Parte de Puebla último contingente de la Caravana Migrante

“Gracias, Puebla” y “Viva Puebla” fueron algunas de las palabras que los migrantes ofrecieron a todos los voluntarios

Pilar Pérez

  · lunes 5 de noviembre de 2018

Esta noche salió de Puebla el último contingente de migrantes, el cual fue albergado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, hacia la capital del país. Durante dos días con sus noches la caravana vio muestras de solidaridad y dejó a su paso un rastro con algunas prendas de abrigo y cobijas en los albergues, así como en ciertos tramos de la autopista México-Puebla.

“Gracias, Puebla” y “Viva Puebla” fueron algunas de las palabras que los migrantes ofrecieron a todos los voluntarios que les brindaron apoyo y hasta unas palabras de aliento durante su estancia en la ciudad, en tanto que las respuestas también fueron de gratitud, consuelo y buenos deseos para su travesía.

Desde la mañana de ayer, que reemprendió su camino el contingente más grande, fue posible apreciar colchonetas apiladas y montones de ropa en albergues, como el del Polideportivo Xonaca, donde pernoctó un grupo de migrantes, ya que algunos otros prefirieron trasladarse a los ubicados en las parroquias de Nuestra Señora de la Asunción y San Juan de los Lagos.

Antes de las 06:30 horas de ayer comenzaron a reunirse los contingentes de centroamericanos, la mayoría hondureños, a la Ciudad de México, para posteriormente partir hacia la frontera, donde decidirán quedarse en Tijuana o cruzar hacia Estados Unidos; regresar no es la opción, según la experiencia de Evelyn, quien viaja con un embarazo de siete meses y un hijo de unos cinco años de edad.

El responsable de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Puebla, Gustavo Rodríguez Zárate, dio a conocer que por lo menos el 25 por ciento de los migrantes que viaja en la caravana es de jóvenes que vienen con su esposa e hijos, mientras que el resto fue de hombres.

Mientras los migrantes avanzaban sobre la autopista, además de pedir “raite” imploraban por agua. La idea es viajar ligeros, por lo que muchos de ellos decidieron dejar la ropa que les donaron en los albergues o esparcirlos por el camino, por si alguien más lo necesitaba.

En el camino, familias y grupos de amigos se reunían en la autopista para brindar un poco de apoyo a los migrantes. Lo que más ofrecieron fue fruta, agua y algunas prendas de vestir, así como zapatos.

LOS REZAGADOS

Por la mañana de este lunes, solo un grupo de mujeres y niños se instaló en el albergue de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y esto se debió a que salieron de Veracruz en camiones separados por género; sin embargo, el de los hombres quedó rezagado, por lo que los esperaron hasta la tarde con la intención de continuar con el camino.

Joselyn es una joven que viaja con su pequeña hija de cuatro años de edad, Rikci, quien con sus grandes ojos verdes sonríe a quien se le acerca, sin darse cuenta de la travesía por la que está pasando. Recostadas en el parque frente a la parroquia, jugaban y platicaban mientras esperaban al otro contingente.

Otra mujer de mayor edad las acompañaba, pero al parecer viajan solas, pues no esperaban a nadie especial del contingente que venía rezagado. Joselyn trabajaba en un restaurante en Honduras, pero lo que ganaba no era suficiente para darle un buen futuro a su hija.

Antes de que el último contingente saliera, alrededor de las 19:30 horas algunas personas todavía se acercaron a los migrantes para brindarles unas prendas de abrigo: calcetines, gorros y guantes, principalmente, con el argumento de que por la noche estarían en carretera rumbo a la capital del país, donde la temperatura es más baja.

Tan solo unos minutos después de que los migrantes retomaran su camino, tres autobuses llegaron a la parroquia para transportarlos a otros albergues como un apoyo por parte de Estrella Roja; sin embargo, ya no fue necesario el servicio.