo que encontraba, notó los ojos verdes brillantes del Niño Dios, así que lo tomó y se lo llevó al cerro de Punjuato.

En ese lugar con una herramienta filosa le retiró las gemas de la cara, al hacer esto dice la leyenda que la imagen empezó a tirar lágrimas de sangre. Acto seguido, le quitó los brazos y las piernas, para después enterrarlo en un agujero. A los pocos días el responsable fue detenido y confesó todo lo que hizo.

La figura fue localizada por un varón indígena, quien la llevó de inmediato al recinto que pertenecía, en cuanto estuvo en manos de los padres, ellos prefirieron trasladarla al Convento de las Capuchinas en Puebla, en este sitio lo recibió Sor María Manuela Josefa, luego de una misa restauraron todos los daños, menos uno, pues decidieron dejarle las cuencas sangrantes.

Al final se tomó la decisión de conservarlo en este templo, aquí le dieron el nombre de Santo Niño Cieguito, y lo revistieron con los símbolos de la Pasión de Cristo; le colocaron una cabellera, corona de espinas, cendal y una cruz en la mano derecha, además, en la izquierda tiene una bandeja con dos ojos.

En la congregación también hay otra historia que supuestamente transcurrió en 1944, en este caso fueron dos asaltantes que entraron al mismo recinto ubicado en Morelia, notaron que la imagen del Niño Dios que sostenía la Virgen tenía ojos brillantes que simulaban un par de diamantes.

Los hampones quisieron robárselo, pero los descubrió un fraile, quien los enfrentó para impedirlo, sin embargo, en ese forcejeo el líder eclesiástico fue herido de muerte. Los ciudadanos escucharon la pelea, así que detuvieron a los responsables, para después llevarlos a la plaza principal y lincharlos.

Mientras este conflicto estaba en pie, la imagen despareció. Meses más tarde, la hermana del fraile que era una monja en el Convento de las Capuchinas, estaba llorando lamentando su pérdida, en ese momento notó que en su repisa estaba la figura, solo que sin ojos y le brotaban lágrimas de sangre, entonces lo tomó y se lo llevó a la iglesia.